Rocco Carbone: "Los poderes mafiosos se autoperciben impunes, por eso hacen lo que hacen"

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Rocco Carbone: "Los poderes mafiosos se autoperciben impunes, por eso hacen lo que hacen"

02 Enero 2023

Rocco Carbone es escritor y filósofo italiano, naturalizado argentino, especialista en el estudio de las mafias. Es autor del libro Mafia argentina. Radiografía política del poder. Agencia Paco Urondo conversó con él sobre la injerencia de este tema en los últimos sucesos políticos que acontecieron en nuestro país.

Agencia Paco Urondo: ¿Qué es la mafia? Su etimología, los rasgos constitutivos.

Rocco Carbone: En cuanto a la etimología de la palabra, hay muchas hipótesis. Una de las tantas es que fue un acrónimo, una palabra constituida por muchas iniciales. Otra, que efectivamente es un poder que se autonombró así y cuya palabra apareció por primera vez (por lo menos en Italia) a mediados del siglo XIX, antes de la unidad italiana bajo la forma de un reino unitario y se la usó para nombrar a un poder paralelo al del Estado por lo menos en 4 regiones al sur de este país.

Hoy en día lo sigue siendo, o es una estatalidad distinta. No se puede decir de manera definitoria “significa esto o aquello”, pero tenemos estas vertientes. Esas 4 regiones son Sicilia, Calabria, Campaña (la región de Nápoles) y Apulia. Esto son las regiones de las organizaciones más tradicionales, clásicas, ancestrales, que son: La Cosa Nostra en Sicilia, La Ndrangheta en Calabria (que es una palabra que viene de los dialectos calabreses, cuyo sinónimo podría ser poder), La Camorra, en la zona de Nápoles y Campaña, y en Apulia la Sacra Corona Unita. Hay una organización más reciente en el sur de Italia que se llama Basilischi, en Basilicata, que es una colonia de la mafia calabresa.

Ahora, esas cuatro organizaciones se expandieron al mundo, se globalizaron. La razón de eso es que las regiones del sur italiano colaboraron mucho a los movimientos migratorios hacia el norte de Europa y luego hacia las Américas u Oceanía. De hecho, hay familias mafiosas que provienen de sur de Italia, pero que hace más o menos 150 años en Australia, las hay con los mismos apellidos en los Estados Unidos y hay otras con los mismos apellidos y los mismos intereses económicos (las mafias son organizaciones criminales de tipo económico) que están en el cono sur, ubicadas en Argentina. Todas ellas, en mayor o menor medida, tienen el mismo set de negocios legales. Esta historia que traté muy brevemente se encabalga con la propia Historia Argentina, la Argentina moderna, por lo menos, post batalla de Caseros. Después de esa batalla llegan 3 oleadas inmigratorias. La primera entre 1880 y 1914 que fue masiva y que trajo muchos inmigrantes italianos del sur y, entre ellos, muchísimas organizaciones criminales. Esto retrata que son organizaciones que funcionan y se fortalecen sobre los vectores de la propia Globalización. Hoy día, la Ndrangheta calabresa es una organización mafiosa global y es el cártel de distribución de cocaína más importante en Europa. La pasta base es el comoditie más representativo del continente americano. Hay una ruta que pone en diálogo a Perú, Bolivia, Colombia, México y la pasta base llega a Europa a través de una tupida red portuaria constituida por los puertos de Colombia, Brasil y unos cuantos puertos de la Argentina.

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APU: Y hoy en día, cuando hablamos de mafia. ¿De qué hablamos?

R.C.: Cuando usamos esa palabra indica menos una cuestión étnica que un método. Yo soy calabrés. Si la cuestión mafiosa indicara elementos étnicos, el mero hecho de serlo indicaría que soy mafioso. Es un método operativo, una racionalidad que implica desplegar un poder criminal dentro de tales o cuales sociedades. Ese método consiste en la fuerza de la intimidación respecto de un vínculo asociativo. Cuando “Pepin” Rodríguez Simón (prófugo del macrismo que era un apretador serial) llevó a cabo el apriete a Gils Carbó no lo hacía en nombre propio, intimidaba en función de un vínculo asociativo.

De ahí derivan dos cosas: sojuzgar a un tercero o tercera y aplicarle la ley de la Omertá, que es la ley del silencio, de la sordera y de la ceguera.  Para entenderlo hay que recuperar la última frase de Cristina Fernández de Kirchner luego de haber recibido la condena de 6 años y la proscripción perpetua a cargos públicos por el TOF 3. “Me quieren presa o muerta”. Bueno: Sojuzgamiento (presa), subordinación o muerta (ley de silencio). No quieren, efectivamente, que hable más. Otras dos dimensiones que integran ese método son la corrupción y la colusión.  La primera, más o menos, sabemos de qué se trata. La colusión indica un acuerdo secreto entre 2 o más personas para afectar a terceros que están por afuera de los confines mafiosos. En Argentina, los afectados por estos acuerdos son Milagro Sala, Alejandra Gils Carbó, Amado Boudou y este último nombre nos insta a reconocer que la proscripción de la vicepresidenta arrastra una anterior, que fue la del propio Boudou. De no resistir a esa proscripción, cabe esperar que un futuro próximo afecte a otras subjetividades propias del campo popular.

