“Era obvio que tenían que contemplarse a los centros culturales”

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“Era obvio que tenían que contemplarse a los centros culturales”

20 Diciembre 2014

Para no ser un lugar público, se debe pensar a uno mismo como una casa y actuar en consecuencia. Pero, más allá de lo que uno piense, la ley es injusta, insidiosa, negligente y esta armada. Por suerte también es torpe y lenta. Y por más insidiosa que sea y por más énfasis persecutorio que adquiera con los gobiernos de turno, esconderse sigue siendo el mejor modo de hacer lo que uno quiera con total libertad.

Por Boris Katunaric

APU: ¿Cómo funciona La casa del Sauce eléctrico?

Simón Ignouville: Nuestro funcionamiento depende de que la gente no sepa que existe, que la gente que se entera lo haga por amigos, de amigos y que quiera el lugar como debe ser querido

APU: ¿Que no se enteren las autoridades?

SI: Si, las autoridades y la gilada, yo que pertenezco a este espacio diría que soy un socio del club. Es un lugar muy extraño porque no tiene dueño, funciona hace ocho años y no tiene dueño, tampoco es una cooperativa, lo es pero de una manera intuitiva, o sea a través de una cultura y de personas que deciden ocuparse de distintas tareas, básicamente el que quiere hacer algo lo hace y nadie lo jode, hay mucha confianza entre nosotros, hay disidencias y contrapuntos pero  funcionamos muy bien así para eso. Es un lugar de encuentro.

APU: ¿Qué tipo de actividades hacen?

SI: De todas las que se pueden hacer en la cultura humana, se come, se bebe y, obviamente se hace mucho arte, se dialoga, se construye, se deconstruye, mucha gente duerme ahí, inclusive, se hacen todo tipo de intercambios, se presentan libros. Pero, más bien, yo diría que es un lugar de encuentro por ejemplo va, toca en un lugar y después viene acá y se junta con sus amigos, con sus pares, y también prueban lo nuevo antes de terminar de construirlo, se arman ensambles ahí, mucho, es un lugar donde no se enchufan los instrumentos, es todo acústico, se hace mucha poesía, pintura, muchos ciclos arrancaron ahí y después se fueron a otro lado. Es un lugar donde entran como mucho sesenta personas y de por sí siempre hay 22 personas.

APU: ¿Los afecta la nueva ley? ¿Los beneficia o no les da nada nuevo?

SI: Estamos muy contentos y estamos en esa charla permanentemente, desde el principio, es una ley que es buenísima, sobre todo porque no había ninguna ley antes, ese es el principal punto, después era una ley obvia, era obvio que tiene que contemplarse a los centros culturales. Hoy en día hay cinco pibes llenos de sueños e ilusiones y no se ponen un bar, se ponen un centro cultural, ya no existe el bar, existe en su faceta comercial. Pero hoy en día sos joven tenés ganas de hacer algo y lo que más mueve es un centro cultural, tiene muchas diferencias con un bar, tenía que ser contemplado como algo distinto, no sé si sin fines de lucro porque muchas veces es para el barrio, de poca inversión, es mucho más seguro que un bar por la misma actitud de la gente, entonce necesitaba ser legislado de otra manera. La otra ley estaba llena de agujeros. Esta nueva ley es muy buena pero a nosotros no nos interesa y tantos lugares de encuentro porque esto es como decir que vos siempre en tu casa hacés fiestas y ahora te vas a inscribir como centro cultural porque no querés ser un centro cultural, querés que siga siendo tu casa.

APU: ¿Qué más puede ofrecer La casa del sauce eléctrico?

SI: Amistad, amor, mucha vanguardia del arte se junta ahí, un pensamiento distinto, una manera de ser, hacer, tener, distinta. Hay un trasfondo filosófico, hay una vanguardia que va dejando de ser vanguardia porque los chicos crecen pero también hay unas nuevas camadas que sienten que ese lugar es su segunda casa siendo que este lugar es nuestra primera casa para los que estamos.