El Riachuelo: el pulso ecológico de nuestra ciudad
Por Adrián Dubinsky
Antolín Magallanes es un hombre de la ciudad, un porteño, pero como tal, es un hombre que se niega a estar de espaldas al río, y además se niega a desconocer el valor de las cuencas hídricas porteñas y bonaerenses. Más allá de su acendrada defensa ambiental, también es un hombre práctico que se mancha con el barro de la política cuando hay que dar la cara para gestionar lo difícil, lo complicado. En ese sentido fue Vicepresidente Ejecutivo de ACUMAR (Autoridad de la Cuenca Matanza-Riachuelo) entre 2012 y 2015. En una charla con más meandros que el Riachuelo original, hablamos de las posibilidades ecológicas de la ciudad y un destino posible para toda la cuenca que, hasta ahora, vivió de espaldas a los porteños y bonaerenses. Primera parte.
Agencia Paco Urondo: ¿Cuándo se crea Acumar?
Antolín Magallanes: En 2006 se crea un ente tripartito con competencia de la CABA, la Provincia de Bs. As. y la Nación mediante un decreto presidencial de Néstor Kirchner. La Nación porque es un río navegable, la CABA porque los porteños comparten su costa en tanto se llama Riachuelo hasta la general Paz con municipios provinciales, y luego de la Gral. Paz continúa con competencia de la Provincia de Bs. As. llamándose río Matanza.
En su momento, hubo una causa famosa, promovida por ciudadanos comunes, que se llamó causa Mendoza -por el apellido de quien impulsó la causa- y en la que la Corte Suprema condenó a estos tres Estados como responsables de la reparación de la cuenca Matanza-Riachuelo. La corte suprema ordenó lo siguiente: 1) la mejora de la calidad de vida de los habitantes de la cuenca; 2) la recomposición del ambiente en la Cuenca en todos sus componentes (agua, aire, y suelos) y 3) la prevención de daños con suficiente y razonable grado de predicción.
Con la creación de ACUMAR, un ente autárquico, se añade una concepto interesante, ya que habla de Autoridad de Cuenca; es decir, que no solo se toma en cuenta el cuidado de un río, sino de todo un sistema ecológico.
APU: Hace años en ninguna agenda política, tampoco en la que podríamos considera Nacional-Popular, existía el cuidado del ambiente y la ecología como parte de un programa, ¿por qué es importante ahora?
A.M.: Por lo pronto por que el río era el lugar de acceso vacacional de las clases trabajadoras. ¿Dónde veraneaba un laburante?, en el Rio de la Plata. Las playas plebeyas, las llamo. Yo no llego a interesarme solo por un motivo ecológico, sino por la pérdida de un patrimonio no tangible como lo es el hábito de tener actividades lúdicas en el área ribereña, que eran mis actividades familiares de los fines de semana. Más allá de cualquier tema ecológico está el hecho de haber perdido algo que a mí y a mi generación le gustaba.
APU: ¿Cómo y por qué el Riachuelo terminó así de contaminado?
A.M.: Antes la gente se bañaba en el Riachuelo, en algunos cuadros de Quinquela se observa gente pescando. El principal motivo por el cual se contaminó el Riachuelo fue por una decisión política de la ciudad. El sur de la ciudad, para sintetizar, pasó a ser un lugar pasible de ser ensuciado. Para simplificar, la ciudad se fue sacando de encima los espacios “sucios” y los llevó al sur de la ciudad. Comenzaron a ser lugares ocultos, escondidos, marginales. En las orillas de la ciudad comenzaron a instalarse los mataderos de animales. Un ejemplo claro de ese período es el cuento El Matadero, en el que un “galerita” del centro incursionaba en los arrabales con las funestas consecuencias que ello conllevaba. Todos esos vertidos de los mataderos, más los químicos con los que curtían los cueros, comenzó la primera contaminación del riachuelo. Eran zonas de inundaciones y colmada de arroyos y arroyuelos, y no eran de fácil acceso, era el afuera. Esa imagen de lugar sucio periférico también es un constructo. Al igual que el “desierto” de fines del siglo XIX, en la ciudad se construyó el arrabal y también el riachuelo como límite, como zanja natural.
APU: ¿Cuándo se empieza a perfilar como un espacio industrial?
A.M.: Se piensa como espacio industrial a partir del progresismo de fines del siglo XIX. Sarmiento decía que la Birmingham argentina iba a constituirse allí, en el Riachuelo. Comienza a pensarse la zona como un espacio industrial, un lugar con fábricas, con chimeneas humeantes: eso era el Progreso, tener fábricas, tener industrias.
