"El Estado sigue enviando el mensaje de que prioriza el trabajo"
El Núcleo MTA es una fracción del histórico Movimiento de Trabajadores Argentino que bajo la conducción de Juan Manuel "Bocha" Palacios (UTA) encabezó la resistencia sindical a las políticas de ajuste del neoliberalismo imperante en la década de los noventa. Laderos de Hugo Moyano hasta su ruptura con el kirchnerismo, los dirigentes del Núcleo hoy integran la CGT que conduce Antonio Caló.
En esta entrevista, los referentes del SADOP y miembro del Núcleo MTA, Horacio Guilini, Daniel Di Bartolo y Horacio Torregrosa analizan el año 2014 y se animan a compartir su perspectiva para el 2015 que se viene.
Por Nahuel Placanica
Agencia Paco Urondo: ¿Qué balance hacen de este año?
Horacio Guilini: En lo económico hay temas de sintonía fina y temas de política económica. Durante el año nos dedicamos a construir un sujeto político que tenga visibilidad en el campo nacional y popular.
Empezamos el año con la "Cena de los 100", juntando a compañeros políticos, del empresariado nacional y del sindicalismo. Esto motivó a otros sectores del campo popular. Se realizó la reunión del Panamericano con gremios de la industria, la convocatoria a los Cabildos Abiertos y la cumbre de "Contra Idea", planteando que hay dos visiones contrapuestas acerca de la continuidad económica. Unos creen que debemos entregarnos a los Buitres y otros pensamos que la Argentina todavía tiene capacidad de respuesta.
Nuestro balance es positivo. Las paritarias no se desmadraron, la sintonía fina sobre el tema de ganancias descomprimió con las ultimas medidas, se frenaron las corridas de dólar. Los ruidos que tenemos tienen que ver con las debilidades económicas, entre ellas, la concentración económica y la extranjerización de los centros productivos.
Somos consientes que hay un año de gestión, pero es mucho lo que se puede hacer sobre el comercio exterior, el crédito, las PYMES, la evasión fiscal y la fuga del excedentes.
APU: En términos de conflictividad laboral, ¿Cómo evalúan el 2014?
Daniel Di Bartolo: En el sector especifico de los trabajadores de la educación tuvimos una alta conflictividad en el inicio de año con la negociación paritaria a nivel nacional y de las distintas jurisdicciones.
En el conjunto de las actividades la instauración y continuidad en la Argentina de la negociación colectiva de fijación de salarios y condiciones y medio ambiente de trabajo generó un ámbito natural de discusión para las organizaciones sindicales.
Aun asi eso provocó otras corridas de conflictividad. La crisis del movimiento obrero muestra otras formas de conflictividad. La misma dificultad del movimiento obrero de encauzar detrás de un programa político de toda la clase trabajadora la unidad del conjunto de las organizaciones hace que tensen desde su propia lógica.
En ese sentido han habido medidas puntuales que tuvieron éxito de acuerdo a las características especificas del sector. Los medios hegemónicos decidieron que los paros sean urbanos y que la mirada del conflicto este dada por la gran ciudad, por lo tanto si paran los colectivos y algunos trenes, ya tenes un paro.
La ultima experiencia de tres horas generó una diferenciación y un gran disconformismo en la sociedad. La medida estuvo detrás de la agenda de ganancias. Desde el Núcleo MTA planteamos una salida tributaria integral pero desde el punto de vista de la segmentación de la clase trabajadora se observa una disputa de pobres contra pobres.
APU: ¿Cómo se comportó el Estado sobre la evolución económica?
Horacio Guilini: El Estado sigue enviando el mensaje de que prioriza el trabajo, por ejemplo, duplicando los REPRO. La devaluación forzada por la corrida, se diluyó en el tiempo y no mejoró la economía, ya que sólo tuvimos recesión, no creación de empleo y suspensiones, sobretodo en el sector automotriz, donde las casas matrices de las multinacionales presionan sobre la producción y el mercado local.
El boom de patentamiento genera trabajo pero trae problemas en la balanza comercial. Son problemas estructurales que la Argentina trata de encarar por otro lado. El Estado lanzó el PROCREAUTO pero fue saboteado por las empresas, ya que no querían la re - activación sino hacer el ajuste acá.
Ha habido reflejos claros del Estado, similares a los de 2009. La crisis ésta es más profunda con el condimento del termino de mandato y la presión de los enemigos económicos para que esto se convierta en un fin de ciclo para una salida ortodoxa de la economía.
APU: En base a lo comentado al comienzo de la nota, ¿Cómo piensan la articulación con el sector empresario hacia futuro?
Hugo Torregrosa: El esquema de trabajo empresarial-sindical tiene varias aristas. Primero, el reconocimiento del sector PYME como un sector a tener en cuenta. Segundo, la identificación de la cantidad de trabajadores que tiene el sector. Tercero, la visualización del sector en las decisiones políticas.
Trabajamos en una agenda donde abundan temas en común a plantear a través de leyes u otros esquemas. Por ejemplo, este año el sector PYME y los trabajadores planteamos en audiencia publica nuestra posición sobre la ley de abastecimiento, a diferencia del lobby sostenido por la UIA y la SRA.
La historia marca que en la UIA, donde funcionan las multinacionales, las PYME son satélites de las decisiones que se toman cuando son las que más generan puestos de trabajo.
APU: ¿La informalidad en el sector PYME no representa un punto de tensión?
Hugo Torregrosa: No es casualidad que el sector PYME no sea reconocido por las grandes empresas. Al no tener una identificación en lo social no se puede dar una discusión sobre sus necesidades y problemas respecto a la regulación laboral.
APU: ¿Qué perspectiva tienen de cara al 2015?
Horacio Guilini: El ruido va a venir por la interna política. Eso va a enrarecer todas las instituciones y el sindicalismo no va a estar exento a estas tensiones. Esperamos que el año presente posibilidades de reformas a nivel legislativo. No hay que descartar la posibilidad parlamentaria de ir hacia una reforma tributaria. Hay que descubrir los nichos donde se acumula ganancia extraordinaria, por ejemplo, en los bancos.
Desde el punto de vista del movimiento obrero, en ese juego de "dires y diretes" sobre la unidad sindical, está claro que es una deuda. Pero también hay que decir que la unidad no pasa por conspirar a nuestro secretario general, Antonio Caló, ni ser la mesa sindical de algún candidato de cara al 2015, ni ser una oposición combativa para garantizar un oficialismo posterior.
La unidad del movimiento obrero tiene que hacerse en autonomía de la política de los oficialismos y las oposiciones. No están dadas las condiciones. Dentro de la CGT Caló lo hemos hablado muchas veces: Tenemos que renovar la agenda del movimiento obrero y generarle un mayor volumen y protagonismo.