Los Ratones Paranoicos celebraron sus 40 años sin gusto a despedida

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    Recital Vélez Ratones Paranoicos
    Foto: Javier Tucci
EN VÉLEZ

Los Ratones Paranoicos celebraron sus 40 años sin gusto a despedida

24 Septiembre 2024

La banda nacida en el barrio de Villa Devoto se despidió del público porteño, iniciando así el camino hacia la ceremonia final que los llevará a girar por algunas ciudades del país y el territorio europeo. Familias enteras, la pibada de siempre y paranoicos hasta sub 60, coparon el estadio José Amalfitani para darle las gracias a la banda de sus vidas.

El pasado sábado 14 de septiembre, en una noche fría del barrio de Liniers, Juanse (voz y guitarra), Sarco (guitarra), Roy (batería) y Pablo Memi (bajo), transitaron las más de dos horas de un show a puro rock and roll, blues y psicodelia con una lista de temas muy atinada para la ocasión. Si hubo algo para resaltar fue el sonido e imágenes proyectadas, junto a la pasarela que hizo temblar a las más de 40 mil almas allí presentes.

La base constante de Roy y Memi marcaron el pulso impoluto de una performance que, por momentos, rozó lo elíptico. Ni hablar de los sabrosos pasajes y punteos de Juanse y el tempo rítmico y filoso de Sarco, quien en todo momento estuvo custodiado por la mirada de San Pugliese, que sonreía desde un calco adherido al equipo de viola. Párrafo aparte para los vientos y el piano, este último comandado por un músico de alta talla como Yamil Salvador, un multiinstrumentista que a principios de los 2000 tuvo el privilegio de tocar junto a Jorge Pinchevsky, miembro de Los Burritos y colaborador junto a La Renga, Guasones y Gardelitos.

Fue una noche llena de emociones tanto arriba como abajo del escenario, pero así y todo me fui con la sensación de que no hubo clima de cierre, de algarabía total de despedida. A veces, desde donde estaba ubicado en uno de los laterales del campo -con el espacio necesario para moverme libremente y observar en 360 grados-, sentí que la cosa estaba un poco apagada, como si la energía, la vibra, no fuera con la que pensé iba a encontrarme. ¿El motivo? ¡Ni idea! Quizá sea que la mayoría ya es gente grande que disfruta de otra manera, no como hace 30 años, sino moviendo la patita y estirando la mano hacia el cielo, lo justo y necesario. ¿Para qué más?

O tal vez sea la marca de los tiempos que nos toca vivir por estos días de desasosiego, un apagón que nos hiela la sangre por la preocupación de no saber si vas a llegar a fin de mes o si te vas a quedar sin laburo en cualquier momento. Porque por más que la entrada costara treinta lucas, monto bastante adaptado al bolsillo del presente -ponele-, no deja de ser un privilegio para pocos. Y ahí radica la falta del grueso de la hinchada popular suburbana, la que siempre agita, la que enloquece con cada canción, la que seguro faltó a la cita por no poder hacerse del billete para comprar el ticket soñado. Y esa sensación se sintió. ¡Ojo, es solo una percepción!

Hay que destacar que la “Última Ceremonia Tour 2024”, se desarrolla en medio de un contexto donde tenemos un mesiánico como presidente que lo está rompiendo todo. El mismo tipo al que el líder paranoico salió a bancar algunas semanas atrás.

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Recital Vélez Ratones Paranoicos
Foto: Radio Rock & Pop

Estamos en un tiempo donde es muy fácil salir a criticar por criticar, y la verdad que nunca me gustó ese lugar que adoptan algunos periodistas, atribuciones que se van tomando más y más seguido. ¿Quién sos? ¿Cuántos discos grabaste? ¿Cuántas canciones compusiste y erizaron la piel de alguien? Un ejemplo claro de lo que digo es la arremetida que hubo contra Charly García con la salida de La lógica del Escorpión. ¡La de salames que salieron a delirar a uno de los máximos referentes de nuestro rock! Y sobre el recital de Los Ratones, leí cómo lo mataban a Sarcófago en las redes, sobre todo apuntando que le quedó grandísimo el show porque le pifió un par de veces y varias boludeces más. ¿Qué onda, acaso no es un ser humano que puede pifiar? ¿Acaso vos, paladín de la perfección, no fallás a cada paso que das en tu vida chiquitita? Hablan porque es gratis nomás.

Permítaseme ser un nexo más de lo que transmitió la experiencia, en este caso desde la escucha del chamuyo en el bondi de vuelta a casa. En esas "conversas" de madrugada entre pibes de veintitantos años y algunos que pasaban la barrera de los 50, cargados de emociones y sudor post recital, abundaron las mismas sensaciones que anteriormente les mencioné. Muy poco fuego abajo del escenario, aunque en los videos que circulan se vea el agite de una noche que alcanzó el summum en cada entrega, en ese repaso de himnos que forman parte de gloriosos discos como Los chicos quieren rock (1988) y Fieras lunáticas (1991), entre algunos de los más resonantes de su carrera.

Otra de las cuestiones que me hicieron pensar que el show no vibró en sintonía de despedida, teniendo en cuenta que se realizó en el epicentro del país donde más seguidores hay, fue la falta de invitados. Salvo Facu Soto (cantante de Guasones) y la cantante y actríz Dedé Romano -a quien no se la escuchó nunca en sus coros por fallas en el sonido-, quienes tuvieron una participación efímera por las tablas, nadie más fue de la partida. Quizá el Zorrito Von Quinteiro se lo perdió debido a sus constantes viajes por el mundo -lo vimos en redes paseando por Ibiza-, pero es un boy scout que está siempre listo y de un momento a otro te cae de sopetón en otro de los shows que pronto se vendrán. Y si pensamos a lo grande, obvio que faltaron García, el Diego, el Carpo y “toda la espuma sobre el cristal, cambiando de forma para atacar sólo una vez más, como enlace”.

Lo importante fue, es y será la celebración de una de las bandas que en su momento fue ninguneada por no encajar con el rock and pop de los 80, o por la alineación en los 90 -según algunos desmedida- con la estética y sonido stone. Pero sin lugar a dudas, las fieras lunáticas de Devoto ya son parte de la ceremonia en el hall del rock and roll argentino.

Las fieras lunáticas de Devoto ya son parte de la ceremonia en el hall del rock and roll argentino.

Pasajes de esta jornada histórica que quedarán grabados en la memoria popular

-La constante arenga de Juanse dirigida al público a través de su mensaje de bendiciones.

-El intento del cantante por escalar una columna de iluminación, para sellar un código que durante décadas fue marca y huella de los recitales.

- El cierre en la pasarela todos abrazados saludando al público, mientras explotaba el papel picado y un polvo blanco los salpicaba. Esto lo podemos relacionar al chiste que Juanse hizo al promediar la mitad del show, al decir que por allí iba a aterrizar una avioneta con 5 kilos.

- El momento épico del video que recorre las cuatro décadas de la banda. Levantar la vista y sentir que varios paranoicos de 60 pirulos o más se refregaban los ojos, no tiene precio.

Salute Ratones, misión cumplida ¡Pugliese, Pugliese, Pugliese!