Eduardo D’Anna entre el ensayo y la poesía: sobre “Placeres” y “Traigo a la persona amada”

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    Eduardo D´Anna
    Foto: Cristina Dagatti
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Eduardo D’Anna entre el ensayo y la poesía: sobre “Placeres” y “Traigo a la persona amada”

14 Septiembre 2025

El prolífico escritor Eduardo D’Anna sumó a su vasta obra dos títulos que fueron presentados el pasado 24 de julio en el Centro Cultural Contraviento, junto al escritor y músico rosarino Pablo Solomonoff y quien escribe esta nota, su editora.

Se trata de Placeres, libro que reúne sus últimos textos ensayísticos, y Traigo a la persona amada, poemario que, en palabras de Guillermo Saavedra, “expone al mismo tiempo un relato y un poema, un paso de comedia y un ensayo”.

Quien ha recorrido la obra ensayística de Eduardo D’Anna reconocerá cuáles son los temas que, desde hace décadas, le han interesado y motivaron un conjunto de textos, exposiciones y circunstanciales charlas de café. La literatura colonial, el Modernismo, el Cotidianismo, la situación del campo cultural, por ejemplo, son los temas que retornan en Placeres junto a la reflexión sobre el trabajo literario y al rol cultural de la propia generación.

“En estos ‘placeres’ se alude, más que al deleite o al goce, en primer término, al lugar, casi diría a la “zona” (saeriana, ficcional) donde la corriente fluvial va decantando el oro que buscamos”, sostiene Pablo Solomonoff, porque entiende que hay “una nueva etapa en el viaje que D’Anna empezó con la fundación de una historia literaria para Rosario (hacia 1991-1992 y 1996), avanzó contra el centralismo porteño en Nadie cerca o lejos (2005), volvió a este “no lugar” en Capital de nada (2007), expandiéndose a la provincia con La literatura de Santa Fe. Un análisis histórico, de 2018, y con la tríada publicada en el 2024 (Hacia una historia integral de la literatura argentina, Los demiurgos. Las clases medias y la literatura y Cierta literatura) retoma impulso, salta hacia Latinoamérica, revisa la literatura nacional y vuelve sobre la de su ciudad, en un diálogo permanente y con otra perspectiva, la de la microhistoria, la anécdota fundacional, el comentario sobre los compañeros de ruta y su incidencia en el propio desarrollo teórico y poético”.

Mientras que en Traigo a la persona amada se desarrolla una pequeña ficción: la posibilidad de restablecer la relación amorosa de una joven pareja en la voz de un mago-brujo-detective, cuya función es mediar entre ambas partes, describiendo y relatando varias escenas, como si se tratara de una pieza teatral, donde tienen lugar sus peripecias sobre el caso. “Y, si bien se impone una suerte de realismo tangencial, de pronto el estatuto de verosimilitud se interrumpe y un perro dice lo suyo. Y luego calla” señala Guillermo Saavedra en el prólogo.

Si bien se trata de dos obras de distintos géneros, escritas y trabajadas por D’Anna en diferentes momentos, podríamos considerar los puntos de contacto que Placeres tiene con Traigo a la persona amada, según mi lectura.

Por un lado, aunque algunos discursos intenten despolitizarnos (cosa imposible, por supuesto), en ambas obras nuestro escritor señalaría la importancia de lo político en la sociedad ya que atraviesa y condiciona la vida tanto de las personas como de las instituciones, influyendo y determinando las relaciones de unos con otros y definiendo las acciones de cada uno en su medio (ya sea familiar, social, cultural, etc.).

Por otro lado, plantearía la vigencia de cierta espectacularidad social, donde todo se convierte en un show (desde los festivales y concursos de poesía hasta las relaciones y conductas más cotidianas) y sabemos que el show debe continuar, a nuestro pesar.

