San Isidro: denunciaron a la Comisaría 1° por "privación ilegítima de la libertad y maltratos físicos"
¿El 31 de marzo pasado sufrió un hecho de violencia institucional? ¿Qué fue lo que ocurrió?
FD: Fui a comprar al Coto de Avenida Lasalle 653, abajo de San Isidro, había notado varias veces que no cumplían con el distanciamiento social, había un día que te pedían que hagas cola en la puerta, y al día siguiente dejaban entrar a todos juntos. La semana anterior estaban haciendo todo mal, esta vez le dije al encargado que estaban todos amontonados, había un grupo de personas anotando precios, y gente que se amontonaba, entonces saqué un par de fotos, y le dije: “están incumpliendo, esto es un desastre”.
El tipo no me dio bolilla, entonces hice las compras y después llamé a un número que dan en la municipalidad, llamé, les dije que en Coto no estaban cumpliendo con las normas y me respondieron que ellos no podían hacer nada en el momento, que iban a hacer una inspección pero que hacían lo que podían, y que si era algo urgente que llame al 911 y que ellos mandaban un patrullero.
Llamé al 911, me dijeron que iban a ver. Yo seguí comprando, y cuando llego a la caja a pagar veo que entran dos policías, una chica jovencita y un policía, me acerco y les digo: Yo llamé, porque no se está cumpliendo con el distanciamiento social. Me respondieron: “No, de ninguna manera, acá llamó el Coto porque usted está haciendo desmanes, está rompiendo cosas”.
Me pidieron los documentos, de muy mala manera. Les respondí que yo también llamé. Les muestro los documentos, y me dicen: “acompáñenos al patrullero”.
Le respondí: “no, mirá, yo no voy a ir al patrullero, estoy haciendo las compras, voy a buscar mi carrito, voy a pagar y me voy a ir a mi casa porque están mis hijos esperándome”.
APU: En este momento ocurrió la detención..
ERA: Me dijeron que no, insistieron con que los acompañe al patrullero. Me negué, voy a la caja a pagar y la mujer policía y me dice: “dame las manos que te voy a esposar” y le dice a la cajera que no me cobre. Insiste: “Dame las manos, vieja de mierda”. Le digo que no, me empieza a forcejear, me tira contra la chapa donde uno pasa los alimentos, me tuerce el brazo, yo ahí empiezo a gritar, me hace pelota el brazo, le pido que me suelte, me pone las esposas, me pateó los tobillos, después me di cuenta que tenía moretones, y yo como tengo la muñeca muy chiquita la esposa se sale, se suelta mi mano, entonces se pone furiosa, llama al otro policía y entre los dos me empujan hacia abajo, me ponen la cara contra la chapa, me retuercen los brazos, el tipo se me tira encima, a esta altura del partido olvídate del distanciamiento, no tenían barbijo, me ponen las esposas, me las aprietan fuerte y me sacan a los empujones y a los insultos del Coto.
La gente pedía que no me lleven, los del Coto se reían. Me llevan al patrullero, me dejan esposada un rato, me sacan el celular, le pido a la mujer policía que llame a mis hijos, y me responde: “no voy a llamar a nadie, ahora vas a aprender quién manda acá, vieja hija de puta”. Me llevan a la comisaría, me bajan a los empujones, me esposan en un banco al lado de un tacho de basura. Cada vez que preguntaba algo me insultaban y me escupían. Uno de ellos le dijo al otro: “Llevala al pozo”, pregunté a dónde me estaban llevando. Me llevan a un cuartito inmundo, lleno de colchones.
Previo a eso había que pasar por las celdas, y había una cloaca destapada, de donde salían todos los excrementos. En el cuartito me sacan la ropa, me revisan, me siguen insultado. Me vuelven a llevar al banco, me esposan, asi estuve tres horas. Al mismo tiempo estaban declarando los del Coto, acusándome de cosas que yo no hice. Me pidieron que firme un papel donde decía que yo había roto cosas. Como no es cierto me negué a firmarlo, me amenazaron con encerrarme en un calabozo con un tipo que gritaba: “Si no firmás te vamos a encerrar doce horas con el loquito”. No firmé. Lo único que hice después fue firmar con disconformidad, pedí hablar con el comisario, me respondieron: “vos te pensás que el comisario está para estas pelotudeces? está para cosas importantes, no para atenderte a vos”.
APU:¿Qué pasó después?
