Selva Almada: "La literatura hoy opera políticamente en campos antes inexistentes, como los feminismos y la ecología"
Por Branco Troiano y Araceli Lacore
En diálogo con AGENCIA PACO URONDO, la escritora argentina Selva Almada, autora de Ladrilleros y Chicas muertas, entre otros textos notables, destacó que se inscribe en una mirada provinciana a la hora de producir literatura pero que "no hace falta ser del interior para ser periférico".
AGENCIA PACO URONDO: ¿Qué implicancias tiene ser del interior si se pretende publicar en editoriales con sede en Capital?
Selva Almada: Por suerte, en la última década, hay muchas editoriales muy buenas en las provincias que tienen ediciones preciosas, muy cuidadas. Cuando me vine a vivir a Buenos Aires, que fue a fines de los 90, todo este despliegue de pequeñas editoriales no existía, y existían muy poco en las provincias. Yo creo que, en ese momento, en Entre Ríos, donde yo vivía, no había ninguna, y si había, era una sola.
Pero por suerte ya no pasa, ya hay muchas editoriales. De hecho, en Entre Ríos hay varias, en Córdoba muchísimas, en Santa Fe, en el sur, está Espacio Hudson, de Cristian Aliaga, entre otras más pequeñas. Quizá hace 30 años atrás había menos posibilidad de publicar a las provincias que hoy en día. De todas maneras, creo que quienes hemos vivido en las provincias o quienes siguen viviendo en las provincias, no escapamos un poco de esta mirada centralista; y creo que a veces hay una idea un poco equivocada de pensar que por publicar en una editorial pequeña de Buenos Aires, de Capital, el libro va a tener más circulación que si edita en una pequeña de Córdoba.
Desde Salvaje Federal, que es la librería que abrimos online en noviembre del año pasado, lo que pretendemos es que tanto editoriales pequeñas de Buenos Aires puedan llegar a lectores de las provincias, como editoriales de las provincias puedan llegar a lectores de Capital Federal y del resto del país.
De repente, a una editorial de Chaco le resulta muy difícil llegar a una librería de Mendoza, a Rosario o de la Patagonia. Entonces un poco la aspiración que tenemos en Salvaje Federal es ser un poco el puente entre estas editoriales y el resto del país.
APU: En ese sentido, ¿cómo fue y sigue siendo su experiencia?
S.A.: En mi experiencia, recién publiqué algo en Entre Ríos el año pasado. Publicamos un libro que hicimos con mi hermana Lilian Almada, que es artista visual, que se llama Los Inocentes, que es un libro de cuentos para chicos de alrededor de once, doce años. Es un proyecto que hicimos con la provincia, con la editorial del Estado. Es lo primero que yo publico en Entre Ríos. Todos los libros que he publicado los publiqué en editoriales de Capital Federal y La Plata. También publiqué en Gárgola, que es una editorial mediana de acá de Buenos Aires, en Mardulce y después en Carne Argentina, un sello que teníamos con unos amigos y que no existe más desde hace años, y todo el resto con Random. En los 90 no era tan sencillo publicar en la provincia.
APU: Con una producción literaria en los 60, 70 y 80 tan signada por las tesituras políticas, ¿hay lugar, hoy día, para pensar la literatura argentina en esos términos?
S.A.: No creo que no haya una literatura politizada o una literatura sobre la que no se pueda tener una mirada política. De hecho, creo que la diferencia con respecto a los 70 u 80, es que hoy lo político también opera en otros campos. Por ejemplo, en el campo de los feminismos, que son un gran movimiento político. La ecología, también. Tiene que ver con eso. Y creo que hay literaturas que dan cuenta de nuevas miradas políticas que son, además, absolutamente contemporáneas y que prácticamente no existían antes.
No creo que no haya una literatura que no esté atravesada por una mirada política. Pienso en la China Iron de Gabriela Cabezón Cámara, un acto político bastante irreverente, que toma a una figura totalmente inadvertida de uno de los poemas fundacionales de la literatura argentina, como es el Martín Fierro, y hacer de ese personaje una entidad un nombre, una heroína. Lo que viene haciendo Gabriela es darle una vuelta de tuerca a la gauchesca, darle una mirada contemporánea a esa tradición literaria.
