“Las mujeres son el único elemento dinámico que veo en la política argentina”
Por Manuel Barrientos y Walter Isaía
"El macrismo no es sólo el caudal registrado electoralmente sino que tiene una base social más amplia", dice Alejandro Horowicz. Y agrega: “Hay una mayoría amorfa en la sociedad argentina perfectamente colonizable, que está dispuesta a consumir menos, siempre y cuando ciertos segmentos de la misma mayoría amorfa consuman mucho menos”.
En diálogo con el programa radial Los Ludditas (domingos de 11 a 13 en FM La Tribu), el intelectual analizó qué pasa con la conflictividad social y cuál es el soporte de gobernabilidad de Cambiemos. El autor de “Los cuatro peronismos” y “Las dictaduras argentinas” critica el rol de la oposición, del sindicalismo y de los movimientos sociales, y afirma que el único elemento dinámico es el movimiento de mujeres.
La presidencia de Mauricio Macri está por cumplir un año y se observa cierta administración, al menos por el momento, de la conflictividad social. ¿Cuál es su mirada al respecto?
Hablar de conflictividad social supone llevar la situación a niveles que la Argentina no conoce desde hace muchísimas décadas. En 2001 no hubo exactamente conflictividad social, hubo un estallido, porque las condiciones de la sociedad se volvieron invivibles. La conflictividad social sería, en este caso, que un segmento muy dinámico y muy compacto de la sociedad argentina no esté dispuesto a permitir que el gobierno haga lo que se propone hacer, para lo cual debe plantear hacer otra cosa. Pero cuando uno mira la vereda de enfrente, ves que no es ni tan de enfrente ni tan vereda. Cuando mirás la situación del gobierno en el Congreso, donde está técnicamente en absoluta minoría, ves perfectamente la facilidad fenomenal con que ha desarrollado, en estos once meses, asuntos de alta conflictividad estratégica: la deuda externa, los jueces de la Suprema Corte. Estamos hablando de situaciones realmente importantes, porque no son cambios de circunstancia, sino son cambios de orientación general. Aquí ves claramente que el macrismo o Macri o los votantes de Macri, no son simplemente el caudal registrado electoralmente, sino que esos valores compartidos son mucho más amplios que la base social que votó directamente al gobierno de Cambiemos. Si uno mira la relación parlamentaria, y cree que la relación del gobierno con la sociedad es tal cual esta dibujada en el Congreso obtiene una fotografía, pero si uno mira el comportamiento real del Congreso obtiene una segunda fotografía. Y comprende la estructura de la política argentina, en la que los partidos, en rigor de verdad, no existen. Simplemente se trata de federaciones de intendentes que se nuclean en derredor de un candidato relativamente taquillero. Hoy queda más claro que nunca que un intendente puede ser cualquier cosa, de modo de quien haya ganado la intendencia habla de quien tiene el destino personal en esa lucha política, no de la orientación general.
¿Las elecciones del año que viene se vuelven importantes en el sentido de que ciertos espacios de los sectores populares puedan poner un límite a las políticas gubernamentales?
Francamente no lo creo. Veo más bien que, tal cual está constituida esta mayoría, sin alterarla de ningún modo y en ninguna dirección, se plantea sencillamente quien tiene la aptitud aritmética de arrimar el bochín. En consecuencia la lógica del PJ, que es evidente, es la lógica de la interna. El Chacho Jaroslavsky tenía un chiste sobre el radicalismo que ahora se puede hacer extensivo a toda la política argentina: decía que el radicalismo era un partido que si tenía que elegir algo optaba por la interna, y si la interna se conciliaba relativamente con la realidad nacional tenía una política nacional; sino, seguía la interna. Pues bien lo que vemos aquí es básicamente alineaciones que discuten el nombre de quien va a encabezar la interna, nada más.
Pese a las políticas regresivas del gobierno, ciertos sectores hegemónicos cuestionan a Macri por su “populismo”. ¿De esta forma, buscan construir al Presidente como una “paloma” en medio de “halcones”, como si, en algún punto, amortiguara el pedido de esa derecha más fuerte?
