Masacre de Pergamino: “Dejar morir también es matar”
Por Juan Borges
AGENCIA PACO URONDO: ¿Que sucedió en marzo del 2017?
Cristina Gramajo: Yo soy la madre de Sergio Filiberto, uno de los siete jóvenes asesinados en la comisaría 1ra de Pergamino. Todo comenzó con un entredicho entre dos de los jóvenes detenidos que no paso a mayores pero los policías decidieron encerrarlos a cada uno en sus calabozos con candados como represalia. Era un día agobiante de calor por eso los chicos comenzaron a protestar que era injusto que los encierren. El primer foco del incendio era fácil de apagar, pero los seis policías presentes decidieron no actuar sabiendo que el resultado sería la muerte, no llamaron a los bomberos ni tampoco intentar apagar el incendio. Gente de alrededor de la comisaria llamaron a los bomberos. Cuando estos llegaron al lugar los policías entorpecieron su trabajo, mientras tanto los chicos llamaron con sus celulares a sus familias. Serian tipo 18 30.
APU: ¿Hubo avances en la causa?
C.G.: En septiembre de 2019 declararon los 12 sobrevivientes de aquel infierno y narraron bien como fueron los hechos. Marcando la desidia como los trataron aquel 2 de marzo y les señalaron como no habían hecho nada para salvarlos. Algunos no se animaron a declarar porque fueron amenazados por el servicio penitenciario de muerte. La sentencia fue en diciembre de 2019, fueron condenados los seis policías con distintas penas. Cuatro de esos condenados gozan hoy con el beneficio de arresto domiciliario. Una de ellas, Denise Guevara ya cuenta con la excarcelación por haber cumplido con dos tercios de la condena. Nos parece injusto que a cinco años de la masacre estos cuatro condenados no hayan pisado un penal.
APU: ¿Qué reflexión puede hacer transcurridos cinco años de la masacre de Pergamino?
C.G.: A 5 años del hecho me siento por momentos cansada, perdiendo un poco la esperanza de que todo esto cambie, ya que todos los días mueren pibes bajo la represión del brazo armado del estado, gobierne quien gobierne, es una clara política de estado, una manera de control, sistemática y selectivamente dirigida a jóvenes de barriadas pobres, eternamente vulnerados.
La lucha que llevamos adelante desde el colectivo familiares y amigos de los 7 fue intensa, sin descanso, sin darnos tiempo para hacer el duelo, o quizás esa fue la manera de llevarlo adelante. Pero no podíamos relajarnos, estamos en una ciudad muy fascista, de ultraderecha, reaccionaria, con medios de comunicación afines a esas ideologías, que contaban la versión oficial-policial, falsa, dando lugar al odio impetuoso e irreflexivo. Nos costó mucho trabajo dar vuelta esa versión, y visibilizar la verdad de los hechos.
APU: ¿Se expresó mucha unidad entre los familiares de las víctimas para obtener justicia?
C.G.: Los familiares nos fuimos conociendo en las únicas salas velatorias que hay en la ciudad, y nos fuimos organizando porque ya veíamos las mentiras que se viralizaban, declaraciones falsas del Jefe de la Departamental, las fotos de los cuerpos calcinados dando vueltas por los celulares de todos los vecinos, con burlas y leyendas diciendo "bien muertos están esas lacras", y audios de policías que trataban de tapar la masacre. La lucha fue muy significativa, ya que hemos conseguido la exoneración de los policías, luego que la causa se elevó a juicio (cosa que no es muy común en estos casos), y finalmente la condena de los 6 policías, pero con sabor amargo, ya que 4 de ellos jamás pisaron un penal. Se encuentran con arresto domiciliario, ya que el juez en la sentencia tuvo en cuenta la emergencia penitenciaria y en cambio los sobrevivientes de la masacre fueron trasladados a un penal, exponiéndolos a riesgo mayores ya que eran los testigos oculares de lo que sucedió aquel 2 de marzo, que ya tenía historia en tiempos de dictadura fué un centro clandestino de detención y tortura. Actualmente esa comisaria es un sitio de la memoria gracias a la lucha de los organismos de Derechos Humanos y las familias de las víctimas.
Con la lucha hemos logrado abrirle los ojos a muchas personas que no tenían el conocimiento del verdadero accionar de la corrupta Bonaerense. Conocimos a lo largo de estos 5 años miles de familiares victimas del estado, gatillo fácil, muertes en contexto de encierro, desapariciones forzadas, torturas, causas armadas, etc. Son miles las prácticas letales que cometen las fuerzas de seguridad a lo largo y ancho de este hermoso país.
A 5 años seguimos exigiendo cárcel común y efectiva. Decimos basta de Impunidad. Sabemos que el poder judicial utiliza una doble vara según quien esté en el banquillo de los acusados, en nuestro caso particular los autores materiales necesarios es la policía bonaerense brazo armado del Estado. Sólo 2 de los 6 condenados, con monto de pena de 14 y 15 años permanecen en un penal, el ex comisario y el jefe de esa guardia. Se sostuvo durante el juicio que "dejar morir también es matar", sentimos que es un genocidio a goteo. La sentencia no está firme aún porque se apeló al cambio de carátula y por consiguiente aumento en los montos de pena.