La Jujuy de Morales: torturas y hostigamiento contra la presa política Graciela López
Por Santiago Asorey
Agencia Paco Urondo: ¿Qué fue lo que sucedió con la presa política Graciela López (foto, al lado de Milagro Sala) en el penal del Alto Comedero?
Ariel Ruarte: Hace diez o doce días un nuevo grupo de agentes del Servicio Penitenciario (SP) de la provincia se puso más pesado que de costumbre. Había una oficial que se acercaba a la celda de Graciela y le decía que se iba pudrir en la cárcel, a molestarla sin ningún tipo de motivo. Buscando algún tipo de reacción de ella. Graciela, con el anterior personal del SP, tenía un acuerdo para que le dejaran abierta la ventilación, con una puerta de madera abierta. Sin eso no tiene ventilación en su celda. No hay ventanas. Antes había logrado que le dejen abierta una segunda puerta de madera para que le entre aire para poder sobrevivir el calor. Sin embargo, el personal nuevo le cerró la puerta y eso generó que estuviera sofocada durante la noche. Ella empezó a gritar pidiendo ayuda a la noche y no la escuchó nadie.
APU: ¿Qué hizo al día siguiente?
AR: Fue a quejarse y discutir y los integrantes del SP le dijeron "te vamos a castigar por lo que hiciste". Pasaron dos o tres días y hubo otro episodio. Estaban llevando a una joven detenida y Graciela no vio qué pasaba pero pidió que dejen de pegarle y la volvieron a sancionar. Tres días después estaba terminando la sanción y los integrantes del SP fueron a su celda y le quitaron todas sus pertenencias y las tiraron al patio; la dejaron con un colchón y sin ropa interior. No la dejaron ir al baño tampoco. Tuvo que utilizar un recipiente que tenía en su pieza para hacer sus necesidades. Cuando terminó el periodo de tres días, un grupo de guardia cárceles le dijo que la tenían que trasladar. Le ataron las manos con las sábanas, la envolvieron con un colchón y entre diez personas la llevaron a los golpes a otro lugar. Fue tan violenta esta situación que otras presas que no se llevan bien con ella se empezaron a quejar y gritar, pidiendo que termine la tortura contra Graciela. Esto pasó el lunes por la tarde noche.
APU: ¿Fueron castigadas las presas que se quejaron para defender a Graciela?
AR: Sí. Las empezaron a trasladar a todas. Les quitaron todas las pertenencias: shampoo, ropa, etc y las metieron en un solo bolso y lo tiraron para afuera. A las presas las sacaban por la fuerza. Esto empezó a las seis, siete de la tarde y terminó a la 1 de la mañana en el medio de un corte de luz y lluvia. Nunca explicaron para qué lo hacían ni por qué. Fue muy violento y atemorizante para las detenidas.
APU: ¿A qué atribuyen este ensañamiento con Graciela?
AR: Ella es una presa política. La amedrentan para que ella reaccione y generar un clima de temor y silencio. Luego al ver que había una reacción de solidaridad para con Graciela intentaron generar una situación del tipo: "No te metas. Acá el que manda soy yo".
APU: ¿Cómo están el resto de las presas políticas del Alto Comedero?
AR: Están sumamente atemorizadas. Cuando llegué a ver a Pachila (Patricia Cabana), me abrazó y me dijo sacame de acá que tengo miedo. Ella conoce el SP, sabe cómo es. Pero esto es algo distinto. El sistema se puso más denso y pesado.
APU: ¿Ustedes qué medida presentaron ante esta grave situación?
AR: Intentamos interrumpir esto con un hábeas corpus pero fue rechazado. Muchas veces los integrantes del SP piensan que no tienen límites en su forma de actuar. Por eso tratamos de acompañar a Graciela, para que elllos vean que estamos acompañando este proceso. Luego de presentar el hábeas corpus, una guardia cárcel que se llama Quiroz se acercó a Graciela y le dijo "López, la Justicia se limpió el culo con tu hábeas corpus. Te vamos seguir haciendo lo que queremos".
APU: ¿Volvieron a insistir con la medida?
AR: Volvimos a presentarlo y recién ahora obtuvimos una respuesta bastante positiva. Solicita que se la escuche a Graciela y envía a secretarios del Tribunal para que vayan a ver la cárcel y ver cómo están las detenidas. Van a mandar un equipo médico para revisar a las detenidas, incluyendo a Graciela. También a un psicólogo y un trabajador social para verificiar si existen violaciones a los derechos humanos. Esto se trata de violencia institucional. La más grave que puede haber.