Malvinas, Rosas y John W. Cooke
El 2 de junio de 1948 se discutía en la Cámara de Diputados de la Nación la inserción en el diario de sesiones de documentos relacionados con la actuación del gobierno de Rosas en el conflicto de las Malvinas. La interpretación sobre los mismos, proponía un Rosas entreguista de la soberanía argentina sobre las islas a cambio de la cancelación de parte de la deuda con la casa Baring Brothers.
El diputado nacional por el Partido Peronista, John William Cooke, alzó su voz contra la interpretación que defendían los diputados Sammartino y Dellapiane, argumentando que con la propuesta “solo se perseguía un fin político” ya que se “estaba buscando una dilación en un momento en que los medios de Inglaterra para sojuzgar a nuestro país eran muy poderosos”. Además, sostenía que “en ningún momento se comprometió nuestra soberanía”, puesto que si efectivamente las intenciones del gobierno hubiesen sido las de concretar una suerte de trueque, la condición previa era “el reconocimiento por parte de Inglaterra de nuestra soberanía sobre dichas islas”.
A continuación, transcribimos las intervenciones de los diputados en el Congreso de la Nación:
Sr. Cooke: El señor diputado por la Capital sabe que con respecto a los problemas de coloniaje en América tenemos desde hace mucho tiempo una posición totalmente coincidente. No obstante, quiero formularle una aclaración.
El señor diputado hizo referencia a la supuesta entrega de las Islas Malvinas programada por el Ministro Arana durante la época de Rosas. El origen de sus manifestaciones es, sin duda, una nota publicada hace algunos años por Jorge Lavalle Cobo, a raíz del descubrimiento del documento de la proposición de Arana.
Roberto Laferrére ha publicado un estudio analítico de la actitud del ministro Arana, que aparecía sin congruencia con la seria defensa de la soberanía argentina que hizo ese mismo ministro. Llega a la conclusión de que basta estudiar los antecedentes que originaron la proposición para darse cuenta de que solo se perseguía un fin político, de que estaba buscando una dilación en un momento en que los medios de Inglaterra para sojuzgar a nuestro país eran muy poderosos, y que en ningún momento se comprometió nuestra soberanía, pues aun en el supuesto de que fuese real el propósito del Poder Ejecutivo argentino de entonces, en el sentido de efectuar una cesión de las Islas Malvinas a cambio del pago de nuestra deuda, era condición previa el reconocimiento por parte de Inglaterra de nuestra soberanía sobre dichas islas.
Mi opinión es que en ningún momento pasó por la mente de los gobernantes de aquella época la intención de entregar las Malvinas en pago de una deuda; Creo que el proyecto era impracticable e inaceptable para Inglaterra; y eso no lo podía ignorar un ministro como Arana, profundo conocedor de todas las cuestiones geográficas y económicas de entonces.
Independientemente de esa opinión personal, dejo constancia de que en el mismo documento se empieza por exigir como condición indispensable, ya que se propone el trueque, el reconocimiento de nuestros derechos exclusivos sobre Malvinas y el reconocimiento de nuestra absoluta y única soberanía sobre dichos territorios. No con ánimo polémico, son únicamente para no dejar en silencio una opinión que difiere totalmente con la mía, respecto a la actuación del ministro Arana, es que formulo esta aclaración.
Sr. Presidente (Cámpora): Tiene la palabra el señor diputado por la Capital para una aclaración.
Sr. Sammartino: He hecho la afirmación de que la única excepción en nuestra historia, en esta reclamación inalterable de nuestra soberanía sobre las Malvinas, había sido la de Rosas: y esa afirmación la he basado en documentos auténticos que existen en el Archivo General de la Nación.
Estos documentos son de puño y letra del ministro de Relaciones Exteriores de Rosas, don Felipe Arana, y de nuestro representante en Londres, señor Moreno. A través de la lectura de esas piezas históricas surge la evidencia de que el gobierno de Rosas intentó negociar o entregar las Malvinas en pago de las amortizaciones del empréstito de la casa Baring Brothers.
Para no prolongar este debate no voy a leer párrafos textuales de esas comunicaciones del ministro de Relaciones Exteriores de Rosas y de la respuesta del representante argentino en Londres, señor Moreno: pero voy a pedir la inclusión de estos documentos en el Diario de Sesiones para que resalte en forma incontrovertible la exactitud de mi afirmación.
Sr. Cooke: ¿Si me permite el señor diputado?....El señor diputado comprenderá – y creo haber sido claro - que no niego la existencia de esos documentos. Hasta he dicho que quién lo difundió fue Jorge Lavalle Cobo, en un artículo que creo que el doctor Alfredo Palacio tomó en consideración al hacer uno de sus alegatos a favor de Malvinas.
