Susana Giménez: un símbolo de frivolidad convertido en frutilla del postre de una celebración popular
El 16 de noviembre, Susana Giménez arribó a Tucumán, contratada para participar en la 50° edición del Festival Lules canta a la Patria. Su presencia generó polémica entre la ciudadanía que se manifestó negativamente a través de redes sociales. También, diversos sectores del peronismo salieron al cruce para manifestar su descontento con la presencia de la artista, que en otra oportunidad dejó clara su visión de la realidad, asegurando que “hay que dejar de hablar de la pobreza y (...) enseñarle a la gente del norte a plantar y tener gallinas”.
Desde Proyecto Nacional (PN) emitieron un crudo comunicado en rechazo a la decisión de la Municipalidad, administrada por Carlos Gallia, de invitar a la conductora televisiva, por su “manifiesta ideología, diametralmente opuesta a la del peronismo”.
"Giménez es un símbolo mediocre y frívolo, de sumisión a los grupos fácticos de poder", sostuvieron. "Giménez es una antiperonista que desprecia todo lo nacional y popular, y actúa sólo por conveniencia personal", remarca la potente carta, que también calificó a Susana como "un despreciable ejemplo de concupiscencia con el poder y la codicia macrista".
Desde la agrupación TXT (Trabajemos por Tucumán) redactaron un comunicado pidiendo que "Lules no se convierta en Lulezuela", argumentando que “los tucumanos y tucumanas, recientemente, fuimos sorprendidos por una publicidad oficial anunciando los 50 años de éxito ininterrumpido de un festival popular con la presencia de un personaje contrario al ideal de Patria”.
Lules decide "cantarle a la Patria", invitando a recibir el premio “la frutilla de oro” y designando como ciudadana ilustre a una de las artistas más cipayas que tiene la escena nacional.
Una artista que eligió vivir entre Punta del Este y Miami y pagar impuestos en Uruguay -lo que da cuenta de que su patria es el dinero- y que se ocupa sistemáticamente, desde la prensa hegemónica (donde ella tiene un lugar de privilegio) de denostar todo lo que tenga raigambre nacional y popular.
También se expresaron en oposición a la contratación de una artista que no es digna de pisar un escenario como ese diciendo: "Nuestros impuestos deberían ser invertidos en cultura popular, en aquellos enormes artistas que día a día recorren las distintas fiestas para dar testimonio de su patriotismo".
"Giménez es una antiperonista que desprecia todo lo nacional y popular, y actúa sólo por conveniencia personal", remarca la potente carta".
Aprovecharon y señalaron como un grosero error que el Municipio de Lules y el Gobierno provincial, en su carácter de auspiciante, "hayan tomado la decisión de ofender los sentimientos de la población que los votó".
Lules, además de ser la ciudad natal de Ramón “Palito” Ortega, un gran amigo personal de la diva, es un emblemático polo productivo de frutas y hortalizas, entre los cuales destaca (sin dudas) la frutilla, redundando en una situación grotesca, debido a los deplorables comentarios de la actriz y presentadora.
Los datos sobre el cachet de la presencia de Susana Giménez no son del todo precisos y se mantienen en el más absoluto secreto, por lo que según la fuente que se investigue se estima que pudo haber cobrado la estrafalaria suma de 6 millones de pesos, aunque otros alegan que dicha cifra ascendió a los 40 millones. Ambas son verdaderas fortunas erogadas a partir de los impuestos de los y las ciudadanxs de Lules y la provincia de Tucumán.
Lo más popular de la visita de Susana Giménez a Tucumán fue, sin dudas, la foto con un cuidacoches a la salida del hotel Sheraton.