Pienso en las novelas de Leonardo Oyola, donde se pone en cuestión todo el tiempo la institución policial argentina, ese aparato, y cómo actúa en estas épocas, en estos tiempos, con esa, a veces, hasta herencia de la dictadura. Pienso en Era tan oscuro el monte, de Natalia Rodríguez Simón, una novela que salió hace un par de años en la editorial Mardulce, donde aparece en la trama cómo viven los inmigrantes peruanos y bolivianos aquí en Buenos Aires. Y creo que Chicas muertas, que es un libro que yo escribí y que se publicó en 2014, también es un libro político, un libro activista.
Así que no creo que haya una deuda, no tengo esa percepción. Quizá por lo menos a mí, como lectora, lo que no me interesa es la literatura panfletaria. Supongo que existirá, pero no la consumo.
APU: Todavía resiste cierta idea de que los escritores provincianos y los porteños presentan diferencias hasta en cuestiones ligadas al tema, al qué. ¿Qué opina acerca de eso? ¿Identifica algún rasgo distintivo de la producción en el interior, siendo que quizás está exenta de la infernal mediatización porteña?
S.A.: Creo que sí, es lo que yo siento en mi propia obra, en mi propia escritura, que sí hay una mirada que identifico como provinciana, si querés periférica. Pero bueno, es lo que hablábamos un poco en la charla en la que estuviste el otro día, con Daniela: lo periférico no depende solamente de un lugar geográfico.
Me parece que también hay mucha escritura que se produce en las provincias que no se diferencia demasiado de la que se puede producir en Capital Federal. Vivir en una provincia no te hace periférico. Así como vivir en Buenos Aires no te hace tampoco necesariamente estar dentro de un sistema central.
No es que todos los escritores del interior tienen determinadas características y los escritores porteños otras. Por suerte, hay una literatura muy variada y miradas diferentes sobre las cosas en todas partes. Creo que, en realidad, básicamente, la diferencia es la circulación y la visibilización, y que de repente quizás para un escritor viviendo, trabajando, produciendo y editando en Buenos Aires es más fácil, por ejemplo, llegar a los suplementos culturales, que sus libros se reseñen y que tengan una crítica a la que, consideramos, hay que prestarle atención. Pero, digamos, siempre todo está teñido de una mirada centralista: hay grandes críticos en las provincias del interior.
Hace un par de años estuve en el Congreso de Literatura Argentina que se hizo en la Pampa, en Santa Rosa, y ahí tuve la oportunidad de escuchar a críticos y académicos y académicas de distintos lugares del país con una gran claridad e ideas súper interesantes acerca de la literatura, que por ahí no es lo que puedo leer en un suplemento cultural de los diarios de Buenos Aires. No seguir pensando que el único espacio posible donde se puede hacer algo, desde donde se puede surgir, es en Capital Federal. Si querés, hay una literatura porteña que es más urbana, pero también pienso en Río Negro, de Mariano Quirós, que es una novela también urbana pero que tiene como escenario la ciudad de Resistencia.
APU: Usted, junto a otras escritoras, lleva adelante una librería que solo pública autores y autoras del interior. ¿Qué conclusiones extrae de esta experiencia?
S.A.: Salvaje Federal es una librería relativamente nueva, no tiene todavía un año. Estoy súper contenta con la experiencia. La idea del proyecto no es ser solamente una librería, sino que la librería pueda funcionar también como un espacio de pensamiento, de lectura y de difusión de estos autores y estas autoras que de repente no son tan conocidas fuera de los lugares donde trabajan, donde producen, donde publican.
Pero bueno, recién empezamos, tenemos muchísimos proyectos, muchísimas ideas. La idea es enfocarnos en la literatura de las provincias y también en los escritores provincianos que editamos en Buenos Aires, siempre en pequeñas editoriales o en medianas, y poner en circulación toda esa literatura por fuera, o dentro de Capital Federal.
La ventaja de ser una librería online es que podemos llegar a lectores de todo el país. Queremos que se produzcan un montón de cosas alrededor de la librería que todavía no hemos podido llevar adelante. Hace unos meses tuvimos, por ejemplo, un vivo en Instagram con Estela Figueroa, que es una gran poeta santafesina. Hace un par de meses estuvimos participando con lecturas y mesas de diálogo y de reflexión en la feria Chacú Guaranítico, que es una feria enorme que se hizo en el noreste, en varias provincias del noreste y Paraguay.
Tenemos muchísimos proyectos. Nos encantaría tener seminarios y lecturas y charlas; que los escritores de la provincia puedan hacer desde la plataforma de Salvaje, y el día de mañana, cuando tengamos un espacio físico y haya terminado esta pandemia, puedan venir y sentir ese espacio de Salvaje como su propia casa.