Reestreno de “Moje Holka, Moje Holka” (Mi niña, niña mía): érase una vez más el nazismo
Por Dani Mundo
Si una de estas tardecitas de domingo otoñal estás bajón o medio perdido, te recomiendo que te acerques hasta el teatro El extranjero, en Abasto, para que veas Moje Holka, Moje Holka (Mi niña, niña mía), la última obra del gran Alejandro Casavalle. La obra fue escrita por las dramaturgas europeas Amaranta Osorio e Itziar Pascual, y pone de relieve, una vez más (pero no porque sea “una vez más” vas a dejar de estremecerte), el haber venido al mundo después del nazismo. En este sentido, no es una obra que te vaya a alegrar el día, pero sí es una obra que te va a interpelar con esa tragedia que fue el nazismo, y cuyas heridas todavía hoy no dejan de supurar.
La historia no es nueva y se me hace difícil imaginar cómo podría renovarse esta temática, la de una mujer en un campo de concentración nazi. El recurso que se utiliza aquí consiste en partir en dos historias la trama. El espectador, obviamente, calcula que sobre el final se van a encontrar las dos protagonistas. No son historias paralelas sino sucesivas, rápidamente se dan pistas para que nos enteremos de esto —mientras que en una historia la mujer es arrastrada y encerrada en un campo de concentración, en la otra historia la protagonista se queja por una tontería mientras esquía. En una de las derivas, la mujer (Alma Buffay) narra y actúa las peripecias que ocurren en Terezin, el campo en el que está encerrada. En la otra historia una joven entomóloga (Marianella Zappelli) está fascinada por las luciérnagas, que investiga y estudia durante toda su vida. Cuando muere la madre de ésta le deja una carta contando su verdadera vida, que había ocultado. La hija se desespera y se propone recuperar esa vida negada. Lo que me impactó es el abismo que separa los problemas de la mujer mayor, los problemas históricos de su tiempo, y los problemas históricos y psicológicos de la sociedad actual, la sociedad del smartphone. Todo este descalabro ocurrió en menos de un siglo, y en esta obra se palpa.
La puesta en escena es impactante. Las luces y los efectos ilusorios son excelentes. Alma Buffay, la actriz que hace de la mujer encerrada en el campo, rápidamente te atrapa por su verosimilitud a lo largo de toda la obra, pero principalmente sobre el final, cuando hace de mujer anciana. Allí sus tics, su gestualidad, sus exabruptos, sus repentinos malhumores y su amor incondicional de fondo, lo convocan al espectador. Es interesante que el espectador pase por ese estado en el que sus certezas inconmovibles tiemblan por un momento. Buffay logra esa conmoción.
Cuando la obra termina se puede tomar algo en el bar del teatro, donde el director y las actrices charlan con los espectadores.
Ficha técnica
Nava Schaan, actriz: Alma Buffay
Marie-Anne, entomóloga: Marianella Zappelli
Asistente de dirección y en escena: Sofía Landau y Nina Casavalle Sofiro
Asistente en y detrás de escena: Agustina Silvestrini
Efectos de Ilusionismo: Alejandro Casavalle
Diseño de Luces: Magalí Perel
Diseño de Insectos para sombras: Nina Casavalle Sofiro
Dirección y realización de Arte Visual: Gastón Zambón
Dirección musical: Eva Lopszyc
Asistente de Producción: Camila Villalba
Producción ejecutiva: Raúl S. Algán
Redes: Camila Villalba
Diseño Gráfico: Gonzalo Martinez
Prensa: Paula Simkin
Enlace y Asesoramiento histórico: Macarena Mochon
Dramaturgia: Amaranta Osorio e Itziar Pascual
Dirección y Puesta en Escena: Alejandro Casavalle
Proyecto Ganador del Concurso Nacional de Experiencias de Creación Escénica del Instituto Nacional de Teatro (INT).
“Moje Holka, Moje Holka” (Mi niña, niña mía) se presenta los domingos de mayo a las 20:00 h en el teatro El extranjero, Valentín Gómez 3378 (CABA).
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