Los vínculos de Evita con Cuba
Por Pablo Adrián Vázquez*
Desde su inicio el peronismo potenció la idea de autonomía ideológica y realismo político con respecto a las potencias de turno, materializado en su idea de Tercera Posición.
Eso llevo a amplios sectores del Movimiento Nacional a reconocer la lucha del pueblo cubano, a través del liderazgo histórico de Fidel Castro y el ejemplo del Che, para desembarazarse del yugo dictatorial de Batista, en su política de mantener a Cuba sometida a los Estados Unidos. Con reparos con el marxismo internacionalista, el peronismo, sin embargo, apoyó algunas acciones de la Revolución Cubana, que abrevó en un sentido nacionalista profundo de miras a la Patria Grande y a la lucha continental contra el opresor del Norte. Esto no quita las críticas sobre aspectos del régimen castrista en temas religiosos, del trato a la oposición y sobre derechos humanos, que hoy están en el tapete por movilizaciones de estos días en la isla.
A su vez es innegable la afinidad y la relación de profunda amistad que ambos pueblos, el cubano y el argentino, poseen. Sus cultura, música, literatura, poesía y espíritu de lucha han estado en permanente contacto, generando una empatía indestructible.
La relación también abarcó a Perón y al peronismo en general, y en particular a Evita, donde en el caso de ella hay hechos que son interesantes de destacar. Sea por su pasado artístico y su vinculación con artistas argentinos que tuvieron giras en el Caribe y por contactos con artistas cubanos que actuaban en Buenos Aires, como en la hermandad política surgida en el seno del proyecto continental de Perón, Eva tuvo un vínculo muy estrecho con la tierra de José Martí.
Sobresale en los años ’40 el auxilio al pueblo cubano a través de la Fundación Eva Perón, la que brindó su ayuda, tal como detalla el diario Democracia del 11 de octubre de 1948: “Hoy en la Habana se ha hecho entrega de un importante donativo de Eva Perón por las víctimas que ha causado en tierras cubanas un violentísimo huracán”.
También Evita se interiorizó de la realidad de Cuba en entrevistas que tuvo con Julio Arébalo, ex Secretario General del Comité de Relaciones Obreras Internacionales de Cuba, hecho consignado en Democracia del 17 de enero de 1948: “Entre los visitantes de la mañana figuran el ex secretario general de Trabajadores de Cuba y su esposa, visitantes de nuestro país”, y con el periodista cubano Ramón Cotta Benítez, del diario El Mundo, a mediados de 1951. Se le sumó, con posterioridad, el cálido homenaje que el boxeador cubano Kid Gavilán – gran amigo del Perón – rindiera a la memoria de Evita al llegar a la Argentina en 1952 y en los años que duró su estadía.
Cuando en Argentina se celebraron en 1951 los primeros Juegos Deportivos Panamericanos se recibieron con entusiasmo a la delegación cubana y se destacó su participación en el béisbol. La Fundación Eva Perón prestó especial colaboración, a la vez que las representantes femeninas de las distintas delegaciones tuvieron albergue en las instalaciones de sus obras.
Evita siempre tuvo presente a los pueblos del continente americano, y en especial a las mujeres, las cuales fueron destinatarias de su Mensaje del 14 de abril de 1947:
“Mujeres de América. Compatriotas continentales. Somos nosotras, parte de esas nuevas fuerzas que, renovando la voluntad universal, luchan por el afianzamiento de su destino histórico… mujeres dispuestas a cumplir con nuestro deber, haciendo de América lo que debe ser: una grande e indivisible tierra de confraternización”.
Se le suman sus discursos en el Congreso Interamericano de Mujeres del 23 y 24 de agosto de 1949; en la Tercera Reunión Interamericana de Seguridad Social en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires del 12 al 27 de marzo de 1951; y la entrevista ante delegados obreros latinoamericanos en la creación del Comité de Unidad Sindical Latinoamericano (ATLAS) – el cual presidía José Espejo, secretario general de la CGT y gran colaborador de Evita - el 20 de febrero de 1952, donde Cuba tuvo un papel destacado.