Las subjetividades que la Mafia elige como antagonistas son subjetividades políticas y económicas, pero que piensan con una racionalidad popular. Una de las formas en que se despliega el método mafioso es la faida, palabra que indica una guerra a muerte. Muerte de manera simbólica o material. Esa acción no se aplica sobre el sujeto antagonista sino que atañe a todos sus vínculos afectivos. Por eso la vicepresidenta señala que el accionar judicial afectará en un tiempo corto a Florencia Kirchner. Las mafias son monstruos mitológicos. Porque son antiguas, investiduras oscuras que tienen instituciones organizadas alrededor de la violencia como herramienta y sobre la base de ella elabora una ideología con 2 cabezas: la que tiene una racionalidad legal y la otra ilegal. Ambas piensan cómo cruzar esas dos racionalidades para afectar intereses populares. Eso les da un doble poder, que es una categoría del pensamiento revolucionario. Cuando arranca un movimiento emancipador, con respecto al Estado legal aparece un Estado paralelo por un tiempo, hasta que el movimiento logre construir una nueva legitimidad. En cambio, los poderes mafiosos tratan de ocupar el Estado con su doble poder de manera permanente.

“La colusión indica un acuerdo secreto entre 2 o más personas para afectar a terceros que están por afuera de los confines mafiosos. En Argentina, los afectados por estos acuerdos son Milagro Sala, Alejandra Gils Carbó, Amado Boudou".

APU: ¿Cuál es el rol de los medios de comunicación que instala algo en la sociedad que no permite ver de qué se trata, realmente?

R.C.: Hay una respuesta teórica y otra práctica material. En Argentina hay una mediaticidad monopólica. Al decirlo, sabemos a qué medios nos referimos. Estos lleva a cabo, permanentemente, operaciones cognitivas conceptuales para vaciar la palabra mafia de historicidad.

Por ejemplo, hablar de mafias en su sentido militar y no en su sentido empresarial. En el narcotráfico, el dinero que se obtiene de las operaciones ilegales es lavado, es decir, es vuelto legal. Esa parte no se toca. Otro accionar es repetir la palabra mafia permanentemente, vaciada de sentido, y lanzarla como si fuera una flecha envenenada en contra de sujetos que integran el campo nacional y popular, sean subjetividades políticas, sindicales, sociales o vinculadas a los movimientos sociales.

Toda mafia la podemos imaginar como una organización compleja que tiene 3 planos. El primero, básicamente, es la organización de la estructura represiva. Para que haya mafia debe haber violencia, simbólica y material al mismo tiempo y depende de la concurrencia del actor judicial y de un segmento de la vida política. El segundo plano, la organización de la teoría de la información y de la comunicación. Copar medios para que elaboren políticas mediáticas en función de sus intereses sociales, políticos o económicos. Aquí encontramos medios, actores y los servicios de inteligencia. La tercera es estrictamente económica que concierne en la instauración de la economía criminal, que es legal e ilegal al mismo tiempo. Esos 3 planos, se intersectan.

En Argentina vemos que la forma de la violencia no tiene una base de una racionalidad material (aunque eso no se excluye) sino que se elabora sobre la base de las operaciones de un poder sofisticado como es el poder judicial. En el viaje a Lago Escondido ¿qué identificamos? 4 jueces, sujetos legales que razonaban ilegalmente. Truchando facturas, hablando de apretar a funcionarios de la PSA, manipular a periodistas o encubrir reuniones oscuras. En la última alocución pública que le escuchamos a la vicepresidenta, luego de recibir una condena que no probó absolutamente nada, ella habló de mafia, de un poder paralelo enquistado en el Estado legal y esto implica una problematicidad grande porque hay que hacer algo con respecto a estos poderes. Y se pueden hacer muchas acciones para fragilizar o controlar estos poderes que afectan a las subjetividades políticas culturales, económicas, pero también a los derechos y a la libertad de las personas. En el poder legislativo, no sin esfuerzo, se podría constituir una comisión bicameral antimafia permanente, integrada por mayoría y minorías, que se ocupe de sistematizar el reconocimiento del proceder mafioso, a sus actores, a las organizaciones, historizarla, sistematizarla y llevar a cabo una práctica pedagógica de construcción de sentido común.

Si un votante conservador que prefiere elegir una opción neoliberal descubre que no es una opción neoliberal sino mafiosa, puede modificar su propia opinión. Otra manera de frenarlas es lograr una conciencia popular.

Y luego está el propio Código Penal, donde se puede tipificar la acción mafiosa, perseguirla. El Código Penal argentino no tiene nada de eso. Tiene una tipificación que es la asociación ilícita, pero que no es lo mismo.

APU: Si ya hubo comisiones y uno ve no detenerse su accionar, nace la pregunta de qué se hace…

R.C.: Los poderes mafiosos son poderes muy poderosos. Están afincadas en distintos territorios y, al mismo tiempo, superan el poder del Estado. Como son transnacionales, globales, intercontinentales, operan sobre una geografía mayor a la de un Estado y pueden condicionar el accionar del mismo. Se autoperciben impunes, por eso hacen lo que hacen. Porque tienen una percepción muy particular y fina sobre su poder y creen que pueden llevar las acciones que quieren porque no les va a pasar absolutamente nada. Si aceptamos todo lo que acabamos de decir, la pregunta que surge es ¿qué es el poder? Es la probabilidad, el poder hacer algo que otras y otras ni tienen ni pueden. Como un sector del poder judicial sabe que tiene un poder muy grande, se permite el privilegio de desplegar acciones que no van a recibir ninguna sanción institucional. Porque puede. En Argentina tenemos que ser capaces de elaborar una conciencia colectiva sobre este fenómeno. Porque, por alguna razón que a mí se me escapa, resulta que ni en el ámbito de la cientificidad nacional ni el de la educación superior contamos con investigaciones sistemáticas sobre estos poderes. Cuando hablamos de mafia, hablamos de fenómenos parciales. Y como hay medios, como decíamos antes, que con una precisión cirujana, todos los días se encargan de construir un sentido común contrario a la historicidad y al presente de la operatividad mafiosa, cuando decimos esa palabra entendemos otra cosa.