No fue sorpresa: se suspendieron las clases presenciales en Bahía Blanca
Por Diego Kenis
Recién entrada la noche del domingo 2 los principales medios de comunicación locales informaron el retroceso de Bahía Blanca a lo que hasta ahora se conocía como fase 2 dentro del esquema de prevención de contagios de coronavirus.
A redes sociales y grupos de WhatsApp la noticia llegó bajo entonaciones de sorpresa, porque el gobierno municipal, en manos de Juntos por el Cambio, no había emitido palabra oficial de orden local.
El intendente Héctor Gay (en la foto, oficial, rompiendo una burbuja escolar) recién lo hizo en la mañana de este lunes, en conferencia de prensa. Gay siempre habla desde una ciudad en la que el pico aún no llegó o ya pasó, y esta vez no fue la excepción. También negó, en línea con su nuevo jefe político, Horacio Rodríguez Larreta, que las clases presenciales alteren la situación epidemiológica. Y repitió la idea de que la comunicación de su suspensión fue a destiempo.
De buena fe, entre las últimas horas del domingo y las primeras del lunes muchas personas creyeron que, efectivamente, había sido una medida tomada y comunicada a las apuradas, al borde de la trasnoche.
No fue así. El decreto del gobierno nacional que ubicaba a Bahía Blanca en condición de retroceder se anunció en la mañana del viernes 30, se firmó el mismo día y fue publicado el sábado 1 en el Boletín Oficial.
Su artículo 3 fijó los criterios estadísticos para la clasificación de los distritos en cuatro categorías, la más grave de las cuales era la de alarma epidemiológica. La relación de casos confirmados según la población y el porcentaje de ocupación de camas en Unidades de Terapia Intensiva (UTI) pusieron a Bahía Blanca en ese grupo: el decreto fija un piso de 500 contagios acumulados en los últimos catorce días por cada cien mil habitantes y 80% de plazas UTI ocupadas y los números bahienses superan los mil y 90%, respectivamente. En el caso de las camas de terapia intensiva, aún cuando ya se ha agregado una decena a las originalmente previstas para pacientes con COVID-19, lo que las resta de otras áreas.
El artículo 21 del mismo decreto dispuso las restricciones para cada categoría y el 22 especificó que en los municipios como el bahiense, bajo alarma epidemiológica, quedarían suspendidas las clases presenciales.
En la provincia de Buenos Aires, el gobernador Axel Kicillof anticipó de inmediato que adheriría a las medidas anunciadas. Tampoco tenía otras opciones, porque este decreto sólo puede ser optativo en la cosmovisión paralela de la Ciudad Autónoma. Kicillof integra, además, el mismo Frente de gobierno que el presidente Alberto Fernández, lo que hacía impensable que se opusiera a lo dispuesto. Razones, todas, que quitaban carácter de novedad a la suspensión de clases que se anunció en Bahía Blanca como noticia dominical.
Por si hiciera falta, a las 12:51 del domingo 2 el gobierno bonaerense confirmó al Municipio de Bahía Blanca que desde este lunes 3 se deberían aplicar las restricciones contempladas. Hacia el atardecer, Kicillof firmó el decreto provincial, que sólo se demoró porque la normativa presidencial facultaba a gobernadores y gobernadoras a estudiar posibles medidas adicionales a las determinadas a nivel nacional. Es decir: más sí, pero nunca menos.
Sin embargo, la costumbre de tomar al oficialismo municipal como única fuente provocó que buena parte de los medios locales no informaran la suspensión hasta pasadas las 22 del domingo, y cuando lo hicieron fue en términos de novedad de última hora.
Mientras esa alocada agenda ocurría, el médico intensivista Jonás Bracco le confirmaba a la radio de la Universidad Nacional del Sur que en Bahía Blanca ya habían comenzado a aplicarse los criterios de selección de pacientes a atender con los escasos recursos disponibles, algo que podía preverse desde hace varios días. Ello no disuadió a un grupo de padres y madres que en la mañana de este lunes reclamaron la reanudación de las clases presenciales, repitiendo los dichos de Gay y Larreta: que no se producen allí los contagios. Es lo mismo que Juntos por el Cambio ha dicho de gimnasios, cervecerías y restaurantes, entre otros rubros. A esta altura, con tantas actividades que no contagian, es un misterio la causa por la que el coronavirus continúa propagándose.
En una situación sanitaria como la actual, en que la prevención depende de lo que haga o deje de hacer toda la población, el éxito será difícil si los gobiernos municipales y otros actores cercanos a las comunidades locales no colaboran con un Estado nacional y otro provincial que se encuentran al límite de su capacidad de respuesta y deben atender a vastos territorios, habitados por decenas de millones de personas.