Sr. Sammartino: Yo he tomado esas notas del Boletín del Centro Naval, de una publicación de un marino que se titula: “Rosas, el empréstito inglés de 1824 y las islas Malvinas”.
Sr. Cooke: ¿De qué época es?
Sr Sammartino: Del año 1944.
Sr Cooke: El artículo del señor Jorge Lavalle Cobo no recuerdo si fue de 1940 o de 1942. No tengo los datos a mano, pero digo al señor diputado que mi afirmación tendía, no a negar la existencia de esos documentos, sino a negar que haya sido la voluntad de Rosas o de Felipe Arana entregar las Malvinas: y sobre todo que en ningún momento se negó la soberanía argentina sobre ella, desde que el primer ofrecimiento que se hizo fue el reconocimiento por parte de Inglaterra de nuestra soberanía, dado que no las podíamos dar en truque sí no las teníamos con anterioridad como propiedad argentina.
Sr. Sammartino: Bastaría leer un solo párrafo de la comunicación del ministro de Relaciones Exteriores para demostrar que su interpretación no es exacta.
Sr. Cooke: No, señor diputado, porque si me lee un párrafo, el señor diputado va a tener toda la razón ante la Cámara, que no conoce los argumentos en contra, que no puedo exponer aquí en estos momentos por no disponer de los elementos a mano. Quiero decir que respecto de estas notas existe un estudio histórico – que el diputado podrá no compartir, pero que es serio -, y lo remito a una serie de artículos de Roberto de Laferrére que tienden a demostrar mi tesis.
Sr, Sammartino: Es una interpretación de Roberto Laferrére, cuya posición rosista conocemos; pero más valiosa que es interpretación es la realidad que surge de los propios documentos históricos.
Sr. Cooke: Pero lo que más me interesa en este momento es la posición de Arana, que se opone al bloqueo anglo-francés, que es quien suscribe el pacto con Shoutheon y con Lepedour, como así todas las actividades que consagran la soberanía sobre nuestros ríos. Hay toda una actuación. No se puede pretender que Felipe Arana, defensor de nuestra soberanía territorial en forma absoluta, vaya a claudicar en un asunto como el de las islas Malvinas, que era perfectamente claro.
Sr. Presidente (Cámpora): Ruego a los señores diputados vuelvan al asunto en discusión. Se va a votar el pedido de inserción formulado por el señor diputado por la Capital.
Sr. Cooke: Pido la palabra.
Sr. Presidente (Cámpora): Tiene la palabra el señor diputado por la Capital.
Sr. Cooke: En contra de mi costumbre, me voy a oponer a esa inserción. Me parece que esos documentos, así, solos, son truncos, porque los hechos históricos requiere su valoración e interpretación.
Sr. Dellepiane: Se trata de la tradición internacional de la República.
Sr. Presidente (Cámpora): No interrumpa señor diputado.
Sr. Cooke: Pero la tradición internacional de la República, y sobre todo, la tradición internacional de ese ministro, que está en discusión, está dada por actuación integral.
Sr. Dellepiane: Si me permite, con permiso de la presidencia……Deseo expresarle al señor diputado que nos oponemos a que se exhiba a Rosas como campeón de la soberanía. Siempre fue amigo de los ingleses. El “viaje a caballo por las provincias argentinas”, de MacCann, libro útil para comprender la época, lo prueba ampliamente. El general Mansilla pudo decir, refiriéndose a la misma, “ser inglés, verbigracia, ¡Qué pichincha entonces!”
De modo que si nos dedicamos a la tarea de las interpretaciones pasionales, es cosa de nunca acabar. Preferimos el análisis directo de los documentos.
Pero el hecho es que Rosas fue permanentemente amigo de los ingleses, eso no lo puede negar nadie que haya estudiado a fondo la época, y sabe perfectamente bien el señor diputado cuál fue el final de su proceso de despotismo, dónde se refugió y dónde pasó sus últimos días.
Sr. Cooke: Si, señor diputado.
Sr. Dellepiane: El final de Napoleón Bonaparte, que era enemigo de Inglaterra fue muy distinto.
Sr. Presidente (Cámpora): Ruego a los señores diputados que vuelvan al asunto en debate. No está en discusión el gobierno de Rosas.
Sr. Cooke: Deseo aclarar que Rosas podía ser amigo de los ingleses y, lógicamente, fue a acogerse a la hospitalidad inglesa, lo mismo que antes los ingleses se acogían a la hospitalidad de Rosas: pero una cosas es la amistad de Rosas con los ingleses y otra es la posición de Rosas cuando los ingleses bloquearon nuestro puerto. Rosas resistió el bloqueo victoriosamente y, por mantener simpatía o amistad personal hacia los ingleses, no puede ser tachado de antipatriota, pues esa amistad no le impidió defender la soberanía argentina.