FD: Me sacan las esposas y una mujer policía comienza a sacarme fotos. Le digo que me saque fotos esposada, me responde que me callé la boca. Me vuelven a meter en el cuartito, y me dicen “desvestite”. Les respondo que no, que esto no es legal. Me desvistieron a los empujones, me dejaron en ropa interior y me empezaron a sacar fotos. Me vuelven a esposar, me hacen esperar, después me sueltan, tenía todas las muñecas lastimadas. Me dan mis cosas y me sueltan. Esto fue en la comisaría primera de San Isidro. Ahora tengo una causa por desacato a la autoridad.
APU La Comisión Memoria, Verdad y Justicia, Zona Norte efectuó la denuncia contra los efectivos policiales.¿Qué respuesta hubo por parte de las autoridades?
FD: Una amiga la llamó a la periodista Marta Dillon que me llamó enseguida, me tranquilizó, hicimos la denuncia, Marta hizo una nota en Página 12, me llamo Raquel Witis, ella hizo la denuncia ante Provincia. Me llamaron del Codesedh, el abogado Alberto Palacios es el que hizo la denuncia penal. También me acompañó mucho el CELS y La Cámpora, San Isidro.
Denuncia de Comisión Memoria, Verdad y Justicia, Zona Norte ante Ministerio de Seguridad de la Provincia de Bs. As
Ministerio de Seguridad de la Provincia de Bs. As, Auditoría General de Asuntos Internos
Por intermedio de la presente queremos denunciar la actuación grave e irregular de los efectivos de la comisaría 1° de San Isidro, quienes intervinieron en la detención arbitraria, injustificada y violenta de nuestra vecina Fabiana Donati el pasado 31 de marzo a alrededor de las 12.50 hs. en el supermercado Coto del tren de la Costa. Fabiana luego fue trasladada a esa comisaría, donde la mantuvieron privada ilegítimamente de su libertad bajo condiciones inhumanas y fue sometida a maltratos físicos y psíquicos.
Los hechos ocurrieron cuando Fabiana reclamó al personal del supermercado el cumplimiento de las medidas sanitarias establecidas para lugares públicos debido a la cuarentena por el coronavirus, entre las que se encuentra por ejemplo, evitar la aglomeración de personas. Este pedido fue desoído y se le dijo que realizara la denuncia correspondiente. Luego de llamar a la línea 134 prevista para denunciar violaciones a la cuarentena, Fabiana se comunicó con el 911 por expreso pedido de la operadora.
Entretanto, Fabiana observó la llegada de un móvil de la Policía Bonaerense; los encargados de supermercado y el personal de vigilancia se posicionaron cubriendo la salida del comercio. Luego, dos agentes de dicha fuerza, una mujer y un varón, ingresaron y sin mediar preguntas ni explicación le colocaron las esposas, pero como Fabiana es muy delgada, se le escapó una mano. Al notar esto, los efectivos la empujaron sobre la banda de la caja, el varón se le abalanzó por encima de su espalda de manera muy violenta y volvieron a ajustarle las esposas, lo que le causó mucho dolor. Todo esto se dio entre insultos y risas tanto del personal del supermercado como policial.
A continuación, subieron a Fabiana al móvil policial mientras le gritaban “ahora vas a ver quién manda, vieja de mierda.” Así, la trasladaron a la comisaría 1° de San Isidro, donde entre insultos y agresiones físicas le negaron su derecho a comunicarse con sus hijos para avisarles el porqué de su demora en regresar a su casa.
Una vez en el establecimiento policial, Fabiana fue llevada por dos agentes mujeres a un cuartito llamado “el pozo” en el que hay una cloaca que contiene excrementos, donde le ordenaron que se desvista. Ante su negativa, estas le bajaron los pantalones y le subieron la remera para sacarle fotos a sus partes íntimas con un celular. Eso sí, para sacarle las fotos le quitaron las esposas. Fabiana fue sometida a este procedimiento en dos oportunidades.
Las tres horas que Fabiana permaneció privada ilegítimamente de su libertad en la comisaría 1º, estuvo esposada a un banco, al lado de un tacho repleto de basura. Fabiana fue permanentemente insultada, humillada y agredida por el personal policial allí presente hasta el momento en que decidieron liberarla. Recién allí supo que la acusaban del delito de resistencia a la autoridad. Este suceso gravísimo no puede quedar sin una sanción administrativa, más allá de lo que opine la justicia que, si llega, lo hará varios meses después. La fuerza no puede ni debe tolerar este comportamiento vejatorio que involucra por acción u omisión a todo el personal presente en la comisaria. También resulta importante que se establezca qué vínculo existe entre las autoridades del supermercado donde esto ocurrió, y el personal de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, que en lugar de tramitar la denuncia de incumplimiento a las reglas de aislamiento social que Fabiana planteaba, trabajó como apéndice del establecimiento comercial.