Paula de Luque: “Consumir la cultura propia es construir nuestra identidad”
La directora de cine y escritora, Paula de Luque conversó con AGENCIA PACO URONDO sobre arte, cultura, cine nacional y su último libro Ficción, editado por Letras del Sur, que fue seleccionado para participar del stand Argentino en la Feria del Libro de Frankfurt.
AGENCIA PACO URONDO: en una entrevista mencionaste: “La cultura es la personalidad del pueblo”, ¿Cómo vemos a nuestro pueblo en este momento en sus expresiones populares?
Paula de Luque: Cuando se habla del interés de la cultura se habla y se confunde al creerse que solo son las expresiones artísticas, que es lo mismo producir cultura en nuestro país o en cualquier lugar del mundo ,como si consumir cultura fuera solo ese hecho. Consumir nuestra propia cultura es construir nuestra propia identidad y eso refuerza la autoestima. Nuestra cultura es la pertenencia a una propia identidad y a su historia. No soy nacionalista excesiva pero si soy fan de la industria nacional. La Argentina tiene muchos talentos pero deben estar acompañados de las políticas de Estado. No hay posibilidad de emerger como industria cultural si no hay políticas que fomenten ese desarrollo.
APU: ¿Cuáles podrían ser las medidas para fortalecer los talentos que hay dentro del campo nacional?
P.d.L.: Hay algo propio de un clima de época que es la colonización de la cultura y de las miradas a través de las plataformas, en realidad compañías multinacionales que defienden intereses económicos e ideológicos muy diferentes a los nuestros. Son las que han copado la mirada del pueblo. Respecto de la literatura pasa algo similar porque son los Estados fuertes los que mantuvieron políticas fuertes de protección de su cultura. Desde una mirada psicoanalítica está ligado a la autoestima de cada pueblo, el creer que lo mejor está afuera habla de uno. Se pueden hacer buenos productos con una política de Estado desde nuestro país. No creo en la meritocracia, nadie puede salvarse solo como artista sin un Estado presente. Europa en ese sentido tiene una fuerte presencia de sus Estados en las políticas de promoción de artistas. Las plataformas o compañías multinacionales de contenidos audiovisuales han invadido y todo el mundo, no se puede ir contra eso porque es parte de un clima de época. Países como Alemania, Francia y Suiza han puesto reglas para que las plataformas lleguen, tributen. En nuestro país deberían tributar y pagar impuestos que no lo hacen, se llevan mucho dinero. El relato lo tienen ellos, ganaron en cuanto a la narrativa de los contenidos. Habría que imponer una cuota de pantalla que no saliera del bolsillo de los usuarios sino de las arcas de estas enormes compañías multinacionales y eso fuera a las arcas del cine argentino para poder producir contenidos. Con respecto de la literatura es algo parecido, están las editoriales independientes que con mucho esfuerzo sostienen sus Pymes, las corporaciones editoriales se manejan a otras escalas. El estado debería regular esas diferencias entre ricos y pobres, ese debería ser el rol para la cultura. La cultura no es solo una mercancía de consumo sino que debería ser la garantía de identidad y por lo tanto de la autoestima de los pueblos, de la ciudadanía, de los países. Un pueblo fortalecido en su autoestima es un pueblo no dominable y que puede elegir con mayor libertad.
APU: En un contexto como el que vivimos desde hace tantos años habría que hacer una Deconstrucción en ese sentido…
P.d.L.: No creo que sean tantos años, desde el macrismo a esta parte hay una idea de que la cultura es un gasto, estos años de pandemia esa mirada se ha profundizado. Sabemos en Argentina que hubo un tiempo que fue hermoso porque estas políticas de protección de la cultura se aplicaron y resultaban. Es una realidad comprobable, hay archivos que nos muestran cuántas películas se hicieron en cierta década, el rol que tenía realmente el Estado. Como se expandió nuestro cine en los festivales mundiales. Esas políticas no fueron magia sino que estaban acompañadas de decisión política.
APU: El neoliberalismo se encargó de erosionar nuestra identidad y las políticas de promoción de los artistas ¿Cuál sería el rol del artista en este contexto actual?
P.d.L.: El artista puede tener muy buenas intenciones pero en un mundo globalizado y donde predominan el lado de las identidades es muy difícil sin la política de Estado. Me parece que hay una mirada utópica en la cual no creo, yo creo en el Estado como instancia reguladora. Tal vez haya gente con mucho talento y nadie le da una oportunidad porque no tienen la posibilidad de editar sus textos o de filmar.