Hay una cosa que conviene entender, que es el problema de la autonomía de la política. Para un gerente, la política no tiene autonomía porque en la empresa la política no la marca el gerente, la marca el directorio, la marcan los propietarios. Cuando es un gerente de larga data y tiene muchos años en el comando, tiene influencia sobre lo que el directorio opina, pero en última instancia es el directorio el que decide y el gerente todo lo que puede hacer es ejecutar las políticas del directorio. Las políticas de ninguna empresa son democráticas, son absolutamente autoritarias y están regidas por la lógica del capital y si funcionan de otro modo quiebran. Entonces acá hay una cuestión bastante sencilla: la lógica gerencial no tiene nada que ver con la lógica política, porque no tiene distancia relativa alguna. Pero la política tiene sus propios términos, en los que la mediación es un elemento necesario y la negociación forma parte de esta situación. Uno no se imagina al personal de las empresas negociando con la gerencia la política comercial. Uno se imagina que toda la discusión de un sindicato con la empresa es el salario y las “condiciones de trabajo”, que indirectamente influyen sobre el comportamiento general de la empresa. Por ejemplo la política de inversiones, hace mucho tiempo que el sindicalismo argentino no lo discute, desde 1975. Entonces, los que hablan del populismo, en realidad, hablan de política y por lo tanto no están conformes con el descenso de la política desde el universo abstracto a la realidad de la calle. Por ejemplo, las tarifas, yo puedo entender que no estén de acuerdo, tiene que ver con que una política pensada en esos términos. Esos inconvenientes con que el macrismo se encontró, son los inconvenientes de los que no entienden la mediación de la política.
¿En ese caso se reinstala una disputa en lo cultural en la Argentina?
Esa disputa nunca dejó de estar, permanece más allá de cual sea el resultado relativo y circunstancial. Hay una cuestión de lo que nosotros entendemos producto de las estructuras de las tensiones. Por ejemplo, tenés la unidad de la CGT, y producto de esa naturaleza de la unidad de la CGT, tenés que ir a un paro general. Sin embargo, esa CGT puede estar unida sin paro, de lo contrario no puede estar unida
¿Dónde radica para usted la esperanza de un cambio?
El único elemento dinámico que veo en la política argentina, en la política global, son las mujeres. Lo digo con absoluta convicción. Quiero decir esto porque una explosión como la que vimos por el último femicidio en la que las mujeres se movieron y la sociedad se movió acompañándolas, muestra un movimiento raro, muestra un movimiento que no tiene una dirección o un conjunto de direcciones que son tan sencillamente amañables. Muestra un movimiento con voluntad de cambiar las estructuras de poder en la Argentina. Con lo que una mirada de esta naturaleza supone: un cambio en la relación entre varones y mujeres, es un cambio en la estructura de poder, no cabe la más mínima duda.
¿Por qué decís que lo ves a nivel global?
Sí, veo que esto es una punta, porque es un fenómeno que viene alimentado de otros pastos y de otras tradiciones, pero ha enraizado con mucha fuerza y tiene un formato propio. Esa intensidad y la dinámica que logró, se ha vuelto un ejemplo internacional.
¿Qué aspectos novedosos ve en esa dinámica?
La horizontalidad. No se trata simplemente de cuatro nombres propios que pueden decir cualquier cosa, sino de mujeres y hombres que tienen que auscultar lo que sucede en la sociedad y darle a ese reconocimiento de lo que pasa una dirección inteligente. Pueden hacer, si actúan en ese sentido, y no pueden hacer si no actúan en ese sentido. Pueden hacer si se enraízan de nuevo en la dinámica colectiva y si rompen con ella, bueno… no funcionan. Cosa que puede hacer perfectamente cualquier intendente.
¿Cómo observa el movimiento de organizaciones sociales en la Argentina?
El movimiento de organizaciones sociales fue cooptado y es cooptado rápidamente por el poder siempre. El movimiento tiene la alternativa relativa de “un ratito”, pero en el momento que en la Argentina el habitus político es que se hace política con plata del Estado, el Estado tiene la estructura para colonizar la política. El que maneja la caja, maneja los movimientos. Y este gobierno maneja la caja igual que lo hacía el kirchnerismo. Entonces uno puede decir: “Mirá, populistas son todos”. No, no es cierto, pero se entiende. En el sentido denigratorio del término, para mí populismo no quiere decir nada, es la fórmula más vacía y menos explicativa que conozco. Muy posiblemente demuestra que al que la utiliza, le molesta cualquier cosa que tenga olor popular. El populismo es un término fundamentalmente reactivo.
