Todo excepto todo: la obra que es una experiencia sensorial
Fotografía: Germán Romani
Por Ailén Montañez
Ese lugar donde siempre hay música en el aire, entre fragmentos, sonidos, melodías, escenas, diálogos, risas y tensiones, es un combo que “invita al espectador”, cuenta Fabián Fuentes, uno de les actores entrevistades de los 23 que conforman el elenco actual en la obra; junto con Carlos (Charly) Pacheco y Ayelén Escalzo.
¿Cómo nos sentiríamos si pudiésemos sumergirnos en el mundo de Lynch? Es, tal vez, la invitación inicial que convoca ya que “lo que predomina en este trabajo, es el disfrute en escena. Como la obra es un bombardeo de imágenes, aunque participe en algo muy chiquito, que hasta puede parecer redundante, lo que hacemos es disfrutar” enfatiza Fabián. Con algunos cambios en este segundo reestreno: Ben Horne habla como Macri y cuando lo meten preso explica que “pasaron cosas”; aparece la bandera del orgullo en escena con Josie y el Dr. Jacoby nos recuerda indirectamente (pero no literal) que votemos bien en octubre.
“En la medida en que no se desajuste el tiempo del chiste, que es algo que debe continuar, tenemos esas libertades dentro del código, el personaje de Charly lo habilita” a aparecer con la bandera del orgullo, relata Ayelén. Escena que -por cierto- desborda de risas la sala cuando Charly interpreta a Josie. También “Jacoby, con el “salga de su propia mierda” le da una vuelta, y dice “Vamos a volver”. Del salir de su propia mierda, más ambiguo, lo volvemos literal con el “vamos a volver” destaca Charly, sobre estos elementos, que es “un discurso que apoyamos” porque están “hablando de algo contemporáneo”.
Estos guiños suceden porque la idea es “descubrir el deseo en escena de seguir actuando. Eso va de la mano con el espectador, pero no lo buscamos para agradar, sino para ver cómo conectamos en este presente” detalla Charly estos recursos mucho más presentes en el re-estreno.
La obra comienza con una escena ajena al “melodrama” de Twin Peaks, que corresponde a Rabbits. Eso es porque la obra que vemos es el resultado de un árduo trabajo de investigación del mundo audiovisual de Lynch. Les actores buscan componer una narrativa sin trama, como explica Pacheco: “Yo me quedo con el concepto de maquinaria, como concepto cinematográfico hollywoodense, donde el sueño por hacer una película es todo, es siempre querer alcanzar el protagónico. Ese concepto de maquinaria lo transportamos a la obra, por eso exponemos el detrás de escena porque está todo en constante movimiento, estamos produciendo todo el tiempo”.
Haber logrado captar elementos del lenguaje lyncheano es parte del proceso artístico cuentan Fabián, Carlos y Ayelén. Ese bombardeo, lo fragmentado, lo musical “lo que tiene de ruptura para nosotres es haber trabajado la parte creativa de los personajes, es decir, la representación y cómo encontrar verdad en ella. ¿Cómo vivimos esa segmentación [en escena]? Nos ocupamos de eso, de que en esa representación ocurra una verdad” comenta Charly, a lo que añade que empezaron “a habitar esos pequeños mundos”, y finalmente Ayelén destaca que lograron “formar un código”.
Lo que tiene el mundo según twin peaks, es que en una escena conviven la risa y el llanto en el público. Es parte de la lógica de lo ilógico, de la trama sin trama ¿Cómo nos moviliza las emociones todo aquello que no podemos decir? Esas tensiones entre lo dramático y lo cómico que aparecen se gestan en “un proceso de saturación” explica Charly, ya que “de la copia fiel pasamos a elegir gestos de personajes, para exagerarlos. Así transformamos la copia para que ocurra algo desde -y en- la actuación”. Ayelén, que actúa en un destacado papel de Sara Palmer (entre otrxs), añade que “el traspaso de la risa, las tensiones, se lograron también porque hicimos castings [de nosotres mismes] y evaluamos que suceda lo que debía suceder [con el personaje], y si se generaba ese algo realmente”.
Además, las devoluciones que reciben (tanto les que vieron Twin Peaks como les que no) son las de “un viaje. Es una experiencia sensorial la obra, que no pasa por entender, sino de ver cómo me atraviesa lo que estoy viendo, cómo me tensiona” desarrolla Charly. Es que buscan, al mejor modo de Lynch, que “el proceso lo haga el espectador” porque no están “contando nada lineal” destaca Ayelén.
“Todo excepto Todo” es una línea casi imperceptible en la serie, pero llegó a ser el nombre de esta composición escénica , y allí también hubo un proceso de búsqueda que “siempre fue en la lógica de algo ilógico. El nombre tenía que ser algo que no diga nada, porque no estamos contando nada en la obra” evidencia Charly, y añade: “en la escucha atenta que tuvimos de las escenas, captamos todo excepto todo, que además, lo dice Laura Palmer [cuando se separan con James en el Bosque]. Nos gustó, fue la justificación perfecta de la obra. Y lo de “el mundo según twin peaks”, porque es lo que nos quedamos de Lynch: el melodrama.”
“Habitando esta maquinaria donde el ego es la enfermedad más grande, y mediante la cual sin intentar representar trama alguna, decidimos jugar con sus escenas, efectos, personajes y trucos(...) como una denuncia hacia esos modos para entender que más allá de que este monstruo nos sobrepase a todes, es lo que amamos hacer” cita la gacetilla de la obra. Fabián finaliza exponiendo que elles funcionan como un engranaje, “sabemos que podemos descansar en el otro, y eso implica estar presente y disponible. Por eso todo sucede bien, porque hay confianza”.
Aún no hay fecha de re-estreno próximo, pero van a seguir en cartelera durante el corriente año por fuera de esta presentación realizada en la EMAD. Para más información, en Alternativa Teatral - Todo excepto todo: el mundo según twin peaks se encontrarán habilitadas las entradas para las próximas funciones, además de contar con la ficha técnica y artística.