Conexión Sur: encuentro de poetas en Bahía Blanca
Del 8 al 10 de noviembre se realizó en Bahía Blanca la cuarta edición de Conexión Sur, un encuentro de creadores organizado por Omar Zarza y Andrés Montenegro, que da muestra de que el milagro de la poesía es posible en un tiempo cada vez más caótico y virulento.
Bahía Blanca fue fundada el 11 de abril de 1828 por el Coronel Ramón Estomba, un militar que combatió en el ejército libertador bajo las órdenes de Belgrano y Bolívar. Pero ya en esa época, la sífilis había hecho estragos y la locura lo gobernaba. Luego de una vorágine de fusilamientos y degüellos “para pacificar” y marchar dando órdenes en latín a sus subordinados, Lavalle “nota” su enfermedad, lo releva y lo interna en el hospital de hombres de Buenos Aires. Muere unos meses después solo, en la calle. Nadie asistió a su entierro.
Así, bajo la impronta de un militar díscolo y loco, nace un destacamento militar de avanzada territorial llamado Fortaleza Protectora Argentina, casi 700 kilómetros al sur de Buenos Aires. Desde aquel fuerte el Estado argentino tomó una posición militar para confrontar con los malones que resistían la ocupación de sus tierras. Era la antesala de la matanza del desierto de Julio Argentino Roca.
Aquellas tierras adornadas de cangrejales con sus respectivas gaviotas, paja vizcachera y salitre ya tenían un nombre: “Huecuvu Mapu”. Bernardo Colipán, uno de los convidados a Conexión Sur, cuenta: “Huecuvu viene de Huecufe, que se traduce como espíritu malo, los lingüistas españoles con su mente colonial lo reducen a demonio, mapu es tierra”.
A principios del siglo XX, Enrique Banchs fue lapidario con sus observaciones, incluyó a Bahía Blanca en un grupo de ciudades “de grandezas improvisadas, asentada en cimientos inconsistentes”. “Bahía Blanca es un lugar sin espíritu, caridad ni cultura”. El tiempo pondrá en la balanza el Nobel de César Milstein y la obra de Martínez Estrada, Carlos Astrada, Luis Sagasti, Mario Ortiz y Osvaldo Costiglia, entre otrxs autores.
Pero en cierto punto es la misma ciudad que eligió darle la espalda al mar, la ciudad del polo petroquímico, la lluvia ácida y el afamado chiste (¿?) de Ignacio Amodeo que le costó su trabajo en el municipio: Bahía Blanca -Chernobyl, ciudades hermanas”. Es también aquella ambición de La Nueva Provincia, “el gran diario del sur argentino”, el medio que colaboró activamente con la última dictadura cívico-militar.
Esta ciudad de complejidades y contradicciones cono-geno-cidas y ocultas fue la sede una vez de esta nueva edición de Conexión Sur, con todo lo que implica conectarse en tiempos de Milei.
Conexión Sur da muestra de que el milagro de la poesía es posible en un tiempo cada vez más caótico y virulento.
La bienvenida se realizó en la casa de la cultura de la Universidad Nacional del Sur (UNS), con las palabras de los organizadores.
“Bahía Blanca no suele mirar al sur”, espetó Omar Zarza. Y agregó: “Este encuentro se crea para revertir esta visión histórica”.
Luego ampliará: “En cuanto a la financiación no hay diferencia ya que no hemos tenido apoyo institucional estatal, municipal ni provincial en ninguno de los cuatro encuentros. Conexión Sur propone una idea ética, estética y política opuesta al pensamiento y acción liberal de derecha representada por Milei. La lucha de trabajadores, organismos de Derechos Humanos, pueblos originarios y minorías por su identidad, lenguaje, territorio y recursos naturales nos interpelan al idear y concretar nuestro encuentro. ¡Así, la lucha continúa!”.
La jornada en la UNS comenzó con la presentación de dos editoriales independientes de San Martín de los Andes: Ediciones Las Guachas, dirigida por Tamara Padrón Abreu y La Adivinación, incipiente sello gestado por Dante Sepúlveda. Las Guachas, que también tiene sede en Bariloche, es una editorial feminista y autogestiva que ya cuenta con quince títulos publicados bajo tres colecciones, Derivas poéticas (poesía), Prosa Guacha (narrativa) y Citar la fuente (ensayo/no ficción). En tanto, La Adivinación acaba de editar su primer título, Carga Eléctrica, de Bruno Di Benedetto, autor radicado en Puerto Madryn.
