An añagat Qom (Fuerza del Pueblo Originario Qom)
Por Adriana Latashen | Fotos: gentileza Ema Cuañerí
Ema Cuañerí vive en Formosa. Es música, artesana y actriz. Lleva el canto Qom por el mundo. Ha trabajado en múltiples escenarios, obras de teatro, películas, documentales, publicó libros y artículos en diversas revistas.
AGENCIA PACO URONDO: ¿Cómo te presentás?
Ema Cuañerí: Mi nombre Ema Cuañerí, nací el 12 de octubre de 1954 en Colonia Aborigen de Quitilipi, Chaco. Por mi identidad pertenezco al Pueblo Originario Qom. Desde chica vinimos con la familia desde el Chaco. Papá trabajó como cosechero, carpidor, muchos trabajos distintos. Luego nos trasladamos a Formosa capital, mi papá trabajó en el puerto.Mi papá eligió que vivamos en lugares donde podamos tener educación. Consideraba el colegio Santa Clara de Misión Laishí como el mejor, donde hice la primaria. Él se preocupaba por la educación porque hubiera deseado que mis hermanos aprendan a leer y escribir. En ese colegio también estudiaban niñas de la comunidad Qom.
APU: ¿Hacia adentro de la familia permanecía el idioma Qom?
E.C.: Mis padres hablaban Qom. Apenas el castellano. En el colegio no permitían nuestro idioma, en la familia sí.
Cuando terminé la escuela primaria la monja me dijo:
—No tenés que ser india.
Nunca olvido eso.
Seguí y completé la secundaria también en Formosa y luego, en el Instituto del Profesorado de Arte, hice la carrera de Teatro.
APU: ¿Alguna vez le hiciste caso a la monja?
E.C.: Comencé a trabajar como docente para enseñanza primaria. Mi primer empleo fue en la colonia Bartolomé de las Casas. Luego elegí la escuela primaria del entonces Lote Rural 68, hoy barrio Namqom. Estuve treinta y ocho años en esa escuela 35. Enseñé Artesanía, confeccioné un programa junto a la comunidad y los niños a partir de sus diez a trece o catorce años.
APU: ¿Qué clase de artesanías?
E.C.: Cestería, alfarería, telar, además, historia nuestra del Pueblo Qom. Transmitía siempre muchas reflexiones sobre el valor artesanal y la autoestima.
APU: ¿Tu manera de trabajar, entonces, parte del aprendizaje dentro de tu comunidad, fuera del aprendizaje escolar? ¿Quiénes te enseñaban?
E.C.: Sí, así es. Alfarería y cestería aprendemos en nuestra casa. También mis hermanos aprendían. O sea, su escuela fue nada más que la comunitaria y familiar. Con mis padres y hermanos buscábamos el material en el campo. Sin alcance al territorio no se consiguen los materiales.
Telar aprendí en Colonia Bartolomé de las Casas, ya en mis primeros años de docencia con una hermana de apellido Quiagaí. En ese proceso estuvieron el hermano Luis Mendoza en cestería, Fermina Liva e Hilaria Coyipe, Jerónimo Burgos el alfarero. Luego dábamos esas disciplinas en cuarto, quinto y sexto grado.
APU: ¿Cómo conseguían materiales?
E.C.: A la escuela los chicos traían para la cestería la totora (nuestro junco). También conseguían hoja de palma porque había mucha en la zona en esa época. Para alfarería algún docente que tendría algún vehículo traíamos con un papá, nos íbamos a buscar a dos kilómetros la arcilla.… Para el telar yo compraba los hilos del chaguar y para muestras los hilos de lana. Y algunos docentes donaban hilos de lana de mercería, digamos. Y los telares construíamos con los niños varones. Y con eso se hacía el telar.
APU: ¿Y entonces, el canto y el teatro en qué momento los ejercitabas?
E.C.: Todo el tiempo, a la vez que ejercía la docencia, también cantaba y hacía teatro.
APU: Sos una persona toda entera artista: ¿qué música cantás?
E.C.: Al canto los Qom lo adquirimos a través de dones que nos dan cuando nacemos. Nuestros padres eligen parteras tradicionales que nos transmiten los dones. En mi caso recibí eso. Yo llevo un compromiso de vida con el canto ancestral Qom. Un compromiso que jamás abandono y entrego siempre.
APU: ¿Hay instrumentos específicos en esa clase de música? ¿Qué cantan en tu pueblo?
