“Mi barrio y Latinoamérica”, o una excusa para hablar de ella

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“Mi barrio y Latinoamérica”, o una excusa para hablar de ella

02 Enero 2022

Por Amor Perdía *

“Si la vieras

sonreír

entre esperanzas

y mezquindades

creerías en

el socialismo”

Pablo López Fiorito

Horacio González ya nos advierte en el prólogo: hay dos superficies de voces que entrelazan política y poesía, pero aún así no estamos preparados para la treta. Sólo recorriendo el barrio y Latinoamérica descubrimos la trampa: difícil observar la realidad sin mirar por el cristal de ella.

Pablo López Fiorito llora barrios que son laberintos y emiten ecos de mujer. Están las rubias, las que vuelven, las que desaparecen, las que viajan en colectivo. Un abanico tan irregular que bien le quedan las palabras culpa y esperanza, como bien se llevan los antiguos pozos y los turísticos adoquines en la calle Magallanes. Él cuida la ternura, imitando las meseras, a fin de sobrevivir en los tiempos infieles y poder sonreír en cada mesa. Pero lo hace de forma velada, como inexperto en el arte de abrir su corazón, primerizo tal vez (o eso nos quiere hacer creer). Por eso es capaz de mantener la compostura frente al adiós y llorar al doblar la esquina. De resistirse a mirar a los ojos, para no enamorarse…tanto. De rezar amor mientras dice “primero de mayo”. De iluminar a la luna desde su ventana pues, como es de público conocimiento, el lírico satélite dura más que cualquier romance.

Ella, Latinoamérica

Pablo López Fiorito confiesa en la introducción que la poesía es un “programa de tareas espirituales” que lo obliga a diario. Imponiendo sobre sí mismo un proyecto fuerte y claro: latinoamericanista, meztiso y solidario. Pero la “nueva humanidad” que proclama en la prosa se va desdibujando en los versos. Porque la realidad no encaja siempre en una pancarta, y él lo sabe. Al callejear por el barrio y Latinoamérica, reconoce (y se reconoce) impotente, perdedor, subdesarrollado y oprimido. Y el poeta agnóstico dialoga con una voz que no oímos (¿será su dictador interno de melancolías?) intentando desbaratar sus propios argumentos. “Líbranos Dios de tener el poder de cambiar nuestro mundo”, dice al tiempo en que deambula por una realidad sucia, no apta para puristas ni sabiondos. Y es allí donde el incrédulo nos hace dudar de su falta de fe. Pues aún le reza a Dios (con mayúscula), le llora a magoya (con minúscula) y define la esperanza como un lugar donde todo está por hacerse.

Latinoamérica es cobriza, tercermundista, difícil, inestable. Es arcilla moldeable y allí radica su matriz revolucionaria. La Europa oxidada la mira con envidia (o eso nos quiere hacer creer Pablo López Fiorito). El norte teme, nos dice. Con un temor que huele a vida feliz, correcta, precisa, constante, infinita, concreta, (tal vez por eso el obrerito de torta se enamora de ella). No es fobia, se defiende (y sigue hablando de Europa, y usa sus motes, sus indicadores, su lenguaje). Los “desarrollados” no dejan de ser “desarrollados”, sólo se queman en su mismo fuego. Se les acaba su tiempo, su impunidad. La venganza es acá y ahora, y refieren a lugares los poemas, a calles, esquinas, a pueblos. Un itinerario que busca las luces del barrio y el brillo de Latinoamérica, sin ocultar las sombras que conlleva el compromiso de arar nuevas sendas.

Ella, la poesía

Ella es un amor multiplicado bajo una misma luna, y una Latinoamérica que se redime hacia delante. A ambas, les habla en verso. Pablo Lopez Fiorito, digo. Les habla trastocando sus nombres, les dice revolución, les dice Bolivia. Les llama medio oriente, y sigue pensando en ellas. Les escribió en privado, durante 30 años y ahora, por fín, se anima a declarar su amor en plena calle y a viva voz.

“Mi barrio y Latinoamérica” es un poemario que invita a creer y querer, aunque sus versos a veces ni crean, ni quieran. Dibuja un mapa de proyectos políticos, al tiempo en que implora volver a verla. Porque (acá entre nos) él es capaz de amarla, aunque ella no termine de definirse por el socialismo.

*Ver más en el blog:  https://juevesdemicrorrelatos.blogspot.com