"La violencia institucional tiene facetas que recién ahora el Estado está registrando"
Por Redacción APU
APU: ¿Cuál cree que es la cobertura de los medios masivos de comunicación con respecto a los hechos de violencia en los barrios? ¿Qué relación tiene ésta con la connivencia de las fuerzas de seguridad y la estigmatización social?
HC: En general, no hay cobertura de los medios hacia adentro de los barrios precarizados. Y, cuando la hay, es crítica a esa violencia, pero como una incomodidad que genera hacia afuera; como una lectura crítica de lo violentos que son hacia adentro de los barrios, de las villas. Esto se ve en el barrio Mitre, por ejemplo. Se ve cómo se trabajó el caso del chiquito Kevin, que fue prácticamente ninguneado por los medios y tiempo después hubo un tiroteo en la misma villa, a pocas cuadras de ahí, que derivó después con heridos al Hospital Santojanni y balearon una ambulancia. Entonces ahí sí saltaron los medios a cuestionar esa violencia, pero previamente, cuando mataron a Kevin, no hicieron nada. Esto es bastante habitual.
Recuerdo haber cubierto la nota de Sapito Ruiz, que murió por falta de atención médica en abril del 2010, y curiosamente los medios cuando fueron a cubrir el caso, lo que cubrieron fue el corte de la Au. Illia en la villa 31 de los vecinos que reclamaban por esa muerte. La nota era el corte de la autopista, no era el reclamo por la muerte. Y yo estaba en la villa, y veía desde abajo todas las cámaras de televisión trabajando sobre el corte, el corte que molesta, que genera molestias a los usuarios de la autopista. Es decir, la lectura que hacen los medios es muy desde el lugar que representan, ¿no? Están hablando de ese lugar de la sociedad que los leen, ombliguismo puro.
APU: Un ninguneo
HC: Es un ninguneo. Ninguneo cuando no interesa; cuando les interesa, como en el caso de la ambulancia, es crítico a esa supuesta violencia, no hay una lectura de por qué se produce, ni quién la produce, porque en el caso de Kevin lo mató la prefectura. Eso es un no mirar las causas, que resulta en un encubrimiento, invisibilización. Legitiman cierto discurso, y el otro lo invisibilizan.
APU: ¿Qué aspectos o áreas cree que comprende la violencia institucional? ¿Cuál considera que es el rol de la PROCUVIN como institución estatal en esta problemática?
HC: Violencia institucional también es que una mujer quiera hacer una denuncia por violencia de género y en la comisaría no tienen ni siquiera papel para tomarle la denuncia. Que los médicos no tengan una cuestión de conciencia y que el hospital no reemplace a esos médicos en caso de aborto no punible es violencia institucional. Mi duda es en relación a los legisladores: si la no aprobación de una ley sobre el aborto se pueda ver como violencia institucional; la no aplicación de lo que ya está, eso es violencia institucional, y no es necesariamente lo visible que es una paliza policial, o el gatillo fácil, o el caso Kevin. La violencia institucional tiene una cantidad de facetas que recién ahora el Estado está registrando, y que los medios no lo están haciendo.
El trabajo que está realizando la PROCUVIN es reciente, está funcionando hace un año, y están llenando un espacio de comprensión de lo que es la violencia institucional que hasta ahora no existía. ¿Qué es eso de que un fiscal esté investigando a los policías? Los fiscales investigaban a los habitantes de la villa, para eso estaban... ¿no? Es como que sorprende y provoca reacción en el propio Poder Judicial. Eso es violencia institucional. Entonces, lo que está haciendo la PROCUVIN, que es investigar aquellos que la fiscalía no investiga: por eso la PROCUVIN no tiene casi prensa, no está registrada por los medios todavía. Se va registrando de a poco.
APU: ¿Cuál es el balance que hacés del Operativo Cinturón Sur y de la gestión del Ministerio de Seguridad?
HC: El balance que yo puedo hacer es negativo, ya desde la idea misma de aplicación. Es decir, ¿qué sentido tiene poner un cinturón sur? La demostración más primaria es el caso de Kevin pero, ¿qué es lo que hacen los gendarmes ahí? Supuestamente, cuidar las cuestiones de inseguridad, pero los barrios que más reclaman la inseguridad son Belgrano, Zona Norte… ¿Por qué no ponen un cinturón de gendarmes ahí? Porque la idea de delito está puesta en la zona sur, es ahí donde se supone que se genera el delito, y entonces ahí vamos a aplicar ese cinturón de seguridad, cuando en realidad las otras políticas que también toma este gobierno, las políticas sociales, son las que van a ir dando lugar, haciendo y generando participación ciudadana, etcétera. Entonces, la aplicación del Cinturón Sur a mí me parece discutible.
El trabajo de Eugenio Zaffaroni en la Corte, en el estudio sobre homicidios en la ciudad, que demuestra que son las villas, los barrios precarios, en donde se cometen más crímenes, con mayor tasa de homicidio, y en las que menos se fija el Estado y la sociedad, la forma en cómo se resuelve la inseguridad. El caso Kevin, el caso de Sapito Ruiz, el caso de la ambulancia, una cantidad de casos que ocurren permanentemente, demuestran que la aplicación de un cinturón de gendarmes no va a modificar la violencia; la violencia tiene que ver con otras cosas. Poner un cinturón de gendarmes reemplazando a la policía, simplemente lo que hizo fue tratar de sacarle el negocio a la policía, que tampoco se lo sacó. Entonces, mi balance es negativo. Y, además, después descubrimos esos dos casos de violencia institucional de gendarmes en el barrio Fátima y en Villa Lugano. En los dos casos estaban involucrados gendarmes; en los dos casos hubo golpes y torturas a adolescentes. En uno de los casos, inclusive, la PROCUVIN encontró, en uno de los allanamientos, una cantidad de DNIs no devueltos, de tarjetas de crédito y débito, de licencias de conducir, que han sido secuestrados por los gendarmes, y esto demuestra claramente que eso es violencia, porque se quedaron con la documentación.
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