Gabriel Lucena: “La gran posibilidad que brindan los instrumentos electrónicos es la de encontrar y diseñar tus propios sonidos”
Por Manuel Izraelson
APU: ¿Cuál fue su primera herramienta electrónica?
Gabriel Lucena: Yo tocaba el bajo en una banda en los años 90. En un momento el baterista se fue y propuse comprar una máquina, así que con unos ahorros compré una RolandR5; que es una batería electrónica. De todas formas seguí interesado en el bajo y en esa música, que era más bien postpunk.
APU: ¿Cómo percibía el público ese sonido?
GL: Era raro porque éramos un dúo de guitarra y bajo, y además, con batería electrónica. Quizá cuando íbamos al interior nos miraban con mala cara porque sonábamos como si tuviésemos una batería pero no la había. Ahora se amplificó mucho el panorama. Hace unos cuantos años una banda de rock con sintetizador no era muy bien vista, por ahí se podían permitir un órgano. Si metías sonidos más raros acá se veía extraño.
APU: ¿Existe un prejuicio hacia la música electrónica? Muchos la relacionan con fiestas como la Creamfields.
GL: Obviamente la gente habla de lo que conoce. Lo que más sale en los medios es sobre las fiestas electrónicas y el tipo de música que suena allí. La música electrónica existe desde los años 60 y hay muchísimas ramas. Es complicado hablar de música electrónica porque nace como algo experimental. En argentina tiene su origen en el año 58 en la Facultad de Ciencias Exactas, su origen es netamente experimental y se basa en la composición de la música contemporánea. El rock y el pop se la apropian después, con el acceso a los sintetizadores. La explosión del diseño y fabricación de estos instrumentos se da gracias al rock y al pop porque tiene que haber un sustento comercial para las fábricas. La gran posibilidad que te dan los instrumentos electrónicos es la de encontrar y diseñar tus propios sonidos.
APU: Fuera de su trabajo en Miranda. ¿Cómo se da el proceso de sus composiciones?
GL: Tengo épocas, abarco muchas cosas y quizá no termino haciendo ninguna bien (risas). Ahora subí a SoundClub unas improvisaciones con guitarra que había hecho para ambientar un evento en el Centro Cultural Néstor Kirchner. Cuando me convocaron para hacer eso se me ocurrió hacer una improvisación con guitarra, muchos pedales y hacer loops en vivo. Trato de buscar un resultado que tengo en la cabeza cuando compongo y de acuerdo a eso busco las herramientas, si son sintetizadores trato de buscar los que me puedan dar esos sonidos.
APU: En relación a Miranda ¿Siente que el grupo rompió el esquema de la típica banda de rock?
GL: Por ahí para el gran público sí. Para una escena más masiva cuando Miranda pega el salto fue una renovación. Acá ya había bandas haciendo pop electrónico, para gente que ya estaba inmersa en ese ámbito no era algo nuevo, pero para una escena más amplia sin dudas lo fue.
APU: ¿Considera que también fue irruptivo desde lo estético?
GL: Si. Creo que más que nada lo revolucionario de Miranda fue lo estético, un hombre y una mujer haciendo un melodrama sarcástico si se quiere. En cuanto a la estética del vestuario y la puesta en escena hubo una revolución con su aparición. Creo que también en las letras hay una utilización de las palabras fuera de lo tradicional y muy bien pensado.
APU: Mencionaba la presencia de la mujer como parte del dúo, algo que no era habitual en aquella época. ¿Hay un aporte desde la perspectiva de género también?
GL: Sí. Si miras la trayectoria de las canciones la cuestión de género está planteada desde un plano de igualdad. En el rock más tradicional las letras suelen poner al hombre por sobre la mujer. En Miranda eso siempre fue tratado desde la igualdad. Hoy es un grupo conformado por tres mujeres y dos hombres. La cuestión de género está planteada desde el principio.
APU: Con Ale Sergi conformaron Satélite 23, un nuevo grupo. ¿Cómo surge el proyecto?
GL: En principio este proyecto lo arrancaron Ale Sergi y Diego Poso, un productor de FM 100, DJ y coleccionista de discos. La idea fue hacer algo que tenga que ver con la electrónica pero que mantenga algo de la canción, también que los intérpretes provengan de distintos géneros. En principio arrancó como un juego y ahora ya tenemos un disco casi listo. Es un proyecto bastante ambicioso en cuanto a poder plasmar una serie de canciones producidas por tres productores. Hay una rotación de ideas permanente y se termina reflejando en el resultado final, porque lo que sale no tiene nada que ver con lo que hacemos cada uno por nuestra cuenta. A eso se le suma lo que aporta cada intérprete.
APU: ¿Piensa que el proyecto abre el género electrónico a un público más amplio?
GL: Quizá es para un público más específico porque hay mucha máquina. Pero el solo hecho de que se sumen intérpretes que vengan de otro palo puede colaborar en que se sume mucha gente. Ya circula una canción con Dread Mara-I, un tipo con su público y su trayectoria. Es interesante que su público también descubra una faceta del cantante que no conocía y que le puede gustar.