Teatro: "Solo Brumas", la preocupación por las infancias vulneradas
El reconocido actor Gonzalo Urtizberea dirige una de las piezas más impactantes de Eduardo “Tato” Pavlovsky: Solo brumas, que refleja su devenir beckettiano y su preocupación por las infancias vulneradas.
Solo brumas es un arma de doble filo, no solo por la complejidad de las temáticas cruzadas, sino porque en medio del anonimato, la desidia y la alienación; aparece una enfermedad que nos hace mirar hacia nuestras propias prácticas hegemónicas de prevención: el mal de chagas que padece unos de sus personajes.
A Pavlovsky, el autor, le preocupaba los nacientes que morían por causas evitables. Lo repetía mirando hacia un punto fijo, que solo él veía: “evitables”…
Su devenir médico se deja entramar en la tragedia porque conoce, desde un punto de su sensibilidad y rol, lo que otros desconocemos.
Eduardo, el dramaturgo, es complejo en su trama y preciso en su poética, es precisamente ésto lo pudo resignificar su director: Urtizberea.
La comunicación de este acto poético es de un vasto alcance de aquello que nos revela. Esto se da porque el director cuidó minuciosamente la puesta en imágenes, que por tan impactantes (como la obra misma) uno siente el poder de lo que no se dice, lo que no se sugiere (porque no hay palabras) pero sí se muestra con la crueldad de la ética y estética del autor.
Tato, nuestro querido Tato, nunca quiso hacer una denuncia social sobre estas situaciones trágicas sino que quería pensarlas creativamente. Micropoliticas de la deshumanización o políticas de la amorosidad grupal.
Y en eso de la creación, es ineludible la presencia de que esos personajes, como dice Fuentes, “son fantasmas”. Entendamos “fantasmagóricos” para no definir géneros de la arbitrariedad literaria.
Ellos están en una danza de la muerte yendo y viniendo, no se quejan, no están atravesados por la conciencia sino por la alineación que provoca un cuerpo ensamblado en la tragedia.
Solo brumas muestra la miseria humana que, como dice Karl Jarpers, nos devuelve la conciencia para que nos podamos volver a recoger a nosotros mismos, luego de interrogarnos en la desesperación de lo que hemos cometido.
Tato se obstinó para incidir en la poética del deterioro, en la deambulación de los personajes anónimos y trágicos en la esfera de la absurdidad.
Eusebio, intrepretado por Emiliano Kaczka, es quien más contiene en su cuerpo el peso de la tragedia y así, en su agotamiento por la enfermedad que padece en la ficción, rememora reflexiones concéntricas del pensamiento pavloskiano.
Es quién asume la verdad del hacer creativo, él es el Minotauro, portador de poesía que está recluido en su mundo que quizá sean dos o tres días más, el mal de chagas lo acecha.
Su mirada perdida nos permite ver la tenue luz del rayo de Zeus (la muerte) a punto de caer. Allí, su cuerpo derruido nos trae à terre en su propio jaque a la partida. Cada palabra se inserta en un lenguaje corporal alejado de la conciencia de los personajes.
Pipi, interpretada por Victoria Aragón, es un personaje que Tato la veía como Winnie (de Sammuel Beckett). Tan ingenua como alienada, tan niña que no puede soportar la tragedia más que con la voracidad de vivir, de volverse un cada vez más aniñada, esperando lo que su corazón ya sabe que no llegará. Su vitalidad es alienada y desbordante, brilla en la penumbra del desafío al amor, al amor sin objeto amado. Aún así, como con Winnie, caemos bajo sus pies en risas y la queremos mucho más que a Glenda.
Paula Cantone es Pepi, un personaje inquietante, la gran lady que sostiene el orden emocional de los dos seres desbordantes, casi como si saliera de un cuadro impresionista francés, entre esas mismas borrosidades nutre y aloja a los personajes en su persistencia, en donde radica su humor angelical.
Pipi y Pepi son Ariadna llevándonos de la mano en los bordes de lo trágico. En la historia espiralada donde converge nuestra propia ternura y nuestro horror. Guillermo Alfaro tiene una válor cinematográfico dentro de la narrativa teatral, su cuerpo dramático ahí va en la ciencia ficción. No olvidaremos su golpe de escena invertido…
Ficha técnica
Actúan: Guillermo Alfaro, Victoria Aragón, Paula Cantone, Emiliano Kaczka
Diseño de maquillaje: Agustina Tasín
Diseño de vestuario: Agustina Tasín
Diseño de escenografía: Héctor Calmet
Realización de escenografia: Guillermo Alfaro, Omar Díaz
Música original: Martín Pavlovsky
Fotografía: Raccoon Producciones
Diseño gráfico: Raccoon Producciones
Asistencia de dirección: Luis De Almeida
Producción ejecutiva: Jorge Alberto Gomez
Producción general: Aragón Cantone
Ya hay entradas disponibles para ver la obra partir del sábado 17 de Agosto a las 22.30 en El Tinglado (Mario Bravo 948).