Azul: otro caso de gatillo fácil
Un disparo que le entró por el tórax y salió por un costado demostraría que fue a quemarropa, posiblemente mientras estaba tirado en el piso y esposado luego de ser reducido. Otro disparo de 9 milímetro impactó en su cuerpo y otro más en una pierna, fracturada. Vargas era rengo, no podía correr y le faltaba un ojo, producto de una bala de goma policial en un hecho pasado. “Tato” era papá de dos hijos de 13 y 16 años y anoche su cuerpo era velado en la CEAL, cuerpo que entregaron a los familiares envuelto en nylon negro, sucio de tierra y con signos de haber recibido golpes, porque este cronista pudo certificar que tiene hematomas en rostro, labios y orejas; y heridas en la frente compatibles con quemaduras de cigarrillos, dicen sus familiares. Con tres balazos en su cuerpo y tirado boca abajo en una vereda, se lo ve esposado, en una foto subida a una red social. ¿Era preciso esposarlo, si tenía tres disparos?. ¿O los disparos los recibió estando esposado, tirado en el piso?, como sugieren los familiares y el disparo que entró por el tórax y salió por las costillas lo recibió en el suelo?. Por eso, porque los familiares denuncian que no hubo ningún "enfrentamiento", quieren que se investigue la muerte de "Tato".
La familia Vargas este lunes radicará una denuncia por homicidio en los tribunales de Azul. Anoche estuvieron acompañados por la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, APDH, delegación Azul del organismo nacional, que acompañará la denuncia de la familia y el pedido de investigación de este caso de “gatillo alegre”, al decir de Rodolfo Walsh.
“El disparo en el tórax sale por las costillas, como si le hubieran tirado estando mi hermano en el piso, tiene una pierna fracturada. Según la policía él disparó al patrullero, pero no hubo impacto alguno contra el patrullero, ellos eran cuatro personas, ¿cómo justifican que fue él quien disparó, mi hermano llegó vivo al hospital, pero no nos avisaron nada, nos enteramos por face. Nos dijeron que tuvo dos paros cardio-respiratorios y falleció”, dijo Miriam Vargas.
Vargas habría participado de un robo a mano armada a un almacén de calles Necochea y Puán de Azul el sábado por la noche, donde armados con un pistolón, y con amenazas, sin golpear ni lastimar a nadie, se llevaron 100 pesos. Eran tres los asaltantes, uno de ellos detenido a pocas cuadras, Juan Cano, a quien involucran en el robo. El tercero habría logrado escapar. Y Vargas, que iba a pie y era rengo, fue interceptado a pocas cuadras de allí, en Arenales entre Guaminí y Guido Spano. La policía dice que el hombre les disparó contra el patrullero y que un policía respondió con varios disparos, tres que impactaron en Vargas y le ocasionaron la muerte, a poco de llegar al Hospital Municipal Dr. A. Pintos.
Miriam Vargas dijo: “Mi hermano hizo una macana, era un pibe que no le fue bien en la vida, pero no merecía una muerte así, ni a una rata la matan así, son estos policías asesinos de la Primera, tiene dos disparos en pecho, 9 mm, le han quemado la cara con cigarrillos, tiene roto debajo del labio, en la frente, detrás de la oreja tiene también golpes”.
Agregó que “hay versiones que dicen que estaba armado, entonces dónde están las balas, dónde está el disparo que mi hermano le tiró al patrullero?, lo que pasa
es que ese disparo contra el patrullero no existió”. Miriam se interna mañana para dar a luz a su hijo que lleva en el vientre. “Acá van a querer tapar todo, fiscales, jueces y policías son todo uno. Hay una criatura que tiene que nacer y estoy enterrando un hermano, es muy triste esto”.
Gabina, la madre, velaba anoche a su hijo, con su esposo, hijos, nietos y parientes y amigos de “Tato”, persona querida por la barriada donde vivía. “Lo mataron como un perro, ya antes le habían vaciado un ojo con un perdigón de bala de goma y ahora lo mataron”, afirmó. El papá de “Tato”, hombre mayor, trabajador, compartió las palabras de su esposa. “Hasta lo han maltratado”, eso se nota, dijo desconsolado.
La causa por estos hechos está a cargo del fiscal Luis Surget, titular de la UFI 6, que el sábado por la noche, a poco de los hechos, se hizo presente en el lugar y tomó los primeros testimonios.