¿Todos los gobiernos manejan la caja en esos términos?
El gobierno que no maneja la caja, no dura.
¿La relación con los movimientos sociales está muy determinada por eso, más allá de sus reacciones?
Sin ninguna duda. Hay un conjunto de reivindicaciones materiales que el Estado está en condiciones de resolver por ser Estado, y el que necesita esos instrumentos necesita del Estado. Por lo tanto, va a ser colonizado por el Estado más allá de quien circunstancialmente detente las formas del poder.
¿Todas las frases que se escucharon de integrantes del gobierno, de Gabriela Michetti, del ministro de Economía, del ministro de Educación, que para ciertos sectores son horrendas, ¿la ve como provocaciones?
No, simplemente las veo como de gente que carece de filtro. Ellos dicen sencillamente lo que piensan, y piensan lo que dicen. No es que son sinceros, cuando vos ejercés el filtro, no es que sos un hipócrita, cuando vos ejercés el filtro registrás al que tenés enfrente.
¿Y ellos no registran? ¿O registran a otros?
Registran a otros. Y en relación con esos imaginarios, interactúan con otros, que existen también.
¿El soporte de gobernabilidad se lo está dando el peronismo?
Hay que entender que el grado de despolitización de la sociedad argentina es fenomenal. Existe una compacta mayoría cuyo desinterés por todo es absoluto y concreto y lo único que necesita y quiere es que no lo molesten. Lo que yo denominé hace largo tiempo “la mayoría amorfa” es una estructura perfectamente colonizable por el funcionamiento general de la sociedad que se expresa, en este momento, a través de los medios. No es que los medios construyen esto, los medios amplifican y reproducen esto. La apatía preexiste a los medios. El kirchnerismo navegó en una franja más bien dinámica e intentó otra cosa, pero lo intentó en los mismos términos y en los mismos valores que el resto de la sociedad. Por lo tanto, a la hora de la verdad, descubrimos una vieja cuestión: se puede votar de muchas maneras, pero menemistas son todos.
¿Las iniciativas económicas del gobierno de Cambiemos son viables para esa mayoría amorfa?
Son tan viables como lo permita el mercado mundial.
¿Y no molesten a esa mayoría amorfa?
A la mayoría amorfa la molestan, la molestan de mil maneras.
¿Pero no llegan al punto de que la molesten de tal manera que reaccione?
Primero vamos a ver cómo la molestan y después vamos a ver qué pasa. La primera cuestión que hay que entender es que la mayoría amorfa está dispuesta a consumir menos, siempre y cuando ciertos segmentos de la misma mayoría amorfa consuma mucho menos. Está dispuesta a tener menos capacidad de compra si los negritos no reciben lo que en otras situaciones les daban.
¿Esa mayoría amorfa está a favor de una estructura de desigualdad?
Las clases sociales no son solamente cuanto tengo yo, sino cuanto no tenés vos. Es decir, requiere que la distancia relativa quede clara. Este es el primer elemento. Mientras esto pueda funcionar, está todo bien, aunque no esté nada bien. Quiero decir con esto que el problema empieza cuando la recesión los empuja en una dirección de la que no tienen retorno, y esto cinco minutos antes o diez minutos después va a pasar.
¿Estás más enojado con la sociedad o con la clase política?
Creo básicamente que la responsabilidad de todo es de la clase política. Que el león se comporte como un león está en la naturaleza de las cosas, ahora que los que tienen que enfrentar al león no se ocupen de tal cosa es responsabilidad de ellos, no del león.
Los Garfunkel, por ejemplo
Esto está claro. ¿O creemos que Garfunkel es así en los últimos quince minutos? Garfunkel es eso.
Hay una indignación social por los leones, pero pocos defendieron a los trabajadores de Tiempo Argentino.
Estamos defendiendo al león. Hay una cosa clara y sumamente precisa, por lo tanto no tiene mucho sentido, no nos vamos a emocionar por descubrir que Garfunkel es Garfunkel. No es que hace falta un vasto andamiaje de la teoría crítica para descubrir semejante obviedad. El que no sabe es porque hace un esfuerzo fenomenal por no enterarse. La información está al alcance de los dedos de cualquiera que quiera tomase el trabajo de obtenerla. Hay un renunciamiento voluntario al saber.