Alejandro Margulis: "Su legado excede pautas de género”

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Alejandro Margulis: "Su legado excede pautas de género”

03 Noviembre 2012

APU: En principio queríamos preguntarte por el título del libro.

Alejandro Margulis: El título surgió después de muchas opciones bastante entretenidas, había opciones que iban desde Pasión Tropical, de Angeles que son las clásicas de este género, Guerrillera de la Bailanta que es bastante eufórico. A este que surge de una frase que ella misma dijo en vida en los últimos reportajes, que quería ser recordada como Eva, la Abanderada de la Bailanta. No sé qué relación pudo haber tenido con Eva, la abanderada de los humildes. Algunos amigos peronistas me han criticado duramente y no sin humor por haber usado esta frase, este fraseo de identidad apropiada. De todas maneras es la situación de abanderada, creo que es algo que representa a un montón de personas, sus fans, sus fieles, que representa algo de ella. Es muy propio de muchas personas que no tienen otras posibilidades para ser representadas y que tiene que ver justamente que ella evoca la alegría y la pasión de la gente.

APU: También hacés referencia a sus seguidores como un público muy fiel.

AM: Tal cual, un público muy fiel. Originariamente desconcertado ante la aparición de ella porque como algunos recordarán, ella era diferente en el mundo de  la bailanta, de la cumbia. Poco a poco, aunque bastante velozmente, pasó a ser la Reina o la Princesa de  la cumbia.

APU: En el libro hacés referencia que al comienzo es como que no elegiría cantar cumbia y sin embargo es el género el que la define. En ese marco, ¿cómo la define y qué le aporta ella al género de la cumbia?

AM: Ella al principio no quería cumbia, era un poco reacia, quería ser una cantante melódica, una suerte de Gal Costa argentina o una suerte de Dyango femenina. Por insistencia de su director musical y también de sus productores, porque ahí había una salida laboral interesante, empezó a acercarse a la cumbia y a ponerle letras de una hondura que no eran habituales. Después se dio cuenta que terminó escribiendo canciones como “Néctar Cumbia” inédita, ella no le puso ese título pero el estribillo dice eso. La incluí en el libro porque está en uno de sus cuadernos personales que me acercó la familia. Es una canción que reivindica el derecho a la felicidad.

APU: Es como que ella lo piensa de un modo social, a su lugar como cantante y a su lugar en la bailanta ¿No?

AM: Sí, está bien lo que decís. Si bien ella no era una intelectual tenía una empatía muy fuerte por las personas más oprimidas, a las personas que no tenían la posibilidad de expresarse. De hecho lo más anecdótico de ella era que se acercaba a sus fans y les tiraba su teléfono personal para que hablaran con ella, se quedaba horas conversando con ellos por teléfono. Pensá que era de clase media y no tenía muchas personas con las que dialogar, contarle lo que le estaba pasando y lo que estaba haciendo, el diálogo con personas con las que quizás nunca hubiera transitado.

APU: En el libro hacés referencia a una cierta autonomía que fue logrando ella, con los productores en un ámbito muy machista.

AM: Sí, esta es una evolución muy rápida que ella hace, le llega a partir de que sus temas empiezan a ser aceptados y empieza a ser reconocida. Una persona muy interesante, en su carácter había mucha humildad, al hecho estético y al hecho de moverse en un lugar desconocido pero con mucha inteligencia para saber dónde valía la pena ir colocando su trabajo. El mundo de  las producciones musicales es un mundo difícil, donde los contratos suelen ser leoninos.

Donde las posibilidades de ser reconocido como artista en cuanto a derecho son raras. Imaginate que el negocio de los discos no lo puede estar controlando el artista, cómo circula su trabajo. Ahí la parte del león se la terminan llevando los productores y distribuidores, ella tenía buenos representantes, eso le dio aplomo, su caché interno fue cambiando de un 6 % inicial, por sus primeros discos a lograr la discográfica donde estaba cuando falleció. Tener un caché bueno que le permitiera llegar al sueño que ella tenía, que era muy  pequeño burgués, era tener una casa grande, propia, de 250 mil dólares, que era la cifra que ella tenía en mente para poder irse a vivir con sus hijos. Ella estaba separada de su marido.

APU: En el final del libro hablás de situaciones extrañas, con una camioneta donde ella iba. ¿Encontrás alguna relación entre esta muerte tan trágica y la situación de ella de enfrentamientos con productores o con la lógica de producción en el marco de la bailanta?

AM: Si contesto a esa pregunta me harías develar algunas novedades y curiosidades que el libro tiene. Que la gente busque un poco (risas).

APU: Queda en suspenso eso entonces. Sobre el legado de Gilda, decías que, ella logró pensarlo desde un lado más social, incluso, desde el lado de la mujer. Recordemos que cuando ella pierde la vida no estaba tan presente como hoy la discusión por los derechos de la mujer. ¿Ves alguna continuación en el marco propio de la bailanta o de la música popular de este planteo?

AM: Tengo la impresión de que la bailanta volvió sobre sí misma. Ella marcó un rumbo diferente, más inteligente, más representativo en valores más actuales, más reconocidos. No estoy muy seguro que la bailanta en sí lo haya incorporado, sí que abrió un espacio para que cantantes nuevas, sobre todo mujeres jóvenes y que quieran tener una voz propia despeguen.

Por otro lado la cumbia, no soy un experto en cumbia, a lo sumo traté de desarrollar una práctica sobre ella, su música y su vida pero veo que hay como una nueva tendencia, es difícil decir si la provocó ella o no. Curiosamente su legado excede pautas de género. Salió un artículo muy lindo en Página 12  que a partir del derecho del libro y de la presentación, la gente hace un punteo bastante sagaz sobre las cuestiones sociológicas y hasta te diría que el poder central la toman como una cosa transversal, más allá de lo que ella hubiera dicho hoy políticamente. Incluso sectores tradicionalmente revelados la toman como un icono y esto es por muchas razones, sociológicas por un lado pero también porque su propia impronta era que podía salir de su marca de origen, de su programa de clase media y lograr ir más allá. Ese es un legado muy interesante.