En su intervención, Padrón Abreu sostuvo: “En estos tiempos de crueldad absoluta, construir y sostener un espacio como Conexión Sur, que perdure a través de los años, que permita el encuentro de poetas, editoriales, trabajadoras y trabajadores de la cultura, es un gesto de rebeldía y de resistencia. Es una condición de posibilidad. De escuchar, de poner palabras que den cuenta, que conmuevan, que permitan reconocerse en esa habla. Una felicidad enorme estar acá, más ahora que son escasos los encuentros, no sólo en Patagonia, sino en todo el país.
Hoy, no sólo resistimos, sino también entendemos que la cultura es un proyecto de vida. Patagonia, o el Mapu, es un territorio sumamente extenso, nos separan kilómetros y kilómetros, sin embargo, para vernos, para encontrarnos, para pensar colectivamente el futuro, hacemos, nos subimos a autos, a micros, a combinaciones interminables y a veces imposibles, y ahí estamos para hacernos el aguante, para desafiar este individualismo exitista transmitido en directo. Entonces, esos kilómetros se arrugan y resulta que estamos cerca, que Comodoro queda al lado de San Martín, que Trelew parece ser a veces el barrio contiguo a Bahía Blanca. Así acortamos distancias y armamos un territorio nuevo”.
En la apertura también hubo un momento para recordar a Nito Fritz y Cristian Aliaga, dos grandes referentes que apoyaron activamente Conexión Sur.
El calor y la humedad no impidió que el público se acerque hasta la Casona de Avenida Alem para escuchar atentamente casi tres horas de conversaciones y lectura. La actividad estuvo atravesada por la situación política y económica, con el gobierno de Milei amenazando derechos adquiridos que costaron años de lucha y la sangre de cientos de miles de compañerxs.
Conversaron y leyeron ante el oído atento de los convidados: Viviana Ayilef, Lucho Carranza, Ymar Sioban, Liliana Campazzo, Bernardo Colipán Filgueira que cruzo desde el pacífico en Tril Tril; Laura Forchetti, Marina Kohon, Chelo Cándia, Álvaro Urrutia, Silvia Butvilofsky, Jorge Spíndola y Daniel Martínez.
Ya entrando a la ruta 3 hacia Bahía se ven los rastros del temporal que atravesó la ciudad el 16 de diciembre de 2023, con árboles enormes tronchados al ras del suelo. Ese día, un fenómeno climático sin precedentes desató su furia llevándose varias vidas y causando daños materiales y ecológicos irreparables. La pasividad del gobierno de Javier Milei ante la tragedia quedó registrada en sus declaraciones junto al intendente de Bahía Blanca: “Estoy perfectamente confiado que ustedes van a poder resolver esta situación con los recursos existentes”. Este hecho sigue marcando la sensibilidad de la sociedad bahiense. Al comienzo de la segunda jornada, el cantante de la banda de rock Prxletarios, Joni Landa, aconsejaba: “Hoy hay alerta, no anden en la calle si hay relámpagos, no se acerquen a las ventanas, cuídense por favor”. Ya advertidos, nos aprontamos para reunirnos en el Centro Cultural Lisboa, sobre la calle Portugal, a metros del Teatro Municipal.
La noche devino en lluvia, pero la magnitud fue tenue y el público acompaño nuevamente, colmando la sala en la que los cuadros de Ana Porchilote conversaban con los poetas y los músicos. Hacia el final, emergió desde la tormenta el implacable sonido de Matías Morelli y los Plectros, una banda de jazz que se las trae.
Truenos y relámpagos fueron mermando hacia una calma perdida que ahora regresaba por un momento. Subiendo por Alem hacia la intersección con Casanova, la esquina más ventosa de Bahía Blanca (según German Ledesma), comenzaron esos dolores dulces y las promesas de planes futuros.
—¿Habrá más Conexión sur?, preguntó alguien.
De fondo como un eco resonaron las palabras de Cristian Aliaga: Hay que agitar hermano, hay que agitar.
* El artículo contiene lenguaje inclusivo.