Bárbara Grabinski: un viaje del tango al chamamé, de ida y vuelta
Bárbara Grabinski lleva años trajinando la escena tanguera. Nació en Lomas del Mirador, es hincha fanática de Racing, pasó una adolescencia ricotera, pero se reconoce tanguera desde la casa de la infancia. Cuando poco se hablaba del feminismo en el mundo del tango y el cupo femenino no copaba todas las discusiones, ella produjo el ciclo “Noches bárbaras”, para compartir el escenario con sus compañeras artistas, para intercambiar y darles un lugar a las cantoras menos conocidas. Es inquieta, su constante es buscar: sonidos, agrupaciones, repertorio, ideas. De todas sus búsquedas, tal vez la actual sea la más novedosa: se propuso unir en un mismo concierto al tango y la música del litoral, pensando un recorrido fluvial que una los dos géneros, sus artistas, temáticas, geografías y modos de ver la música popular argentina.
La acompañan en este viaje Ariel Hagman en la dirección musical y cello, Clara Stern en bandoneón, Virginia Morillas en guitarra y Matías Keller Sarmiento en vibráfono y percusión. Estrenado hace muy poco en el bar El Faro de Villa Urquiza, este proyecto llamado “Desde el sur del litoral” volverá a subir a escena el jueves 24 de octubre a las 21 en el Centro Cultural Torquato Tasso (Defensa 1575, San Telmo). La agrupación es inusual para un repertorio que suele estar en bateas separadas, probablemente porque la lógica de la comercialización de la música así lo quiso. El vibráfono y el cello aportan un clima experimental, encarnan la búsqueda de un sonido propio.
La cantante conversó con APU sobre este proyecto que reúne autores clásicos como Ramón Ayala o Teresa Parodi, que conviven con Cátulo Castillo, Jorge Luis Borges, Astor Piazzola, y letristas actuales como Juan Lorenzo y Coni Banús.
Agencia Paco Urondo: ¿Cómo surgió la idea de "Desde el sur del litoral"?
Bárbara Grabinski: Desde una necesidad de contar historias de un territorio más amplio que el tanguero. Salimos de Buenos Aires y decidimos hacerlo a través del río para ver qué pasaba y nos encontramos con el universo del litoral, un amplio terreno de creación para mostrar.
APU: ¿Qué puntos de encuentro y desencuentro descubriste entre el tango y el chamamé?
B. G.: Los dos son géneros de gran representación dentro de nuestra cultura. Ambos influenciados por las olas inmigratorias europeas. En el caso del chamamé, es más representativo de Corrientes, Chaco, Misiones, Entre Ríos, Santa Fe; una gran región musical y cultural de nuestro país. El tango podríamos decir que es del Río de la Plata, pero ambos géneros aparecen en todo el país y juntos forman parte de nuestra tradición. Si bien se diferencian en su sonoridad, se encuentra en ellos historias derivadas de los mitos y personajes de las regiones en las que surgieron. El tango canción generó una poética que se refleja en sus letras, donde aparecen cambios y continuidades en las diferentes épocas, siempre desde la óptica urbana o de la orilla, ese límite entre el campo y la ciudad. Por su lado, el chamamé nos trae la canción del litoral donde está presente la voz del guaraní, sumada a los paisajes, personajes y mitologías que le son propias. Los dos comparten fuelles: bandoneón y acordeón, y con ellos sus enormes y diferentes representantes, cada uno dueño de su propio estilo, como Transito Cocomarola, Tarragó Ros, Montiel, Barboza, Spaziuk y en contrapunto tanguero Piazzola, Leopoldo Federico, Troilo. Además, ambas danzas son las únicas del folklore argentino en las que la pareja se abraza.
APU: ¿Qué temas y autores componen el repertorio y cómo lo fuiste armado?
B. G.: Hacemos “Niebla del Riachuelo” de Cadícamo y Cobián, “Patio mío” de Troilo y Castillo, “El Malvenido” de Juan Lorenzo, “Jacinto Chiclana” de Borges y Piazzolla, “Nacida Hembra” de Coni Banus y Manu Navarro, “Candombe para el que hasta ayer reía” del Tata Cedrón y Luis Alposta, “Corazón de pájaro” de Parodi y Molina, “El Jangadero” de Ramón Ayala; entre otros. Lo fuimos armando desde el puerto hacía la ciudad y saliendo de Buenos Aires remontamos el río y contamos -mediante canciones litoraleñas- algunas de sus historias con la sonoridad que le es propia. Nos gusta fantasear que navegamos las aguas del Paraná desde nuestro Río de la Plata y que allí nos vamos a encontrar con todo lo que el litoral quiera mostrarnos.
APU: La agrupación que te acompaña incluye vibráfono y cello, no es de las más usuales, ¿Cómo pensaron el acompañamiento y por qué?
B. G.: En realidad no lo pensamos, en la construcción de la agrupación fuimos probando instrumentos y Ariel Hagman -que es el director musical y cellista- fue haciendo los arreglos y surgieron estos instrumentos. Es un proceso de búsqueda. El vibráfono tiene un sonido muy especial: generador de climas; tiene su historia con el tango en la orquesta de Fresedo, en el trabajo de Piazzolla con Gary Burton, entre otros antecedentes. Matías Keller Sarmiento es quien lo ejecuta dentro de su set percusivo.
APU: Hace ya unos cuantos años trabajás en la música popular, ¿cómo ves el circuito de la música independiente?
B. G.: Hace unos días tuvimos un encuentro cultural y político donde diferentes actorxs participamos de una mesa de propuestas basadas en la problemática que hoy nos atraviesa, esos espacios te hacen tomar aún más conciencia de lo que realmente viene sucediendo: desfinanciamiento, recortes de partidas presupuestarias, las pocas posibilidades de acceder a los diferentes subsidios, las clausuras. En este contexto se hace muy difícil llevar adelante un proyecto de autogestión, aunque lo hagamos una y otra vez. La escena es cada vez más compleja, esperamos y tenemos la esperanza de que la música independiente tenga el lugar que se merece. Sin embargo, los festivales llevados a cabo por sus propios artistas, como el FA-CAFF por ejemplo o aquellos lugares que subsisten en base al trabajo de lxs compañerxs, nos siguen permitiendo mostrarnos y nos contienen.
APU: ¿Qué cambios introdujo el feminismo en esa escena y qué cosas crees que hay que modificar con urgencia en pos de la igualdad?
B. G.: Desde hace un tiempo el feminismo nos hizo pensar en quiénes somos, qué valor tenemos y cuál es el lugar que debemos ocupar; y sobre todo lo que ya no queremos más. Los colectivos organizados por las compañeras se dedicaron a poner blanco sobre negro cada una de las problemáticas. Creo que las modificaciones vendrán con la aplicación de los cambios necesarios como la ley de cupo, la presencia en los festivales oficiales, la igualdad laboral. También debemos acompañar al movimiento participando, debatiendo y formando parte desde adentro: unidas, organizadas, por todo lo que queda por hacer. Es fundamental estar conectadas, presentar proyectos de políticas culturales con perspectiva de género, dentro de una organización que nucleé cada una de las manifestaciones artísticas, haciendo un real análisis y generando políticas para cada problema que nos desemboque en el cambio que debe darse urgente.
APU: ¿Qué proyectos de ocuparán en el futuro inmediato?
B. G.: Aparte de nuestra presentación del 24 de octubre en el Tasso, seguramente hagamos algunas más de acá a fin de año, luego vamos a comenzar a trabajar en el disco que queremos grabar a la brevedad y que será un reflejo de esta búsqueda tanguera y litoraleña.