“La vida aquí pasa por otro lado, la gente puede dedicarse a cualquier cosa menos al arte como profesión”
Oriundo de Sierras Bayas, localidad del partido de Olavarría, el actor y director teatral Julio Sarrat conversó con la Agencia Paco Urondo sobre sus comienzos en la actuación y la dirección, y sobre cómo es hacer y dirigir teatro lejos de la Capital Federal.
AGENCIA PACO URONDO: ¿Cómo comenzó tu pasión por la actuación?
Julio Sarrat: La actuación está en mí desde que nací, supongo, o desde antes de eso, tal vez. Ya que parte de mi familia –unos tíos abuelos- fundaron el teatro en ese entonces también cine, en el cuál hoy y desde hace algunos años, doy mis clases y también pongo en escena muestras y espectáculos, como el actual Mar de Fueguitos.
En 1996 me interné de lleno a descubrir el teatro y una nueva vida para mí; así como lo digo, ni más ni menos. Al principio sólo pensaba en actuar, y en ese camino descubrí a grandes maestros cuando me mudé a Buenos Aires en 2003: Luis Agustoni, Augusto Fernandes, Santiago Doria y Carlos Romero Franco, en actuación y doblaje.
Con el paso del tiempo y el transcurrir de la profesión, pasé de hacer publicidad, mucho teatro, algunas cosas de cine independiente y doblaje de películas a dar clases, o como me gusta decir, a contar aquello que me hicieron ver antes mis maestros, sumado a mi propia experiencia. Comencé allí en Buenos Aires en el barrio de Congreso, muy cerca del Teatro El Ojo, de Luis Agustoni, donde debuté profesionalmente. Después seguí a partir de 2015 en mi pueblo natal, Sierras Bayas, provincia de Buenos Aires, hasta la fecha.
APU: ¿Quiénes son tus referentes actorales?
J.S.: En actuación fui siempre muy observador y preciso, y me gusta ver seriedad en el trabajo, soy de los que ven si “es, o se hace”.
Mis grandes referentes son los maestros Augusto Fernandes y Raúl Serrano, aunque no estudié con este último, lo he leído y seguido desde hace un tiempo, buscando otras voces.
Y en actuación me gustan mucho Pepe Soriano y Ricardo Darín. De Francia, Daniel Auteuil, Juliette Binoche y Marion Cotillard; Meryl Streep, Julianne Moore o Joaquín Phoenix y Daniel Day Lewis de Norteamérica, entre otras/os.
APU: ¿Hace cuánto dirigís tu actual grupo de teatro?
J.S.: Pasaron algunos años hasta que avancé con la formación de la gente, con la que empecé, salvo excepciones, prácticamente desde cero. Hasta que en 2021, saliendo de la pandemia, empezamos a darle forma al grupo de Teatro “La Escalera”, tomando el nombre del primer Grupo Independiente que hubo en Sierras Bayas, hace un tiempo. Nos encontramos en mi casa, en un viejo garaje devenido en sala de ensayo al pie de las Sierras; y/o también en la ciudad de Olavarría, con gente de mi taller particular que se está integrando a “La Escalera”. Y de ahí se gestó Mar de Fueguitos.
“Armamos con los poemas elegidos una historia guiada por “El Tiempo”, de Eduardo Galeano, en el que habla del mar de fueguitos”.
APU: Contanos sobre Mar de Fueguitos, tu última obra.
JS: Comenzó como un trabajo de taller, en el que les propongo “contar” una poesía como una historia, descubriendo primero qué quiso decir el autor, luego ponerle el cuerpo animal de actor/actriz, para terminar, contándola natural, sutil y poéticamente, casi sin querer, como deben ser contadas las historias, según creo. Se eligieron poemas de Mario Benedetti, Susana Thénon, Fernando Barcenas, una poeta de la ciudad vecina de Azul, Araceli Lacore, entre otros, además del mismo Galeano. Y lo mostramos. Y mis muestras tienen forma de espectáculo, siempre. Armamos con los poemas elegidos una historia “guiada” por “El Tiempo”, de Eduardo Galeano, en el que habla del mar de fueguitos, y nos sirvió de marco y referencia para decir cosas más allá de cada poema, globalmente. Y fue tan bien recibido y aplaudido que decidimos presentarlo como espectáculo, con los ajustes del caso, y en eso estamos.
APU: Ya tuviste la experiencia de vivir en la gran ciudad. ¿Cómo es hacer arte, en este caso teatro lejos de la Capital Federal?
J.S.: Nuestro medio es diferente, ni mejor ni peor, sólo diferente al de Buenos Aires u otras grandes ciudades como Mar del Plata, La Plata o Córdoba. La vida aquí pasa por otro lado, la gente puede dedicarse a cualquier cosa menos al arte como profesión, aquí las profesiones rentables son las otras, somos unos pocos los que podemos vivir dando clases de teatro como en mi caso (de la mano de mi otra profesión, la de electricista) o esperando la venta de algún cuadro… unos pocos.
Además, si contamos con que el teatro es una minoría en todos lados, mucho más aquí, en donde unas pocas personas quieren hacerlo de verdad, siempre y cuando estén jubiladas o ya vivan ampliamente de otra cosa. Y el grupo etario con el que contamos es siempre de 5 a 15 o 16; y de 50 a 80, nadie o casi nadie entre esas edades, justamente la más productiva, en la que la gente está ocupada estudiando y/o trabajando en otra cosa. Y los hobbies son otros, también; ganan el deporte, los paseos y la televisión, que aventajan al teatro y a la lectura, con honrosas excepciones, claro y por suerte que es así.
Por lo tanto, la elección es al revés, hay que ver qué obra o espectáculo armamos entre los poquitos actores y actrices que somos. Y esto ha sido y seguirá siendo siempre así.
Pero el teatro sigue resistiendo…
APU: ¿Proyectos a futuro?
Proyecto mi sala terminada, con luces, sonido, butacas…
Proyecto puestas en escena que logren modificar algo en las personas, o al menos que las entretengan un rato.
Proyecto más gente joven de acá transitando la pasión por el teatro.
Proyecto más gente apasionada en todos los sentidos.
Proyecto un lugar donde habitar siendo lo que soy.
Proyecto que algo de lo que quiero decir, con amor y empatía, llegue a su destino.
Proyecto que mis dos profesiones se unan de alguna manera, alumbrando un poco este difícil camino, a veces oscuro y pedregoso, que es la vida.
Gracias, a vuestra disposición.