Libros: “Eva, Alfa y Omega” y “Pogrom del cabecita negra”, de Aurora Venturini
Por Inés Busquets
Eva, Alfa y Omega
Aurora Venturini, en tono poético despliega sus palabras como una obra de arte para retratar a Evita de principio a fin. Capítulos pequeños que funcionan como perfiles en distintos momentos de la vida de la abanderada de los humildes.
Registros certeros y testimonios cercanos: Blanca Duarte, Juana Ibarguren cuentan el origen de una Eva de la que poco se habla: la niñez y adolescencia en Los Toldos.
Aurora en Eva, Alfa y Omega rescata la figura precedente a la consagración. Enumera detalles íntimos de una infancia donde ya la inquietaba la injusticia y la desigualdad. Donde ya percibía la distancia entre los ricos y los pobres, en la que siendo pequeña se perfilaba como líder social y artista. Así la describe, inmiscuida en las cosas de la escuela, de los mapuches, del barrio, de los desposeídos.
Luego la adolescencia que se interrumpe cuando su hermano Juan la convoca a triunfar en Buenos Aires, sigue el Luna Park y la historia conocida que haría girar el rumbo de su vida para siempre.
Los destellos de Aurora aparecen en la esfera de los vínculos, de la presencia cotidiana.
Aurora escribe con fluidez sobre Eva, con conocimiento, por momentos pareciera que ella escribía a la par que vivía la experiencia. La mirada intrínseca de Aurora que le permitía vivir todo el tiempo como si estuviera escribiendo, entonces las escenas y las situaciones aparecen como pinceladas en marcos verosímiles y determinados.
En Eva, Alfa y Omega, Aurora construye un perfil singular y propio, donde también interviene con su voz a través de pequeñas digresiones que elije poner en paréntesis, como suele hacer en sus obras.
Aurora cuenta y nos comparte una Eva íntima, una compañera de trabajo, una cómplice. En el texto de Eva se transmite frescura y naturalidad, una sucesión de recuerdos que impregnan de diálogos desopilantes o ríspidos, opiniones y datos.
La participación de distintas personas poetas, amigos, hermanos con nombre y apellido dan solvencia al relato.
Por un lado, Eva Alfa y Omega es el retrato de Evita desde una mirada contemplativa y participante a la vez, por haber compartido el trabajo diario y haber visto su generosidad y capacidad a flor de piel. La voz de Evita entre mujeres, puertas adentro de la Fundación; la formación de la rama femenina del partido; el amor hacia Perón en los albores y en el ocaso, entregando su vida por la causa y el bien común.
“Eva significa novedad peticionante de los Derechos Cívicos de la Mujer, atropella golpeándolos por talones herméticos y machistas; ve a los funcionarios judiciales y, más que solicitar, ordena su afilada voz de espada de dos filos.” “La generosidad de Evita era ilimitada; la paciencia no tanto; las broncas espantosas.”
Por otro lado, también es el relato de la experiencia de Aurora con el peronismo, que abarca no solamente el trabajo en la Fundación sino cómo llega, su participación en el 17 de octubre, la militancia y su pensamiento sobre Perón.
“Mediaba 1945. Todo el pueblo, especialmente el obreraje, enardeció. El 17 de octubre salimos a romper la Casa Rosada. No pudimos llegar, pues levantaron los puentes. Algunos compañeros decididos, de Berisso y Ensenada, se tiraron al río y no sé qué habrá pasado con ellos. Nosotros nos consolamos con las bombas molotov, destrozando vidrieras; volaban los tranvías por el aire, denso, con guarda y todo.”
Además, de ser una elegía, un cuento y una analogía con la mirada de Rodolfo Walsh de Eva, en “Esa Mujer”.
Aurora, como alguna vez escuché en palabras del artista plástico Daniel Santoro, eleva la figura de Evita a una entidad mística y mítica, y así la nombra a lo largo del relato: Bella Durmiente, Señora de Alma Obrera, Dama de la Esperanza. También compone el monólogo interior de Eva, una Eva devastada que espera su hora inmersa en el amor del pueblo.
“América mira en los ojos de Evita a la melancólica Virgen.” “La señora es de alma obrera, la mejor samaritana sindicada por la imaginación popular que contactará con los enfermos.”
Aurora, fiel a su estilo, hace un epílogo donde aclara que ella escribe ficción por lo tanto todo se circunscribe allí: “La ciencia histórica deberán ejercerla los historiadores y yo soy una escritora que, aunque requiera del apoyo algo acaecido en la realidad, crea fantasiosamente.” Por lo tanto nos queda a las y los lectores cerrar el círculo de creación entre la obra y la artista.
El pogrom del cabecita negra
Es un relato realista sobre una familia desmembrada por la coyuntura. Moncho, el protagonista a sus 29 años volverá a su casa materna, encontrará que su madre ha muerto y se ira reencontrando con sus hermanos y hermanas, separados desde pequeños para formarse en diversos Institutos de menores.
Con un lenguaje crudo y marginal, que me llevó a Arlt o al Zelarayán de Piel de caballo, la narradora de Progrom describe un drama con intervenciones filosóficas y guiños de intelectualidad.
Sin duda es una ficción basada en historias que Aurora Venturini recorrió cuando trabajaba en minoridad.
En forma de novela corta, con una historia y un conflicto Aurora hace énfasis en la matriz de la desolación, lo marginado de la sociedad. La vida afuera del sistema. Además, muestra el interior de un " reformatorio" como se le decía en aquella época.
Menciona el pogrom en términos de devastación, violencia y percusión de un sistema que expulsa al que considera, según su criterio, diferente; inclusive hace una analogía con el racismo en EEUU.
“Ramas podridas del árbol genealógico de Adán y Eva, los intocables, habitan la inconsciencia de las napas sociales, mientras lo de “arriba” planifican.”
“Los argentinos nos rebelamos frente a la segregación del africano, en los Estados Unidos de Norteamérica. En nuestro país, la segregación es más intensa. Opinamos, ¿cómo es posible que haya universidades para negros, barrios y hasta templos para negros?
En este libro, Aurora expresa una realidad con dolor y bronca, de alguna manera la denuncia.
Los “cabecitas” son los negros de aquí y no poseen universidades, ni barrios, ni templos. Habitan los basurales y mueren analfabetos.”
En este libro, Aurora expresa una realidad con dolor y bronca, de alguna manera la denuncia.
Progrom del cabecita negra fue premiado por la Municipalidad de La Plata en el año 1973, data de su visión de ese tiempo.
Ambos libros fueron escritos en momentos disímiles pero constituyen una constelación.
Estos libros son posteriores a la Aurora que acompañó a Eva en la Fundación y participó del trabajo social.
Guardan absoluta consonancia con la escritura de Aurora y su perfil peronista.
Si bien el lenguaje es totalmente diferente, la sincronía se da en el espíritu de las obras.
En el prólogo Dora Barrancos sintetiza muy bien esta confluencia: “Tengo la certeza de que estas dos obras de Aurora Venturini hablan desde sus entrañas. Son sus convicciones ideológicas y políticas las que comandan la escritura empinada, densa, sagaz, y por cierto polémica que ahora se presenta.”