“No tengo tiempo”, de María Pia López: el deseo de maternar, el paso de los años y los mandatos
Por Analía Ávila
La obra teatral No tengo tiempo, basada en la novela homónima de la socióloga y escritora María Pia López, se estrenó el 1 de mayo y sigue con gran éxito de público, los domingos de junio a las 18 horas en el teatro El Extranjero. La autoría es de López, con puesta y dirección de Cintia Miraglia y las destacadas actuaciones de Carolina Guevara y Leticia Torres.
Al ingresar a la sala esperan en el escenario las dos protagonistas sentadas y enfundadas en trajes de esgrima blancos, absortas en dar lustre a sus espadas. La obra comienza con el avance de ambas a la pista marcada en el piso, con sus caretas y guantes. Las máscaras, símbolo de las simulaciones y lo ficcional. Comienza el diálogo al mismo tiempo que la coreografía de danza/combate de los cuerpos que se detienen ante cada estocada. Las estocadas son también las de las palabras, punzantes como dardos que apuntan a los espectadores. Las pausas dan lugar a las reflexiones y confesiones.
Las miradas que las actrices dirigen al público encuentran complicidad: ante los gestos y el humor ácido e irónico se escuchan risas que también por momentos se transforman en muecas incómodas. El compromiso corporal de las actrices es intenso, así como la velocidad que le imprimen a los diálogos, a veces como un jadeo, otras como grito de guerra o aullido.
La obra se centra en las mujeres de clase media urbana que llegan a los 40 años sin haber tenido hijos. Los tópicos se suceden sin pausa, el enemigo es el tiempo y el cuerpo que envejece. La carrera es para detener el tiempo y para conseguir un hijo sin importar los límites morales. La pregunta que sobrevuela es: ¿Qué somos capaces de hacer en pos de satisfacer el deseo de maternar?
"El tiempo siempre está perdido. Vivir es perderlo. Perder es perder, se disfrace como se quiera esa derrota. Perdedora yo. Pero no boluda”, lanza el personaje. Se suceden las referencias sobre la falta de tiempo y sobre la obsesión por el registro del tiempo. También se satirizan lugares comunes como “el tiempo es tirano” y “el tiempo es oro”.
“Lo que sí importa es que no tengo tiempo porque me voy a morir sin tener un hijo. Ni dos, ni tres. Y no hay pastillas para eso”, dispara la protagonista. Este es el eje fundante de la novela de López y esta imposibilidad de tener hijos incluye a la muerte. Alguien que le pregunta: “¿Tenés hijitos?” El diminutivo impacta de manera dolorosa en ella y se reabre la herida: “Dijo: hijitos. Palabra-dolor. Angustia anudando la garganta. Nunca pensé o escuché esa palabra. Las otras son neutrales: hijos, niños, chicos. Pero ésta es un misil dirigido al útero vacío”.
Foto: Sebastián Freire
APU dialogó sobre la obra con la socióloga, doctora en Ciencias Sociales, escritora y activista política María Pia López. Dirigió desde su inicio el Museo del Libro y de la Lengua de la Biblioteca Nacional durante la gestión de Horacio González. Hasta 2021 fue Secretaria de Cultura y Medios de la Universidad Nacional de General Sarmiento. Participó de la fundación de los colectivos Carta abierta y Ni una menos. Desde ese momento, su actividad militante es la praxis feminista. Es profesora en la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad Nacional de Avellaneda.
Su primer libro (ensayo) fue Mutantes. Trazos sobre el cuerpo, donde analiza la relación entre cuerpo y poder. El último es Quipu. Nudos para una narración feminista (EME, 2021). Desde 2010 escribió una serie de novelas, centradas en la experimentación de lenguajes antes que en la narratividad: No tengo tiempo, Habla Clara, Teatro de operaciones y Miss Once.
AGENCIA PACO URONDO: ¿Cuándo surgió el proyecto de llevar al teatro tu novela No tengo tiempo? ¿Cómo fue el proceso de adaptación de los textos y en qué se basaron para la selección de los temas?
