Energía argentina para industrializar la Patria, según Sergio Massa
Tal como nos señala Crovetto-Zeolla en “La Crítica a la Teoría Clásica de las Ventajas Comparativas y Los Orígenes del Pensamiento Propio. Un Análisis de las Raíces del estructuralismo Latinoamericano” (2017), los principios fundantes de la ciencia económica en América Latina fueron europeos. La rémora colonial se mantuvo aun después de los procesos de Independencia, teniendo como eje directriz la división internacional del trabajo y el libre comercio. Contra este “mandato” tanto Moreno como Manuel Belgrano sostuvieron reparos.
La Independencia de América Latina surgió a la par de la conformación de un mercado mundial, hegemonizado por Gran Bretaña (el llamado Sistema Mundo de Wallerstein). Es la teoría de las ventajas comparativas originarias de Adam Smith y luego por David Ricardo, las que explicaban “los beneficios” para todos del comercio mundial. Centrándonos en David Ricardo podemos decir que cada país debe especializarse en el producto (bien) en el cual exista una diferencia máxima de productividades entre el mercado mundial y la economía local.
Producir el bien cuyo costo de producción sea más barato comparado con el costo internacional. En el caso Argentino, por la abundancia de tierra, suelo y clima, la producción agropecuaria.
Desde esta herencia cultural en Argentina hacia finales del siglo XIX se va construyendo el modelo agro-exportador. Primero con el comercio de lana, luego cereales y su consolidación más relevante con la industria frigorífica en la exportación de carne a Europa (fundamentalmente a Gran Bretaña).
Continuando con los cuestionamientos de Moreno y Belgrano hacia finales del siglo XIX Vicente Fidel, López Miguel Cané y Carlos Pellegrini en el marco de la discusión del nuevo Código Aduanero (1888) plantearon la necesidad de protección industrial, a la incipiente industria local. Sin dudas confrontando con la teoría de las ventajas comparativas, y el libre comercio. Luego ya en el siglo XX es Alejandro Bunge, quien señala el agotamiento del modelo agroexportador, señalando que la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y la Crisis del 30, eran señales inexcusables de la necesidad de un desarrollo industrial autónomo, incorporando tal como nos recuerdan Crovetto-Zeolla la división entre países astros y países satelitales, antecedente bungiano de la definición de Prebisch de Centro y Periferia.
El peronismo con la industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI) profundizó el ideario de Bunge y desarrolló una vigorosa política industrial. El modelo (ISI) con sus altos y bajos se mantuvo hasta el 76. Luego se instaló en la Argentina un modelo destructivo de la industria nacional, interrumpido durante el kirchnerismo, asumiendo ciertamente innumerables dificultades.
Hoy nos encontramos en el paso previo al ballotage en una contradicción muy clara. Milei pretende volver al siglo XIX y su modelo agroexportador, sumándole energía como commodities y para ello privatizar YPF, ¿y Sergio Massa que nos plantea? Un Gobierno de Unidad Nacional con eje en la producción y el trabajo. Para lograrlo, Argentina debe desandar el camino del proceso de desindustrialización iniciado en el 76. Debe volver a desarrollar una Argentina que, como hasta el 76, tenga capacidad de exportación, que sea competitiva a nivel mundial. Para ello es relevante que la energía producida a nivel local y con gran parte de sus costos de extracción y transporte en pesos, se transforme en un vector de competitividad. Es decir, desenganchar el precio local del llamado precio de importación (precio internacional).
Un precio local para abastecer a industrias y hogares y un precio distinto para exportar. En este marco resultan altamente esperanzadores los dichos de Massa, tanto en la entrevista con María Laura Santillán y Luis Majul en LN+, los días 30/10/23 y 5/11/23 respectivamente.
Allí, explicó que primero la energía es para abastecer a los argentinos (tanto hogares como industrias) sin que implique negarse a la exportación, sin embargo, Argentina como país productor de energía debe aprovechar sus costos locales diferenciado del proceso internacional. Sostener esta política autónoma y soberana no será sencilla, frente a los que quieren privatizar YPF y volver al siglo XIX, por ello el 19 a votar a UxP, estamos votando por la industrialización y la energía argentina como palanca central.