"Fun People fue la banda más representativa del hardcore punk por la propuesta que tenían desde el escenario hacia fuera"

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    Beto Alfaro con su libro
    Foto: Leonardo Rendo
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"Fun People fue la banda más representativa del hardcore punk por la propuesta que tenían desde el escenario hacia fuera"

13 Noviembre 2022

Agencia Paco Urondo dialogó con Norberto Alfaro, locutor y periodista de rock, sobre su libro La mayor protesta es el amor, dedicado a Fun People, el hardcore punk y la escena del rock de los años 90.

Agencia Paco Urondo: ¿Cómo es que nació un libro como La mayor protesta es el amor. Diálogos sobre Fun People y el jarcor punk, y en cuánto tiempo pudiste tenerlo listo?

Norberto Alfaro: El libro existe porque me parecía que Fun People merecía tener un registro que cuente lo que fue aquella experiencia. En 2015 empecé con las primeras entrevistas, que fueron más de 30 en total, con las personas más allegadas que trabajaban con la banda. Incluyendo a otros músicos que fueron contemporáneos compartiendo shows y escenarios, también activistas de la escena hardcore punk de la época. Después decidí parar con los reportajes y me puse a trabajar en una reconstrucción histórica de los ´90, con sus características sociales, políticas y culturales. Por eso me gusta aclarar que La mayor protesta es el amor no es una biografía de Fun People sino una lectura muy personal que hice del grupo y que pude terminar en el 2021.

APU: Me quiero quedar con lo que decías acerca de rescatar la experiencia que fue Fun People en un contexto de una década como los ´90 donde, desde las políticas neoliberales, se decretaba la muerte de las ideologías y se apostaba por el individualismo, por ejemplo.

N.A.: Es que justamente eso faltaba. En los ´90, para mí, Fun People fue la banda más representativa del hardcore punk por el contenido de sus letras y por la propuesta que tenían desde el escenario hacia fuera. Una década nefasta con cierre de fábricas y pobreza extrema que terminó en el 2001. Sin embargo y como respuesta estaba el arte y la contracultura que la banda ofrecía cada vez que ibas a verlos, cuando te encontrabas con un montón de información extra musical, política y te diría educativa, también. De la que los hijos de aquella clase media empobrecida no teníamos acceso en las escuelas. Por eso empezamos a cuestionarnos un montón de cosas, incluso de nuestra personalidad y nuestros hábitos de vida.

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Beto Alfaro
Foto: Leonardo Rendo

APU: Dentro del universo que planteabas que acompañaba los conciertos de Fun People y que tanto sirvió para romper cabezas ¿Qué era puntualmente con lo que te encontrabas?

N.A.: Recuerdo ir a Cemento y encontrarme muchas veces en la parte de adelante del boliche con una Feria de Fanzines y decenas de publicaciones de extracción anarco punk, por ejemplo. A su vez, había colectivos políticos y ambientalistas como el Grupo Autogestionario Por la Liberación Animal y Humana (GAPLAH), y de Derechos Humanos con material impreso de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, Hijos e Hijas por la Identidad y Justicia contra el Olvido y el Silencio (HIJOS) y Acción Directa Noviolenta (ADN). Entonces, te podés imaginar que cuando volvía de esos recitales a mi casa lo hacía cargado de volantes increíbles por su contenido para leer. Marcelo Depetro, técnico de grabación en Anesthesia (1995), primer disco de Fun People, una vez me dijo con toda razón que en los shows de la banda existía una verdadera red social, donde todos interactuábamos haciendo circular toda esa información que fue tan vital para nosotros.

APU: Un momento de quiebre importante en la carrera de Fun People serán los ya históricos Festivales Hardcore Gay Antifascista, realizados en Cemento, donde la banda va a tomar posición a favor de las disidencias sexuales al mismo tiempo que repudiaba el accionar violento de los skins más radicalizados, los Bonehead.

N.A.: Absolutamente, en aquel momento los boneheads pululaban por los recitales no sólo de Fun People, sino también de 2 minutos y Attaque 77, violentos y provocando. Entonces, la banda tomó posición con la idea de sacar del ambiente a estos tipos. Y si bien todavía eran tiempos en que las tribus rivalizaban entre sí, Nekro proponía, a través de su discurso, otra cosa. Por eso, proponerse ser un grupo gay y antifascista fue marcar una apertura e inclusión para con las disidencias sexuales, inéditas para el rock. 

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APU: Otra de las luchas que la banda acompañó fue la que llevaron adelante las mujeres. Con otro recordado evento llamado El Aborto ilegal asesina mi libertad, en 1997. ¿Que pudiste investigar al respecto?

N.A.: De ese festival, del cual quedó un registro en vivo y en el que también estuvo She Devil's, otra banda clave de la escena. No puedo dejar de mencionar la participación de Actitud de Cambio, un grupo que se manifestó claramente en contra del aborto. De hecho, en el momento de su set, decoraron el escenario de Cemento con muñecos simulando ser bebés ensangrentados. De este modo, lo interesante fue que la discusión y el debate bajaron del escenario y se instalaron entre el público.

APU: Una vez que decidiste editar el libro y te empezaste a comunicar con los integrantes de Fun People ¿Cómo fueron esas reacciones?

N.A: Cuando empiezo a trabajar en el texto me comuniqué con cada uno de los músicos para saber si querían colaborar de algún modo. Salvo con Nekro, con quien una noche, de casualidad, me lo crucé en el Salón Pueyrredón y se lo pude contar personalmente. La cuestión fue que ninguno quiso participar hasta que una vez, ya con el libro en la calle, Lucas Sequeira (primer guitarrista de Fun People) se contactó conmigo disculpándose y aclarándome que no era nada en contra mío sino el resultado de otras malas experiencias de quienes quisieron contar la historia del grupo.

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Beto Alfaro
Foto: Leonardo Rendo

APU: La última. Siendo que disfrutaste y te interpeló tanto la propuesta de Fun People ¿Tenés alguna respuesta de por qué no te pasa lo mismo con Boom Boom Kid, el proyecto actual de Nekro?

N.A.: Cuando Fun People se separó ya todos sabíamos que Nekro tenia preparado su proyecto solista. Lo fui a ver al teatro Don Bosco, en Bernal, y la verdad no me sentí representado en ningún momento. El público cambió mucho, quizás por un tema generacional, y su música la verdad no me gusta. Y si bien la voz es la misma, la propuesta es totalmente diferente.