“Nos termina empujando la necesidad y el deseo de sublimar en el arte lo que nos atraviesa como pueblo”
La artista Lola Tronelli es una militante feminista que vincula la música de rap con la militancia social y política. En conversación con AGENCIA PACO URONDO, esta generadora de espacios de trabajo colectivo en la Villa 21-24 se refirió a la importancia de la música y el arte como herramienta de emancipación colectiva.
APU: ¿Piensas que el rap y la música en general pueden ser utilizados como herramientas para abordar y concientizar sobre problemas sociales y políticos en la actualidad? ¿Cómo lo has incorporado en tu propia obra?
Lola Tronelli: Si, entendemos a la música en general y a la cultura como herramientas artísticas que generan los pueblos para sobrevivir, contar su historia y seguir encontrando razones. El primer contacto con el rap fue a los 14 años en plazas (como una gran mayoría), en rondas de improvisación. Acá ya conocí este mensaje más consciente y busqué incorporar. Ese grupo eran pibes y pibas que trabajaban en semáforos con malabares y en trenes improvisando rap; sostenían la bandera del arte callejero, y en la música manifestaban los reclamos que tenemos como sociedad. Esto lo conecté con la actividad militante en el centro de estudiantes, ahí entendí que también el rap levantaba las demandas que teníamos y todo lo que había para descubrir y crear en ese sentido.
APU: ¿Qué papel crees que tiene el artista en la lucha por la justicia social y cómo te sientes llamada a utilizar tu plataforma para abordar temas como la igualdad de género, la justicia racial, la pobreza?
L.T.: Papel fundamental el del artista por la justicia social, para hacer un contra discurso y levantar estas banderas por los Derechos Humanos. Me inspiro en las nuevas y viejas artistas, que refuerzan mucho estas ideas y encuentran la forma de posicionarse, como Violeta Kala, Karen Pastrana, Kris Alanis, entre otras compañeras. También creo que hay artistas que tienen una propuesta, con un contenido no tan consciente y más para el disfrute y celebración.
No tenemos que renegar de esto y avanzar, no quedarnos a pedir que se posicionen políticamente porque muchas veces no es esa la búsqueda del artista, y si la es, la industria le va a poner trabas. Desde nuestros círculos-redes vamos a seguir promoviendo este contenido, intentar multiplicar todo lo que podamos y que pueda llegar el mensaje, como sí hicieron la mayoría de referentes que perduraron en el tiempo en nuestro país y la región Latam.
APU: ¿Cómo equilibras la creatividad artística con el compromiso social en tus letras y performances, y qué mensaje principal quieres transmitir a tu audiencia a través de tu música? ¿Dirías que el rap puede influir en la opinión pública y en la toma de decisiones políticas?
L.T.: Tuve la oportunidad de participar en proyectos como tallerista de rap y hip hop, en programas de Ministerio de Mujeres de PBA en una escuela, Programa Adolescencias de GBA; y talleres en la Villa 21-24. Creo que en el espacio donde se complementa la acción social con el arte es en los talleres con las pibas y pibes, desde la pedagogía de la educación popular.
Que existan este tipo de programas y políticas públicas en clave hip hop, tiene que ver con habernos hecho el espacio desde la cultura. La idea es poder seguir llegando a otros lugares, hacer llegar el mensaje de la filosofía y la acción del hip hop a la sociedad y que desde ahí podamos demandar nuevas políticas públicas que fortalezcan la cultura, la música en general.
APU: ¿Qué proyectos tienes planeados para el futuro? ¿Cómo manejas la crítica o el desacuerdo sobre tus opiniones y mensajes en tu música?
L.T.: Estoy trabajando en mi primer disco, saldría en 2025 entero y la idea es ir subiendo por canción, la primera ya sale con video ahora en diciembre. Lo hago en conjunto con un gran músico y amigo, Monte, que me está grabando y produciendo en su estudio Cuna de Gato. En lo audiovisual trabajo con JPG Producciones, una productora independiente amiga, también.
Este año se me presentaron estas oportunidades para armar el proyecto en conjunto con este equipo de personas que, además de ser profesionales increíbles, son amigos de confianza, lo que generó trabajar en un espacio seguro que agradezco infinitamente.
Todos estos años previos me encontré con un desafío interno para con la exposición, la crítica y la inseguridad. Me parece que esto último, en una sociedad que propone una estética y comportamientos hegemónicos, es algo que nos puede pasar a todxs cuando nos encontramos exponiendo arte que nace de nuestros lugares más íntimos. Lo que nos termina empujando es justamente la causa, la necesidad y el deseo de sublimar en el arte lo que nos atraviesa como pueblo y como personas.
*El artículo contiene lenguaje inclusivo por decisión de la entrevistadora.