APU: ¿Cómo ves el tema del arte y el compromiso?
P.d.L.: No creo que haya que valorizar una obra artística por si ese artista está comprometido con la realidad, todo el arte es político aun a veces sin que el mismo artista lo perciba así un arte político no debe ser panfletario ni partidario. Sin embargo hay ciertos límites, hay artistas que avalan el terrorismo de Estado o que no los dejan ingresar a festivales por ser abusadores, o son femicidas. Debe haber límites me parece en ese sentido. Un artista es además de tal cosa una persona con una vida y sus matices. Por ser un artista no le vamos a perdonar todo.
APU: Como directora de cine te tocó recrear figuras importantes de nuestra historia, dirigiste “Juan y Eva”. ¿Cómo fue caracterizar a Perón y Eva?
P.d.L.: Yo filmé 12 películas en total y una serie que aun no fue estrenada. Pero las figuras de la vida política siempre tienen otra relevancia que influyen en la vida de los demás. En ese sentido entiendo que me reconozcan más por esas películas que por otras. Me interesa mucho el universo de los vínculos como directora y escritora. La película Juan y Eva fue encarada desde ese lugar, cuando todavía no eran las grandes figuras que fueron después. Trato de tomar el momento en que ellos se convierten en lo que serán y siguen siendo aun. Desde el terremoto de San Juan, la fundación del peronismo, donde Eva una chica actriz se enamora de un coronel y ninguno de los dos sabía en qué iba a devenir de aquella unión y toda la transformación posterior. La película de Néstor es otra cosa y la serie que estoy haciendo también es diferente. Todas mis películas tienen que ver sobre vínculos, ese es el tema que me interesa, el amor, la finitud.
APU: ¿Contános el proceso creativo de tu libro Ficción, cómo te sentiste en tu lugar de escritora de prosa?
P.d.L.: Escribir literatura me hace sentir muy bien, estoy escribiendo mi segunda novela. Cuando escribo diálogos en una novela cada lector interpreta ese diálogo y además lo lee en silencio. El libro tiene cierta intimidad con el lector. La literatura es un ritual solitario para leer en silencio. Me seduce esa diferencia con el cine que es más colectivo. La literatura me da una libertad enorme porque no tengo que estar pensando cómo lo voy a filmar, con qué actores, con qué presupuesto. En la literatura todo es posible. Me resulta un enorme espacio de libertad absoluta.
APU: ¿Por qué pensaste tu libro desde los mundos paralelos y la física cuántica? se me ocurre un cierto paralelismo con Jorge Luis Borges…
P.d.L.: Lo pensé desde ahí por esto que te decía de la libertad absoluta. El asunto del tiempo y los temas del amor, están atravesados por los recuerdos amorosos, las vivencias, todo el tema del amor romántico, la utopía, los sueños, todos esos son tiempos superpuestos. Parto de una cita de Tomas Matamoros de que el pasado es un lugar incierto donde todo ocupa un mismo tiempo, porque al final todo se amontona y ocupa un mismo tiempo. Uno no puede legislar el pasado en términos de tiempo, los tiempos se amontonan y es todo un tiempo incierto. Los personajes los fui construyendo y el tema de la física cuántica en Ficción ocupa algo que a mí me gusta mucho, construir cuando escribo. Después está el tema de la trama, también tiene su propia forma. Dentro de esa trama formal hay una reflexión también sobre el tema del amor y la finitud.
APU: Estás escribiendo una segunda novela, podemos decir entonces que la escritura de alguna manera te enamoró...
P.d.L.: La verdad que sí, estoy escribiendo ahora algo sobre todo aquello que no se percibe conscientemente sino que está en la percepción de uno, no lo sabemos pero también nos moviliza. Es fascinante porque está en el orden de la subjetividad, el cine es acción pero no podes indagar en lo que siente ese actor cuando está filmando una escena. La literatura tiene esa posibilidad de indagar en la subjetividad de los personajes, no solo en lo que les sucede sino en cómo lo viven internamente. Hay temas que son del cine y otros propiamente de la literatura. También hay otras sensaciones que son indecibles como se expresa en la danza, que tienen que ver más con el cuerpo. En esta última novela la danza está siempre presente, son mis tres canales de expresión artística: el movimiento, la palabra y la imagen. De alguna manera el cine condensa todo eso.