La Boca, Barracas y Barracas al Sud, lo que luego será Avellaneda, comienzan a constituirse como lugares de acopio para el comercio. Eso ocurre por qué lo cierto es que el Río de la Plata es un río poco profundo y no es un puerto natural, con lo cual, con buena marea, la boca del Riachuelo es un buen lugar para recalar y encarar la política comercial de la época. Además, al haber una tradición de ser un lugar de faena y explotación ganadera, allí se instalan los primeros frigoríficos de capitales ingleses. Primero traen ganado lanar, luego, vacuno. Al principio se lo procesa mediante el enfriamiento y luego, años más tarde, con el congelamiento, cuyos vertidos químicos utilizados para dicho proceso van a para al río.
En ese lugar se concentró la industria cárnica, las primeras industrias, la llamada “Quema”, en donde se quemaba la basura de la ciudad. También se instala la estación Riachuelo de trenes, en la que se cargaba el carbón; el Hospicio de la Merced, hoy el Borda y el Moyano; los hospitales de enfermedades infecto-contagiosas, los loqueros, las cárceles, etc. Y para generar toda esa industria era necesario poblar la zona. Y allí es donde convergen la inmigración con el concepto de salud pública del higienismo, que se encargaría de que el contingente de inmigrantes necesario para conformar la fuerza de trabajo de esos espacios fuese un ejército de trabajo sano. No obstante, esos inmigrantes, también convivían en la zona sur asociado a lo turbio y oscuro. Todo lo oscuro de la ciudad confluía allí.
La convergencia de múltiples culturas dotó de características únicas a esa zona, y a pesar del aura caótica que sobrevolaba a ese sur pujante, había un cierto orden en el sistema. Pero luego, cuando se construyó Puerto Madero, ello tiene un fuerte impacto en el Riachuelo: su boca se hace más grande, se amplía, se construye la dársena sur hacia la izquierda, aprovechando la curva natural del río, y se le gana terreno al mismo. Luego se lo draga y se construyen los puentes con las características necesarias para permitir la navegabilidad. La zona pierde preponderancia, pero siguen siendo importante, sobre todo para los frigoríficos.
Luego ya se configura un orden industrial hacia al sur de Bs. As., Avellaneda y Lanús. En la década del 40 se rectifica el río desde Pte. Alsina a Gral. Paz, eliminando los meandros naturales, típicos de un río de llanura. Esa obra elimina el problema de las inundaciones al sur de la ciudad, ya que generan tres lagos: el lago de Soldati, el lago de Parque Roca, y el lago del Autódromo. Se ganaban tierras a lugares inundables y se utilizaban como reservorios de agua dulce.
En algún momento, incluso, se pensó en entubar al Riachuelo; en la época de Onganía se pensó hacer una ruta por encima. El lugar era visto como un factor de conflictividad social: la basura, la mala vida, la prostitución, los orilleros; la mirada positivista-higienista lo que quería entubar no era un río, era un cuerpo putrefacto. Hoy nadie hace eso en ningún lugar del mundo, los cuerpos de agua no se entuban, sino que se los conduce.
La búsqueda de la instalación de un polo industrial, luego de la Segunda Guerra y a partir de la llegada del peronismo, llevó a que funcionaran en el lugar fábricas como la Siam o Fabricaciones Militares. La primera con sus 24 horas continuas en funcionamiento, con más de diez mil laburantes que inevitablemente contaminaban el río con cromo, pero que generaba trabajo, produciendo una contradicción entre inclusión económica-social y contaminación; la segunda con otro tipo de contaminación, pero con las mismas contradicciones entre progreso y ecosistema.
En 1970 se prohíbe el funcionamiento del puerto de la Boca, solo queda como amarradero, pero sin funciones portuarias. Allí comienza la decadencia de la zona sur de la ciudad, de La Boca, Barracas, Parque Patricios, Pompeya… ¡En La Boca, en su auge, funcionaban 11 bancos! Luego, con la llegada de la dictadura, la crisis se profundizó. Cacciatore sacó un decreto que prohibía la industria dentro de la ciudad de Bs. As, con lo cual procuraba matar dos pájaros de un tiro: sacarse un problema de conflictividad social en la ciudad y adherir al plan económico de Martínez de Hoz al cual le daba lo mismo fabricar caramelos que acero. Eso hizo que la contaminación aumentase por falta de controles. Los barcos, por ejemplos, eran limpiados allí, llenando de petróleo, aceite y otros derivados la cuenca del río. La depresión de la zona, también, generó el establecimiento de asentamientos precarios, un ejército de desocupados y una desidia general que llega hasta que se dice basta y se conmina al Estado a arreglar el estropicio.