Arte y aislamiento
Por Gabriela Margarita Canteros
“Quedate en casa” repiten decenas de artistas a través de las redes sociales y se ha convertido en el leitmotiv que nos representa por estos días. Sin embargo, el aislamiento, es una temática a la que varias corrientes artísticas recurrieron en forma asidua y uno puede trazar una senda a través de su historia.
Comenzamos con el romanticismo de Caspar David Friedrick instalándonos en las cimas de escarpados montes para decir desde la más absoluta soledad y aislamiento que hay mundo interior, profundo e infinito, el cual debemos explorar para reconocernos a nosotros mismos. El caminante sobre el mar de nubes, tela de Friedrich, es pieza clave del romanticismo en la pintura.
Los artistas del expresionismo y los de el posimpresionismo (como es el caso de Edvard Munch) exploran los límites psicológicos de la soledad tortuosa, esos personajes aislados no sólo por la enfermedad física sino también por los trastornos psicológicos; El Grito es el hombre que se aísla producto de su propio temor a la muerte, que en esos días era común en los enfermos de tuberculosis en Europa.
Otro grande de grandes post mortem es Vincent Van Gogh y el tendrá en sus personajes, sin duda, la exploración de la soledad y la vida bohemia que implicaba el reconocimiento solitario de las técnicas creativas que, en su caso y en otros, no terminaba necesariamente bien para nuestro héroe pero si para los dichosos ojos que hoy disfrutamos de sus producciones. El personaje principal del aislamiento social es el propio Van Gogh en su obra cumbre de la soledad: Autorretrato con oreja cortada.
Los metafísicos como Giorgio de Chirico, cuya pintura no tiene igual pero que su inclinación política posterior nos deja un artista ensombrecido, como también los surrealistas y muchos pero muchos artistas de la llamada vuelta al orden explorarán la soledad y el aislamiento de los seres humanos en universos psicológicos o cotidianos, apocalípticos o triviales donde los sujetos por opción propia o producto de sus temores sociales se sumergen en el más profundo aislamiento: Plaza de Giorgio de Chirico, La bañista de Raquel Forner, La Soledad de Forner, Soledad de Salvador Dalí, entre otros.
En cuanto a un gran innovador argentino, ha llegado la oportunidad de mudarnos a La Ciudad Hidroespacial de Gyula Kosice, un universo pulcro, libre de gérmenes donde el aislamiento, el aseo, el agua y la luz son protagonistas de un futuro visionario y excéntrico, propuesta en el siglo XX para solución del mundo que hoy nos toca.
La Ciudad Hidroespacial de Gyula Kosice.
El arte dando respuestas antes de tiempo y el mundo esperando ser. El aislamiento es, en parte, la oportunidad de repensar nuestra vida cotidiana. ¿Volveremos más sabios y más distantes?