En cuanto al impacto de Evita en la isla, según lo recabado en sus periódicos, se destacó el seguimiento de su enfermedad y muerte, y la edición de La Razón de Mi Vida – promocionado como “el libro prohibido en los Estados Unidos!”, según el diario Finanzas, del 11 de septiembre de 1952. Ejemplo de ello fueron:
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El ejemplo de Eva Perón, por Enrique Trinchet, en El Quijote, 25 de julio de 1952 (un día antes de su muerte);
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“¡Ha muerto Evita!”, por Pedro Dechamps Chapeaux, en El Comercio, 29 de julio de 1952
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Final, por J. G. Miret y Fuga a la inmortalidad en El Comercio, 29 de julio de 1952;
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Evita en mi recuerdo, por Alfonso Granados, en Tiempo, 29 de julio de 1952;
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Buenos Aires hoy: Una lágrima cada día, por José María Capo, en Diario de la Marina, 31 de julio de 1952;
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Lo que representaba Eva Perón, por Gastón Baquero, en La Marina, 5 de agosto de 1952;
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Eva Perón: Dos momentos de su vida: Un día maravilloso y el dolor de los humildes. revista Ellas, La Habana, septiembre de 1952;
Cuba estuvo presente en el dolor por su muerte, no sólo con ofrendas y condolencias, sino que, como se testimonió en El Mundo, del 9 de agosto de 1952: “Tierra de Cuba para la tumba de Eva Perón: Salió ayer la caja que la contiene, por vía aérea, acompañada de un expresivo mensaje dirigido al Gral. Juan Domingo Perón”.
En suelo cubano, como consignó La Correspondencia de Cienfuegos, del 29 de agosto de 1952: “El pasado miércoles vimos en el “Luisa” el documental que sobre los funerales de Eva Perón filmó ese “as” cubano del lente que es Guayo Hernández, el hermano de “Miguelito Flash”.
El diario “Excelsior” del 30 de julio de 1952 reprodujo las condolencias de la Embajada Argentina en Cuba dadas por el Dr. Enrique Méndez Puig, Encargado de Negocios de dicha legación, y donde destacó: “se recibieron expresivos mensajes de condolencias de la Confederación de Trabajadores de Cuba, Orden de Caballeros de Colón; Instituto Cultural Cubano – Argentino, Orden Salesiana, Centro Gallego, Trabajadores Gráficos, Asociación Cubana de Artistas, etc”.
La poesía no estuvo ausente en los homenajes a su muerte, ya que Emilio Sotolongo, en El Siglo, del 20 de septiembre de 1952, publica su poema In Memoriam Evita Perón.
A su vez el periodista y escritor exiliado antifranquista Eutiquio Aragonés – de intensa labor en La Habana en los ’50 – publicó El manantial de la Prisa, poema lírico a Eva Perón en 1954.
Valen los recuerdos de dos personajes claves de la historia mundial. El joven médico Ernesto Guevara de la Serna, en carta a su amiga Tita Infante durante su estadía en Lima, en mayo de 1952 –dos meses antes de la muerte de Evita -, le reseñó, a raíz del terremoto sufrido allí en 1950, que: “Es curioso el hecho de que los aviones de la (Fundación de) Ayuda Social (Eva Perón) que volaron en esa época han hecho más por los vínculos argentinos – peruano… que la obra de todos los gobiernos anteriores. El hecho es que el nombre argentinos nos abre todas las puertas sin grupo”
En cuanto al Comandante Fidel Castro Ruz, su acción de la Moncada coincidió, por diferencia de un año, con la muerte de Evita, y quedó ligada en espíritu hasta formar el grito de guerra: “Evita, Moncada, La Patria Liberada!”, que hasta hace unos años se coreaba. Queda en el recuerdo las palabras de la última visita a nuestro país que dispensó Castro destacando a “esa extraordinaria mujer que fue Evita”.
Finalmente, la relación Perón – Castro fue muy importante en los años del exilio del General y como política de Estado en los ’70, y que perduró en los gobiernos de Néstor, Cristina y Alberto, destacándose los contrapuntos entre ambos líderes que pensaron una América liberada.
Vale, en este caso, recordar el afecto que siempre hubo entre Eva y el pueblo cubano, como una muestra más de su pasión por la causa del pueblo, sin distinción de banderas ni fronteras.
*Politólogo; Miembro de Número de los Institutos Nacionales Eva Perón, Juan Manuel de Rosas y Newberiano.