Disparen a los ojos: el método que Bullrich importó desde Israel para desgastar manifestaciones
Un asesor legislativo del Frente de Izquierda fue herido durante la jornada represiva de ayer luego de que una bala alcanzara su ojo. Hay riesgo de que pueda perderlo. El diputado Christian Castillo hizo pública la noticia dentro del Congreso y dijo que los médicos estaban haciendo lo posible para ayudarlo. A continuación leyó una lista de más de 20 periodistas que fueron heridos por balas de goma. Algunas fotos que circularon en redes mostraban perdigones incrustados en el rostro de los y las manifestantes.
Hace un tiempo que las fuerzas de seguridad de distintos puntos del mundo siguen una estrategia al momento de reprimir a manifestantes: disparar a los ojos. Una metodología que está estrechamente vinculada con el avance del neoliberalismo y el colonialismo restaurado en este siglo XXI. Eso ya pasó en protestas anteriores que tuvieron lugar en Chile, Colombia, Líbano, Francia y Hong Kong.
La artista Gabriela Golder inició una investigación llamada Arrancar los ojos, con el objetivo de reflejar la brutal represión que había sufrido el pueblo chileno en 2019. Por esos años alrededor de 400 personas recibieron balas de goma en su rostro y sus ojos, algunos llegaron a perder sus dos globos oculares. En la actualidad, cerca del 46% de las causas por violaciones a los derechos humanos fueron archivadas por la justicia chilena por falta de pruebas, explica la revista Gatopardo. Murieron 43 chilenos y chilenas pero los responsables no recibieron condenas.
Golder explica que la mutilación de ojos es una metodología represiva inaugurada por Israel en la década del setenta para atacar a la población palestina. Entre 1987 y 1993 se contabilizaron 154 lesiones oculares entre manifestantes palestinos. Los años siguientes la estrategia fue importada a otros países, como los que mencionamos más arriba. No hay una explicación que no sea poética respecto a por qué el poder elige quitarle la vista a quienes se rebelan contra medidas autoritarias y desigualitarias.
En el año 2022 la teórica queer, Jasbir K. Puar, escribió un libro llamado El derecho a mutilar en donde se encarga de replantear la teoría de la biopolítica de Foucault para explicar la discapacidad desde una concepción imperialista y desarrollar minuciosamente el funcionamiento del dispositivo de crueldad del capitalismo para debilitar y marginar los cuerpos. Jasbir Puar señala que la discapacidad puede ser una herramienta de sometimiento y desgaste, entendiendo que se conciben cuerpos para proteger y cuerpos para agredir entre las capas del sistema.
Hace un tiempo la autora Lauren Berlant se encargó de elaborar el concepto de “muerte lenta” para referirse a aquellos grupos humanos que padecen las crisis por goteo como parte de su cotidianidad. Su día a día es el hambre, la precarización laboral y los sometimientos por parte de las fuerzas policiales y solo llegan a ser escuchados cuando las afecciones económicas alcanzan a otras escalas sociales. Es, según Berlant, un desgaste físico de la población que determina su experiencia y su existencia histórica.
“Aunque nos quiten los ojos, vemos sus crímenes de Estado”
Dicen los testimonios que recibir un balazo en el ojo es como sentir que algo se quema dentro de tu cara. Es un ardor insoportable mientras la calidez de la sangre baja por el rostro, después llega una sensación de mareo y luego el vómito, la comprensión de que uno ha perdido la vista.
En 2018, según datos de la BBC, se contabilizaron alrededor de 3 mil personas con lesiones oculares a causa de disparos en manifestaciones que tuvieron lugar en Cachemira, una región en disputa por parte de India y Pakistán.
En 2019 el caso chileno conmovió al mundo, luego de que en pleno conflicto entre el gobierno de Sebastián Piñera y los manifestantes se contabilizaran más de 200 personas con perdigones en los ojos. Hoy son más de 400. Ante la internacionalización del caso y los pedidos de organismos de derechos humanos, el gobierno tuvo que dar marcha atrás con el uso de perdigones para reprimir. Ese mismo año también se realizaron movilizaciones masivas en Hong Kong y se conoció el caso de un periodista de Indonesia que perdió su ojo a causa del disparo de un efectivo de seguridad.
En el año 2020, Amnistía Internacional denunció que seis personas habían perdido la visión en el Líbano a causa de perdigones de escopeta disparados por el ejército. “Hicimos seis operaciones a ojo abierto el martes, tras la explosión, y seis el sábado, después de las protestas” explicó uno de los médicos a la organización.
En 2021 más de 65 personas perdieron la visión en Colombia a causa de la represión salvaje por parte de las fuerzas de seguridad. La cineasta Sella Gareth es uno de los rostros más visibles entre quienes padecen traumas oculares. En un discurso citado por el diario El País, Gareth dijo: “aunque nos quiten los ojos, vemos sus crímenes de Estado”.
El año pasado en Francia la policía asesinó de un tiro a Nahel Merzouk, un jóven de 17 años que recibió un proyectil de tipo flash-ball (que se utiliza para identificar a los manifestantes con perdigones rellenos de líquido) directo a su pecho. Eso motivó la furia de miles de personas que se volcaron a las calles para pedir justicia. En la represión ejecutada por la policía también se disparó a la cabeza de quienes protestaban.
"En 2019 el caso chileno conmovió al mundo, luego de que en pleno conflicto entre el gobierno de Sebastián Piñera y los manifestantes se contabilizaran más de 200 personas con perdigones en los ojos. Hoy son más de 400"