David Bowie, los extraños años en Berlín
Por Rodrigo Lugones
Mr. Mojo Risin
Frank Zappa dijo (no sabemos si citando a alguien más) que escribir sobre música es como bailar sobre arquitectura, intentaremos, entonces, bailar sobre la arquitectura de la Trilogía de Berlín, aquellos tres discos que componen uno de los pasajes más interesantes de la obra de David Bowie, junto con sus tres discos paralelos: The Iddiot y Lust For Life de Iggy Pop, y Transformer de Lou Reed. Que, siguiendo al crítico inglés Simond Reynols, representaron una gran fuente de inspiración para lo que terminó siendo el movimiento post-punk. Un sexteto que puede considerarse el pilar del llamado "rock alternativo".
La trilogía de Berlín
Luego de una grave adicción a la cocaína, asfixiado por la toxicidad de una fama insoportable, Bowie decide viajar a Alemania. Más precisamente, al sector no controlado por el gobierno soviético, Alemania Occidental. Allí, desde principios de los 70 estaba naciendo un movimiento de música progresiva que, combinando la tradición psicodélica, conceptual, electrónica y sinfónica, había adquirido las características particulares de la región, movimiento que terminaría llevando el nombre de “Krautrock” (que sumaba grupos como Can, Neu!, Faust o Limbus 4, quienes quieran conocer un poco más pueden conseguir el libro Future Days, de David Stubbs, recientemente editado por Caja Negra Editora en nuestro país), es esta una de las corrientes que termina provocando una grave influencia sobre la obra de Bowie que, alimentada por los paisajes sonoros de Brian Eno, posibilita la llegada al mundo de tres discos conceptuales desde lo sonoro e incorpora novedosas técnicas de grabación, que marcan un antes y un después en la historia de la música contemporánea, redefiniéndola (mucho de lo que allí escuchamos termina siendo una clara premonición del camino que asumió el rock and roll posterior).
Decíamos que Bowie escapa a Alemania, junto a su amigo Iggy Pop, y al ex Roxy Music, Eno y suma, a su vez, la colaboración del genial Robert Fripp, para componer y grabar Low, Heroes y Lodger, los tres discos que pasaran a la historia como uno de los puntos más altos de su carrera. La música de Bowie, cuya única constante es el cambio permanente, incorporó aquí sintetizadores, atmósferas cósmicas y asfixiantes (marcadas, seguramente, por la cercanía que el Muro de Berlín tenía con el Estudio Hansa, donde se gestó gran parte de estos trabajos), y guitarras estridentes asumiendo él el rol de multiinstrumentista, tocando, en algunos casos, numerosos instrumentos (guitarra, saxo, etc.).
En la Trilogía de Berlín se cruzan el genio compositivo y avant garde de Bowie, con la magia del pionero de los sintetizadores proveniente de Roxy Music, Brian Eno, y la locura progresiva de Robert Fripp (Fripp grabó las guitarras de Heroes en una sola toma, su eminente virtuosismo le permitó no equivocarse y pasar las pistas de una vez), bajo la influencia del Krautrock alemán y, obivamente, no deja de estar presente el espíritu proto punk rock de Iggy Pop (que, en las sesiones de Lust For Life, ayudó a Bowie a comprender la importancia del espontaneísmo y la electricidad escénica para resolver, visceralmente, conflictos estéticos).
Son numerosos los datos de color que rodean a las sesiones, un capítulo especial merecen las llamadas “Estrategias Oblicuas”, un mazo de cartas que contienen sugerencias que apuntan a resolver un estancamiento creativo, posibilitando que, en medio de una laguna, el artista comprenda que hay otras formas de resolver un problema determinado. Estas cartas sirvieron para que en los estancamientos creativos que se producían en las grabaciones se puedan encontrar resoluciones nuevas. Un producto que luego registraría Eno y pasaría a la lista de las ideas freak del synth-master.
En la Trilogía, Bowie es experimental, raro, alternativo y disonante, pero siempre encuentra la posibilidad del hit (como se verifica en "Sound and visions", de Low, y el clásico "Heroes", del disco epónimo). Lo que solo puede entenderse si nos sumergimos en los criterios de producción que utilizó para trabajar con Lou Reed y la Iguana, Iggy Pop.
Iggy Pop y Lou Reed: El Sonido y La Furia
En el lapso en que Bowie graba la Trilogía también participa como productor de tres discos. Dos de Iggy Pop (The Idiot y Lust For Life) y uno de Lou Reed (Transformer), que pueden escucharse como una segunda trilogía berlinesa (todos son frecuentemente considerados como las obras definitivas de estos artistas en solitario). Participa con Iggy Pop componiendo canciones, dando sugerencias de grabación y redefiniendo el estilo de Iggy (más en The Idiot, donde Pop se anima a versionar a Bowie, haciendo un excelente cover de "China Girl", que para quién escribe, supera a la original).
The Idiot (disco que tuvo gran rotación en Manchester, influenciando a la escena naciente de finales de los 70) es, nada más ni nada menos, que el disco que Ian Curtis, cantante de Joy Division, pone al momento de suicidarse, en la memorable escena de la película “Control” que retrata la vida del cantante y letrista.
Lust For Life, por su parte, alcanzó la masividad en los 90 gracias a la película yonqui "Transpotting", ya que, al momento de salir, se vio relegado porque coincidió con la fecha en que murió Elvis Presley (lo que hizo que la compañía RCA, decidiera destinar todos sus esfuerzos a reeditar el catálogo del Rey y, por ende, cajonear a la Iguana). Encontramos allí grandes canciones como "The Passenger" (inspirada en un poema de Jim Morrison), o la misma "Lust For Life", que nos conecta con el clásico lado salvaje al que nos tiene acostumbrados Iggy Pop.
Luego sería el turno de Lou Reed, aquella estrella fundacional del rock alternativo, padre, posiblemente, de las locuras de Bowie, desde la Velvet Underground. Transformer encuentra a un Reed despegando por completo de la herencia de la Veltet, pudiendo lograr puntos altísimos, gracias a la colaboración creativa de Bowie, que supo entenderlo, lo que queda registrado en canciones como “Walk on the wild side”, “Satellite of love” o “Perfect Day”. Canciones perennes que resisten todo tipo de embate del tiempo como lo demuestra esta brillante performance en el programa de Jools Holland.
Travesti, drag queen, industrial, maquinoso, sumo sacerdote de atmósferas etéreas, y hechicero pop, Bowie descubre la posibilidad de lograr atmósferas con sintetizadores 30 años antes de que se pongan de moda, y consigue sumar al genio de Fripp para grabar un puñado de excelentes canciones pop que se permiten una producción alternativa y surreal, también produce discos increíbles que definieron el sonido de toda una época (que encuentra deudores en la Manchester de los Happy Mondays, y Joy Division, así como en el sonido de los 90 y los 00 del Rock Alternativo). Sintetizadores prehistóricos hacen apariciones estelares en la Trilogía, (como el EMS Synthi A, una rara valija que contiene una serie de perillas electrónicas y teclas digitales que hoy se ve como una reliquia del futuro) gracias a la búsqueda permanente de Eno, y al delirio del duque.
AGENCIA PACO URONDO despide así a uno de los genios más grandes de la música popular que el siglo XX nos legó.
Low – David Bowie
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Heroes – David Bowie
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Lodger – David Bowie
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Lust For Life – Iggy Pop
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The Idiot – Iggy Pop
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Transformer – Lou Reed
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