Paola Zuban: “El gran desafío de la dirigencia política es construir una alternativa de futuro”

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APU EN GELATINA

Paola Zuban: “El gran desafío de la dirigencia política es construir una alternativa de futuro”

08 Octubre 2024

APU Stream, el programa de la Agencia Paco Urondo que sale los sábados de 11:30 a 14 hs por el canal de Youtube y Twitch de Gelatina, dialogó con Paola Zuban, politóloga y directora de Zuban Córdoba & Asociados, quien analizó el estado actual de la política nacional.

Agencia Paco Urondo: Para empezar, ¿considera que en estos primeros meses están pagando más costos políticos los gobernadores que el Gobierno Nacional?

Paola Zuban: La pregunta sería qué gobernador le quiere hacer frente a Javier Milei, todavía no ha habido ninguno que se plante. Hoy Axel Kicillof es uno de los pocos, en base a un montón de indicadores que se tienen en cuenta, como nivel de posicionamiento y conocimiento, porque pueden ser muy fuertes en sus territorios pero después salir al escenario nacional es bien difícil. En Córdoba José Manuel de la Sota inició un proyecto nacional y no llegó, y era un gobernador que tenía un nivel de imagen positiva muy fuerte en la provincia. Algo similar está intentando Juan Schiaretti, que además ya lo intentó en el último turno presidencial y tampoco llegó. No es fácil, hay un montón de cuestiones a tener en cuenta.

Hoy los gobernadores están pagando un costo político más alto que el propio presidente por los ajustes que está llevando adelante. Hemos visto enfrentamientos permanentes con todos, sean amigos, opositores, dialoguistas o no. Por ejemplo, Ignacio Torres o los gobernadores patagónicos que cuando se planteó la Ley Bases salieron a defender la pesca y armaron un frente. Sergio Ziliotto de La Pampa también tiene posturas permanentemente muy fuertes en contra. Lo mismo Ricardo Quintela de La Rioja.

APU: Lo que al principio parecía un frente de oposición se fue desdibujando en el escenario nacional. 

PZ: Los gobernadores del centro, Maximiliano Pullaro de Santa Fe, Martín Llaryora de Córdoba y Rogelio Frigerio de Entre Ríos, armaron un bloque para defender algunos intereses provinciales porque todos están muy afectados, sobre todo por los déficits que tienen en sus cajas de jubilaciones, las deudas que se siguen manteniendo y ajustes tan fuertes que no les permiten levantar cabeza. Creo que hay un síndrome de la política, que después se traslada a la sociedad y viceversa, que es la fragmentación. 

Me da la sensación que los partidos provinciales y las gobernaciones son una especie franquicias. Cada uno cuida su territorio, caja y electorado, algunos con mejor performance y otros no tanto, pero cada uno cuida su quinta. Va a tener que llegar el momento en el que haya una unión de, por lo menos, las fuerzas que comparten cuestiones políticas e ideológicas, y demás, para conformar frentes que puedan de alguna manera llegar a una elección y posicionarse como oposición fuerte.

APU: Da la sensación de que nunca terminan de conformarse.

PZ: Se va a dar, creo que sí. Hay conversaciones e intentos de construcción hay, se van dando pasitos de a poco. Hay distintas lecturas de cuál es el apoyo de la sociedad para el presidente, algunas que no comparto con colegas y analistas, pero también están recalculando los gobernadores y los distintos espacios políticos viendo cómo evoluciona ese apoyo social. El otro día Leandro Santoro decía, en una discusión que tuvo con Guillermo Moreno, que no es el momento porque nos pueden tildar de golpistas. Todos los dirigentes están cuidando eso, lo que contribuye de alguna manera a sostener una gobernabilidad que, nos guste o no, por el momento pareciera ser la actitud democráticamente más sana para ver cómo se llega a 2025. 

APU: ¿Ustedes cómo tienen medida la imagen de, por ejemplo, Kicillof en ese enfrentamiento? 

PZ: Es una de las imágenes de la oposición que sigue estando en el radar de la política nacional. No hay muchos dirigentes que estén allí. Kicillof tiene muy buena imagen en provincia de Buenos Aires, más positiva que negativa, lo que no se replica necesariamente en todo el interior del país. Todos los dirigentes políticos hoy tienen más imagen negativa que positiva, algunos con un diferencial más grande que otros. Se modificó en el último mes, porque algunos dirigentes del oficialismo venían con un diferencial chiquito entre la positiva y la negativa y hoy se revirtió. Hay una consideración de la gestión de gobierno también más negativa. 

APU: ¿Al gobierno le entran las balas o es más expectativa opositora? 

PZ: Vienen siendo malos meses para el gobierno. Nosotros estamos registrando desde hace, por lo menos, seis meses una caída bastante gradual, no abrupta, de la imagen y además en la consideración de la gestión. Es una tendencia que se va profundizando y que en este último mes se profundizó todavía más. Es una especie de sedimentación, salvo grandes excepciones el derrumbe no es de un día para el otro. Se va gestando con una serie de situaciones. Entre los malos resultados de la economía cotidiana de la gente y las señales de ataque a ciertos baluartes que tenemos en Argentina, como la salud y la educación, van despertando de alguna manera esta insatisfacción. 