E.C.: Nuestros instrumentos autóctonos son el Teg’te (porongo) para hombres y mujeres; para curaciones el Piogonac , utilizado por nuestro médico; para la danza el Qataqui (tambor de agua de un solo parche) lo utilizan hombres y mujeres tanto para el canto en el Nomi (danza) y para las llamadas a lo lejos a otras comunidades. También tenemos el N’vique (especie de violín de metal), que solo pueden ejecutar los hombres, según nuestra filosofía Qom. Se fabrica con un porongo y cerda de oso hormiguero. Produce un sonido monocorde. La Nashere (flauta de Tacuara) también utilizada más por los varones Qom.
Para mi canto yo suelo ejecutar el tambor de agua, depende de qué cante. También suelo usar una barra larga con pezuñas de guazuncho en el extremo y semillas que cascabelean. Este instrumento suele ser interpretado tanto por mujeres como por varones.
El canto ancestral no contiene un lenguaje definido. Transmite experiencias de sentimientos, de alegrías, de dolores. Además, hay letras picarescas. También están los cantos muy tradicionales que pertenecen a nuestra memoria colectiva como Pueblo Originario. Memoria colectiva significa que nos la transmitimos de generación en generación. He podido trasvasar el canto a una de mis nietas.
APU: ¿Dónde has llevado el canto Qom?
E.C.: Hace casi cuarenta años que difundo el canto Qom en todo espacio que me inviten. He recorrido muchos lugares, Perú, Chile, Panamá, Ecuador, Bolivia, Paraguay, Cuba, y también en todo el territorio argentino. Llegué a Holanda, Alemania, muchos sitios. Grabé un CD que se llama Cuatro mujeres de la Tierra. Lo hicimos junto a Justina de Oruro, Aymará; Micaela Chauque, Kolla; Pichi Malen, Mapuce y yo. Pudimos lograrlo con fondos de la Fundación Runa Wasi. Otro CD como resultado del concurso del INAMU. Y el último, Cantos Espirituales, en el concurso del FNA (Fondo Nacional de las Artes). Para el disco Qañe (mujer joven) trabajé con el equipo de antropología de Buenos Aires.
APU: ¿Cómo se relacionan tus estudios de teatro con la lucha y el arte Qom?
E.C.: Estudié teatro por necesidad de utilizar las herramientas de actuación para poder desarrollar el canto en escenarios. Resulta muy distinto cantar en un ambiente más reducido que en un festival. Lo tomé un poco para sacar la timidez. Participé en teatro Municipal con obras de Adela Basch, como Oiga Chamigo Aguará, Juan Moreira, con una adaptación del formoseño Aldo Cristanchi. Dirigía Daniel Lupo. Eso fue más o menos entre 1989 y 1991. Representamos a Formosa en los festivales de Paraguay y Chile.
APU: ¿Considerás, entonces, que el teatro es una herramienta de “el otro mundo” para mostrar y desarrollar el propio?
E.C.: No, no tanto. También en nuestra cultura se desarrolla una narrativa de contadores de leyendas, tenemos bastantes narradores buenos. Yo pude colaborar con la revista Ser Formoseño, con relatos e historias Qom. Publicamos, además, dos libros, uno se llama Na Qom, y Música, danza y juegos Qom de Formosa. En este último mostramos un trabajo colectivo, con hermanos jóvenes y ancianos de las localidades de Bartolomé de las Casas, Clorinda, Ingeniero Juárez. Y en Formosa, capital, trabajamos con Romualdo Diarte, profesor de Música junto al equipo de antropología de Buenos Aires, Silvia Citro y Soledad Torres Agüero.
APU: ¿Mensaje Qom por el mundo?
E.C.: La lucha política se sumó a cada actividad artística. En 1988 estuve en Suiza, en las Naciones Unidas en una conferencia en reclamo de 150.000 hectáreas de tierra del Teuco-Bermejito, en Chaco. En esa semana di dos conferencias sobre Derechos Indígenas. El conflicto Teuco-Bermejito sigue hasta hoy. Hemos formado una comisión de ese lugar con el nombre Lapelole. Trabajamos en conjunto con hermanos del Consejo Indio de Sudamérica. El presidente es el hermano Kolla Asunción Ontiveros Yulquila y Angélica Kolla del Centro Kolla. Y la periodista Matilde Baraglia, como asesor abogado Kolla Eulogio Frites. Tenemos una colaboración muy importante del belga Ivon Sondaj. Con todos estos hermanos se brindó capacitación para la formación de la comisión Lapelole que todavía sigue vigente. La palabra Lapelole significa laguna o río.
Nosotros somos el Pueblo Originario Qom, somos los protagonistas de nuestra propia historia.