La vuelta del peronismo: ¿contención o transformación?
Es necesario tener en cuenta la existencia de grandes discrepancias acerca del significado histórico del retorno del peronismo en 1973. A grandes rasgos, puede plantearse que existen dos corrientes de interpretación, que son las siguientes:
a) El gobierno peronista como contención social
Una forma típica de explicar el retorno del peronismo al gobierno en 1973 es entenderlo como parte de una estrategia de contención de la burguesía argentina para frenar la radicalización post-Cordobazo. La proliferación de protestas a lo largo y ancho del país y la agudización de la lucha de clases cobraron impulso a partir de 1969 y pusieron en alerta a la clase dominante. La acumulación de poder lograda por el campo popular generó una crisis en la dominación política y social de la burguesía y puso en riesgo al capitalismo argentino en su conjunto. Las visiones más radicalizadas de esta interpretación plantean que la lucha de clases devino en guerra civil.
Desde esta mirada, el Gran Acuerdo Nacional (GAN) fue una política común de toda la burguesía. Esta propuesta, elaborada por el presidente de facto Alejandro Agustín Lanusse en 1971, que derivó en un enfrentamiento con Perón, es entendida como una pulseada entre dos actores que comparten la misma preocupación por aplacar la radicalización popular e implementar políticas de control social que pudiesen salvaguardar al sistema. Si el gran dilema a resolver por los sectores dominantes era garantizar la continuidad del orden social capitalista, las diferencias del peronismo con otras expresiones políticas radicaban únicamente en cómo llevar a cabo la tarea. Por esta razón, se concluye que la salida electoral de 1973 fue un proyecto de la burguesía para neutralizar e institucionalizar el conflicto social. Existen discrepancias en cuanto a los alcances y éxitos de esta tentativa pero no respecto al carácter conservador que significó el ascenso del peronismo al gobierno en 1973.
Esta misma lógica permite caracterizar al programa socioeconómico del peronismo como una política de concertación poco favorable a los sectores populares. El plan, popularizado como Pacto Social, fue elaborado por quien sería el futuro ministro de Economía, José Ber Gelbard, que se mantuvo en el cargo durante las tres presidencias que abarcó el mandato de Bidegain. Si se acepta que el GAN fue un proyecto compartido por Lanusse y Perón para aislar y destruir los elementos revolucionarios que cuestionaban el orden social capitalista, y se suscribe la interpretación del Pacto Social como un programa de contención frente a los reclamos y aspiraciones de los sectores populares, puede afirmarse entonces que este tipo de interpretación atribuye al gobierno peronista rasgos contrarrevolucionarios.
Esta perspectiva ve un hilo conductor que unifica el periodo 1973-1976 con la posterior dictadura cívico-militar iniciada el 24 de marzo de 1976, cuando plantea que el gran problema de la etapa fue salvaguardar el orden social capitalista. Pese a las enormes diferencias que existieron entre el Pacto Social y la política neoliberal puesta en práctica por la dictadura, lo que se remarca son los elementos de contención social. Concebido de esa manera, el fracaso del Pacto Social se entiende no como la imposibilidad del gobierno de realizar un proyecto a favor de los sectores populares, sino como la incapacidad del peronismo para contener la conflictividad social del período. Es así que se desconocen los efectos propositivos que contenía el proyecto en beneficio del campo popular y el fuerte control que significó el programa para algunos sectores del Capital. Reconocer en el Pacto Social un programa popular y en la vuelta del peronismo al poder una avanzada de los sectores más bajos de la sociedad argentina, permite introducir la segunda corriente de interpretación sobre esta etapa.
b) El gobierno peronista como transformación social
Otra forma de analizar el periodo es comprender el retorno del peronismo al gobierno como un programa de transformación social en beneficio de los sectores populares. En este enfoque, los gobiernos del Frente Justicialista de Liberación (FreJuLi) venían a satisfacer, por lo menos hasta la muerte de Perón, las demandas postergadas desde la caída del General en 1955. Así concebido, el gobierno representaba una alianza entre los trabajadores, los sectores medios y las capas más débiles de la burguesía, unificados todos en un frente nacional policlasista de carácter popular. Bajo esta perspectiva, el GAN ya no es presentado como un acuerdo entre Perón y Lanusse, sino como un intento fracasado de los sectores dominantes por controlar el regreso del peronismo al poder, estableciendo límites a su institucionalización y a su política económica.
Esta interpretación destaca varios rasgos positivos del Pacto Social. En términos generales, lo caracteriza como un programa de reformas estructurales de sesgo popular, cuyos rasgos más salientes eran el nacionalismo económico, una política exterior independiente y la mejora de las condiciones de vida de los sectores populares. Son varias las medidas que se ponderan positivamente, como la nacionalización de los depósitos bancarios, la ley de promoción industrial, la ley de radicaciones de capitales extranjeros, una política exterior latinoamericanista y tercermundista, acuerdos comerciales con el bloque socialista, leyes para mejorar la productividad del agro y control de precios sobre artículos de primera necesidad. También son destacadas las renovadas facultades del Estado para intervenir en el mercado, como así también la nueva legislación del trabajo, seguridad social y salud. El objetivo del plan no es ya la contención social sino lograr una distribución del ingreso nacional a favor de los asalariados y una política de pleno empleo.
Dentro de estas dos interpretaciones posibles, la segunda será la adoptada en el presente trabajo. Así, si bien se reconoce que el proyecto peronista presentaba elementos de contención social, el énfasis analítico estará puesto en los aspectos de reforma estructural que el programa del FreJuLi tuvo en beneficio del campo popular. En este sentido, el interés reside en remarcar las políticas que apuntaban a la construcción de un capitalismo nacional con mercado interno en expansión, fuerte intervención del Estado, políticas de sesgo antiimperialista y redistribución del ingreso a favor de los trabajadores. Asimismo, se pretende puntualizar que sólo fue posible impulsar este plan gracias a la presión de las masas para reinstalar al peronismo en el gobierno y desbaratar, así, los objetivos que tenía la Revolución Argentina para perpetuarse en el poder o, al menos, de condicionar las políticas socioeconómicas.
Es necesario en este punto, volver al interrogante inicial. Si la intención planteada es inquirir la relación entre el programa económico-social de Bidegain y el implementado por los tres presidentes que gobernaron el país mientras duró su mandato, la hipótesis del libro reside en que el proyecto de Bidegain debe ser ubicado dentro de los lineamientos generales del Pacto Social propuesto por el FreJuLi en el plano nacional. En este sentido, la propuesta consiste en leer el significado y la orientación de la gestión de este gobernador bajo la luz del proyecto reformista de transformación social descripto por la segunda corriente de interpretación. El planteo aquí presentado es, entonces, observar este gobierno provincial desde las posibles coincidencias programáticas con el gobierno nacional, más allá de las desavenencias existentes.
*Fragmento del libro “Oscar Bidegain, la fugaz experiencia del Pacto Social en la provincia de Buenos Aires”, que será presentado esta tarde a las 16:40hs en el Museo Eva Perón (Calle Lafinur 2988), en el marco de la Feria del Libro Peronista .
RELAMPAGOS. Ensayos crónicos en un instante de peligro. Selección y producción de textos: Negra Mala Testa Fotografías: M.A.F.I.A. (Movimiento Argentino de Fotógrafxs Independientes Autoconvocadxs)