"El periodismo ensaya un tratamiento desigual según la clase de las víctimas y victimarios"
Por Esteban Rodríguez Alzueta*
El diario La Nación en la edición de hoy encontramos una noticia en la sección Seguridad con el siguiente título: “Un médico, víctima de la violencia policial”. La noticia narra la persecución que inicia la policía (varios patrulleros) a un auto donde viajaban dos personas, un adulto (el “médico”) y un joven (que acababa de hacer una entradera en la casa de la “familia ilustre” del médico). Parece que la persecución fue cinematográfica, que la policía no ahorró en municiones. Una persecución que se inició después de una llamada al 911 realizada por un vecino alerta. Ya sabemos, “hay que meter balas a los delincuentes”. La nota es una joyita, parece que la persecución fue exitosa, aunque casi se lleva puesto al médico. Y nos imaginamos que también a unos cuantos transeúntes, porque las balas que dispararon, no impactaron todas contra el vehículo. Por eso la nota, el título que construyo su editor, viene a censurar la mala puntería de la policía, su irresponsabilidad. Entre paréntesis: ¿Acaso La Nación no sabe que en eso consiste el gatillo fácil?
Pero seguimos leyendo la noticia y en el tercer párrafo encontramos la siguiente frase: “Cuando la carrera acabó, dentro de la villa La Cava, los uniformados, lejos de rescatar a Beccar Varela, lo balearon, le destrozaron el fémur y lo esposaron. Era la víctima y lo trataron como a un victimario.” La pregunta que nos hacemos cae de madura: Si era el victimario, o sea el joven que acababa de cometer el delito, ¿estaba bien molerlo a palos? Parece que La Nación se tomó muy enserio las palabras pronunciadas por la ministra Patricia Bullrich semanas atrás: “No nos confundamos, acá la única víctima es el médico”.
El periodismo ensaya un tratamiento desigual según la extracción de clase de las víctimas y victimarios. Entendámonos, el problema no es la violencia policial sino la violencia policial dirigida al médico. La violencia policial bien encausada, es decir, dirigida a los jóvenes morochos, residentes en barrios pobres, es una violencia necesaria, celebrada, aplaudida por la vecinocracia que sigue la Argentina a través de semejantes cobertura. Dime cuál es tu estatus social y te diré si sos merecedor de la brutalidad policial.
*Docente e investigador de la UNQ. Autor de Temor y control y La máquina de la inseguridad. Integrante de la Campaña Nacional Contra la violencia Institucional.