María Pia López: La idea apareció en una conversación con Carolina Guevara, en un bar de Once, pocos días antes del comienzo del ASPO. Ambas pensamos que nos gustaba mucho poner el proyecto bajo la dirección de Cintia Miraglia, amiga pero fundamentalmente una directora cuyas obras nos gustaban mucho. Luego comenzó una secuencia de reuniones virtuales, los viernes a la noche, en las que leíamos la novela e íbamos seleccionando qué quedaba y qué dejábamos. Esa primera selección era bastante más extensa que la puesta en escena. De los distintos hilos de la novela se priorizó el temor al paso del tiempo con relación al deseo de maternidad. No tanto las cuestiones de la vejez o la enfermedad, que tienen más peso al comienzo de la novela. El hilo de la maternidad/no maternidad es el que finalmente estructura también la novela, así que no nos costó tomar esa decisión.
APU: La novela es un diario íntimo que transcurre en un año, ¿cómo llegaron al desdoblamiento en dos narradoras en escena y a darle una linealidad temporal?
M.P.L.: Eso fue un hallazgo muy interesante de Cintia y las actrices, porque primero aparecía otra cuestión, una suerte de contrapunto entre una narradora externa a la acción y una actriz que encarnaba la acción, pero en el proceso de trabajo -en los ensayos, allí donde surge efectivamente la obra- surgió esta otra escena que es la de dos amigas. Manteniendo los textos de la novela, que como decís, tienen una única voz, con lo cual la diferencia entre personajes no aparece en la sintaxis -en la letra- sino en la corporalidad, en la actuación. Es decir, se marca ahí fuertemente la diferencia entre texto y escena, porque resulta verosímil la distinción aunque se mantenga la misma lengua. Al desplumar la novela, sacarle los hilos que llevaban a otras historias, se mantuvo el corazón narrativo: una serie de acciones con relación a la búsqueda de la hija, acciones que incluyen dudas, burlas, razonamientos internos, falsas conciencias.
APU: Teniendo en cuenta el feminismo que nos atravesó en estos últimos años ¿cambió tu mirada después de la escritura de la novela (2010), en relación a algunos tópicos de la obra?
M.P.L.: Totalmente, mi mirada cambió mucho, y sin embargo, sigo pensando alrededor del cuerpo y el tiempo, también con relación a la vejez y a la muerte. No melancólicamente, o no solo, sino también con la pregunta de cómo construir una sabiduría sobre eso. El feminismo y la práctica de yoga, diría, cambiaron mi pensamiento y mi escritura. En términos sociales, la novela es previa a los feminismos masivos, pero también a la ley de fertilización asistida y a la muy fundamental legalización del aborto. La discusión sobre aborto puso en el centro la asociación deseo y maternidad, sacando la cuestión del azar biológico y del mandato social. Hay ciertas pinceladas -por ejemplo, sobre los tratamientos de fertilidad- que son un poco gruesas, pero también logran situar, aún en este tiempo, las discusiones que en nombre de lo políticamente correcto quedan silenciadas. No quería tocar nada en el sentido de aliviar lo irritante de la voz de la novela y las voces de la puesta. Que mi politicidad feminista no me lleve a corregir una apuesta crítica y estética.
APU: Con respecto a los mandatos, veo una crítica también a la presión social que se ejerce sobre aquellas mujeres que no tienen el deseo de maternar. ¿Qué podés comentarnos al respecto?
M.P.L.: Hace un minuto dije que asociamos maternidad y deseo, en nuestras discusiones públicas. Pero decir deseo es menos claro de lo que querríamos. En nuestro deseo, ¿no habita también la coerción, no juega la repetición social y los mandatos? Por eso, me gusta una expresión de León Rozitchner: pensar el conflicto en el seno del deseo, no el deseo como algo que conocemos plenamente y se presenta como lo otro de la coerción. Podemos desear maternar y a la vez tener conflicto con ese deseo o a la inversa. La cuestión es no pensarnos como sujetos de plena conciencia sobre sí.
Ficha artístico técnica
Autoría: María Pia López
Sobre textos de: María Pia López
Adaptación: María Pia López, Carolina Guevara, Cintia Miraglia
Actúan: Carolina Guevara y Leticia Torres
Vestuario: Paula Molina / Escenografía: Víctor Salvatore / Diseño y composición sonora: Vicky Balay / Diseño de iluminación: Matías Noval / Tema de la frontera: Mariano Travella
Coreografías y entrenamiento en esgrima: Andrés D' Adamo / Fotografía: Ximena Talento
Diseño gráfico: Cintia Miraglia / Prensa: Daniel Franco
Asistencia de dirección: Rocío Bari
Dirección: Cintia Miraglia
Funciones: Domingos 18:00 h
Teatro: El Extranjero, Valentín Gómez 3378, CABA
Duración: 60 minutos
Reservas por Alternativa Teatral