Mito e historia del Indio Solari

Mito e historia del Indio Solari

11 Abril 2014

Por Pablo Russo

Un velo de misterio recubre todos los orígenes. Contribuye, claro está, a conformar parte de la leyenda. Esa misma en la que se apoyó en su ascenso la figura del Indio Solari y del grupo Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, desde los sótanos contraculturales de los años 70, hacia las convocatorias masivas en estadios de fútbol de fines de los 90 y los megaeventos de su etapa solista con Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado.

Carlos Alberto Solari nació en Paraná, el 17 de enero de 1949. Al poco tiempo, su familia se mudó a La Plata, donde pasó su infancia y adolescencia. Desde joven fue aficionado al dibujo y las artes gráficas. Llegó incluso a rendir algunas materias del Instituto de Bellas Artes, del que fue expulsado. En la década del 60 fue socio de Guillermo Beilinson (hermano de Skay), con quien tenía un pequeño taller de estampado de telas en Valeria del Mar. Los años 70 lo cruzaron con un grupo de artistas marginales y vanguardistas del flower power platense: poetas, músicos y actores como Carmen Castro (la Negra Poly), Eduardo Beilinson (Skay) y Ricardo Cohen (Rocambole), entre otros muchos que conformaban La Cofradía de la Flor Solar, semilla predecesora de lo que fue Patricio Rey.

Los primeros tiempos de la banda de rock más popular de nuestro país transcurrieron durante los oscuros años de la última dictadura. En ese entonces, las presentaciones se difundían de boca en boca y se concretaban en pequeños locales. Patricio Rey (personaje imaginario) incluían música, bailarinas, performances, recitados, y unos buñuelitos de ricota que se repartían entre el escaso público que los acompañaba incondicionalmente. El encargado de cocinarlos era Edgardo Gaudini, un personaje conocido por sus apodos El Doce o El Sultán, y que –según el mito– había sacado la receta de una revista, firmada por una cocinera llamada Patricia Rey. El entrerriano se hacía nombrar entonces “astronauta italiano”, porque subía a cantar al escenario con un mameluco blanco. Su particular y áspera voz, junto a la metafórica y críptica poesía de sus letras, contribuyeron a la estética original que le fue dando fama al grupo. Se mantuvieron siempre en las orillas del circuito de cultura oficial, independientes de la industria musical, y alejados de los medios masivos para la difusión de sus trabajos.

Vinilo. Gulp! fue el primer disco, grabado en 1984 en los estudios MIA, con Lito Vitale como operador y músico invitado. A partir de entonces irían ganando popularidad y consolidando la llamada “identidad ricotera”, al alcanzar la masividad en los años 90. El Indio Solari hizo un largo recorrido junto a Patricio Rey, que incluyó diez discos de estudio (con el doble Lobo Suelto – Cordero Atado de 1993) y uno en vivo: En Directo (1992), apuntalado por presentaciones cada vez más multitudinarias con una mayoría de pibes desangelados, esa muchedumbre de descamisados de los años 90 que llegaban de todos los rincones del país para asistir a los rituales del rey pagano, cualquiera sea el lugar en el que este se mostrara.

Dos hechos extra musicales marcaron esa década para el Indio y su banda. El primero ocurrió en abril de 1991, cuando durante una presentación del grupo en Obras Sanitarias, la policía detiene a varias personas y los apremios ilegales de la Federal matan a golpes a Walter Bulacio, de 18 años, después de una agonía de cinco días en un hospital. Desde entonces, el público incorporó el cantito “yo sabía, yo sabía, que a Bulacio, lo mató la policía”. Otro mojón en el camino del Rey Patricio fue la prohibición por parte del intendente de Olavarría –provincia de Buenos Aires–, José Eseverri, del recital programado para agosto de 1997. Este hecho motivó la única aparición televisiva de Los Redondos, que realizaron una conferencia de prensa explicando lo sucedido.

Solista.El final del grupo llegó con los estertores del siglo. El 2 de noviembre de 2001 se oficializó la separación, y el encuentro en el Chateau Carreras de Córdoba, en agosto de ese año, fue la última cena en vivo. Desde entonces, Skay y la Negra Poli por un lado y el Indio por el otro, comenzaron sus recorridos individuales.

Solari conformó Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado para grabar en 2004 su primer disco solista en el estudio Luzbola que tiene en su casa de Parque Leloir: El tesoro de los inocentes (Bingo Fuel). Le siguió Porco Rex (2007), El perfume de la tempestad (2010), y Pajaritos, bravos muchachitos (2013). En estas nuevas producciones, el Indio aparece en los créditos con los seudónimos de Caballo Loco, Monsieur Sandoz, Artista Invitado, y El Fisgón Ciego.

En vivo. El recital del próximo sábado en Gualeguaychú será la décimo quinta presentación en vivo de su etapa solista, en la que seguramente se vuelva a escuchar entre la multitud, el ya clásico cantito: “olé olé, olé olé olá, ¡sólo te pido que se vuelvan a juntar!”.

FUENTE: El Diario (Entre Ríos)