APU: ¿Cómo se explicaría esa caída gradual con hechos de gran magnitud? 

PZ: Por un lado, hay una diferencia, una relación un poco conflictiva, entre la expectativa y la realidad que nos puede parecer contradictoria pero, a veces, la primera intenta proyectar un mejor resultado aunque la situación actual sea mala. Además, la gente puso muchas expectativas en el gobierno. Sobre-generó expectativas entre su núcleo duro y una porción de la ciudadanía, que no coincidía con absolutamente todas las ideas de Milei pero que apostó porque lo anterior fue malo. 

Necesitan creer en que esta persona que viene de afuera de la política, que entiende de economía y tal va a resolver algunos de los problemas, pero van a ir poniendo el límite. La gente, aunque no creamos que puede diferenciar o identificar, confía en el sistema democrático, en un Congreso que le vaya a poner límites y por eso votó así. El presidente no tiene la mayoría y la gente lo individualiza como un factor limitante para aspiraciones excesivas de un Poder Ejecutivo. No sólo en este caso, lo hemos hecho y visto en presidencias anteriores.

APU: ¿No pierde apoyo sino que se señalan algunas cosas que no quieren que sucedan? 

PZ: Sí, se da esa convivencia tan natural. Lo venimos estudiando desde la consultora pero también la ciencia política hace bastante. No es nada nuevo ni inaugurado en la era Milei. La desafección política, que se viene profundizando mucho desde el 2008 a nivel mundial, ha provocado la falta de fidelidad de las ciudadanas y ciudadanos a los partidos políticos. Ya están adoleciendo de un diagnóstico, no de muerte porque nuestra Constitución dice que sólo a través de los mismos se puede acceder a cargos electivos, pero sí de una enfermedad casi crónica. 

La Libertad Avanza acaba de crear su partido político. Ganó sin uno propio, accedió con un sello partidario porque no hubiera podido haberse presentado a las elecciones. Esta desafección hace que la ciudadanía vaya perdiendo fidelidad a los partidos políticos y eso nos hace de pertenencias muy volátiles, sobre todo en algunos rangos etarios en los que no hay raíz o tradición partidaria muy fuerte. En general, no todas las juventudes se comportan políticamente de la misma manera, así como militan por la educación pública, mañana pueden hacerlo por la ballena franca en Puerto Madryn y pasado por “Salvemos las dos vidas” o en favor de la de la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE).

APU: ¿En qué sentido?

PZ: Hay compromiso político y social, no quiere decir que la juventud no lo tenga, sino que no tienen fidelidad partidaria. De esa manera, así como lo apoyan hoy a Milei, si los defrauda, mañana pueden apoyar a otro espacio político incluso en las antípodas ideológicas. 

APU: El año pasado, en móviles televisivos, varias personas planteaban que su primera opción era Cristina Fernández y, en caso de no presentarse, Milei. ¿Ese apoyo popular, históricamente del peronismo, puede estar teniendo una transferencia de retorno? 

PZ: No lo podría corroborar, al menos no todavía. Falta prácticamente un año para las próximas elecciones y hay que empezar recién ahora a ver cómo se va reacomodando el escenario política y, en función del mismo, la ciudadanía. Las transferencias de un sector a otro no son automáticas ni inmediatas, y no son hacia cualquiera. Hoy Cristina es la dirigenta de la oposición con el liderazgo más fuerte. 

El caso de ella y Alberto Fernández fue realmente excepcional, al otro día de que lo nombra como candidato a la presidencia y de ser una persona que no estaba medido se le transfirió, por lo menos, el 40% del caudal electoral que tenía. Esto habitualmente no sucede, pero es muy difícil que un dirigente transfiera. Por eso lo que pasó con Milei en el resto de las provincias. Aún con él picando en punta en las encuestas para la elección presidencial, sus experimentos provinciales no funcionaban. Eran procesos totalmente diferentes.

APU: Por último, ¿considera que el resto de la política está dejando que Milei se equivoque para que, naturalmente, todo vuelva hacia ellos? 

PZ: Piensan eso, pero no funciona. Hay una parte de la dirigencia política que piensa que pague el costo político, que haga el trabajo sucio y después volvemos, pero no funciona así. Creo, y soy una convencida, que la ciudadanía a veces no tiene la formación específica pero sí una sensibilidad especial para detectar estos procesos. No votan a cualquiera, ni al que no conocen ni al que los defraudó. En general, la ciudadanía no vota pasado sino futuro. El o la dirigente que pueda construir una idea de futuro es la que efectivamente va a tener un acompañamiento, ya sea porque vuelve a las ideas anteriores o porque va evolucionando. No hay voto retrospectivo, hay voto a futuro. El gran desafío de la dirigencia política es construir una alternativa de futuro.

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