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Tapa placeres

Si nos preguntáramos, entonces, por aquel sentido político de la vida (los por qué y para qué), tal vez una respuesta sea: “si llegamos a esa conciencia política podremos lograr una identidad” porque “quien no sabe qué es o quién es”, como sostiene Eduardo D’Anna, será avasallado, no tendrá voz propia, imitará modelos impuestos, no podrá escapar de la medianía.

Y esa vida política pasa por lo cultural: en Placeres se mira hacia varios pasados (en los años ochenta, uno más democrático teniendo en cuenta la participación sostenida y la resistencia de una cultura que se quería viva y otro, el posterior e inmediato, quizás circunstancial, que no logró consolidar una verdadera integración del arte en la vida de nuestra ciudad) y propone el desafío y compromiso al Estado para elaborar planes de edición, pero también para ponderar obras, crear un público para la literatura de Rosario y proyectar a autores locales.

Si pensáramos la vida como un espectáculo, bien podríamos realizar la reflexión que se constituye hacia el final del poemario, donde cambia el tono de la voz poética porque ya no se trata del relato de la insistencia de un amante por atraer al ser amado o de la dudosa resistencia de este último, para comenzar un interesante ensayo sobre el amor:

 

“Cuando todo parece

natural, el amor,

en realidad, no existe.

 

Todo es cómodo, los encuentros

llenan las horas libres.

Los incidentes son narrados

a los amigos, convenientemente

depurados; a veces, a la familia.

 

Ese relato no es el amor,

se crea lo que se crea.

El amor es desesperante,

uno lo cuenta, la gente 

se estremece, te dan consejos,

te recomiendan hacer denuncias.

 

No es una cosa romántica

para nada. Lo que sucede

es que algunos románticos

se dieron cuenta.

 

Pero nunca pudieron contarlo

realmente bien. Pasa.”

(Algunas teorizaciones)

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Tapa traigo a la persona amada

Y quien fuera una voz dando cuenta de un religue, oscila entre el relato de los hechos y la reflexión sobre sus fundamentos, aparece la incertidumbre entre actuar o contemplar, y nos conduce hábilmente hacia el divague y la conjetura acerca de los vínculos que hacen que una pareja se aleje de cierta naturalidad para arribar a una comodidad confundida con el miedo, dejando en ello algo parecido a la libertad que quizás tuvimos.

Eduardo D’Anna fue director, colaborador, corresponsal y miembro del staff de distintas revistas como Parábolas (Rosario, 1965-1966), el lagrimal trifurca (Rosario, 1968-1977) y Poesía de Rosario (Rosario, 1993- 2001); dirigió un proyecto de investigación; organizó ciclos de poesía; dictó más de cuarenta conferencias; participó de más de una veintena de mesas redondas; se desempeñó como jurado de doce certámenes; tuvo a su cargo cursos y talleres literarios;  tradujo, escribió y fue profesor de piezas de teatro; publicó más de veinte libros de poemas (teniendo aún varios inéditos); tradujo a importantes poetas como Yeats, Bandeira, Prévert y Ferlinghetti; escribió crónicas, cuentos, novelas y literatura infantil y también textos de  crítica, historia y sociología literaria. Fue quien comenzó con la selección y el estudio de la obra poética de Felipe Aldana (en colaboración Elvio E.Gandolfo) y de Irma Peirano.

Fue declarado “Escritor destacado de la Provincia-Año 2009” y recibió el Diploma de honor por sus obras La literatura de Rosario Siglo XIX-XX, 1996 y La literatura de Santa Fe: un análisis histórico, otorgado por el Concejo Municipal de Rosario, en 2017 y 2018.

En pocas palabras, estos nuevos títulos de D’Anna, tanto desde el ensayo como desde la poesía, se comprometen con nuestra realidad contemporánea, con los hechos y vínculos que nos contienen cotidianamente, invitándonos a una interesante reflexión y a un diálogo sincero, sobre todo con uno mismo.