Yo los vi en Cemento
Por Analía Ávila
Rockeros, esos eran los de antes,
ahora dan ganas de llorar,
el pogo era cosa de valientes,
te bajaban los dientes si no sabías bailar.
La cresta peinada con gomina,
las tachas bien lustradas, borcegos de charol.
Cemento ahora es un estacionamiento,
lo pienso y me dan ganas de balearme en un rincón.
Quiero volver a Babilonia y al Parakultural,
yo lo único que quiero es tener ganas de cantar.
(“Cemento” de Edu Schmidt )
En el marco del ciclo "600 vuelos. Celebración del cine argentino", organizado por la productora La Nave de los Sueños y la Biblioteca Nacional, el 21 de junio se proyectó en forma gratuita Cemento. El documental, con producción y dirección de Lisandro Carcavallo. El film se estrenó este año en el Bafici y el 26 de abril se proyectó en el lugar donde funcionaba el boliche, en Estados Unidos 1238 del barrio de Constitución, que hoy es un estacionamiento del Ministerio de Educación porteño. También hubo una exhibición ante mil espectadores en Plaza Francia.
El público que asistió al Auditorio Jorge Luis Borges fue diverso; estaban los de camperas con tachas, algunos con pelos de colores, hippies, parejas con nenes y termo bajo el brazo, músicos, artistas, curiosos y nostálgicos. Antes de la proyección el director dialogó con integrantes de la productora, y Edu Schmidt, ex cantante de Árbol que tocó su tema en homenaje al templo del rock. “Quería hacer un tango y me dí cuenta de que mi nostalgia no era con el barrio o con mi vieja, sino que era con Cemento. Terminé haciendo esta canción para mi disco Loco! Que estemos en la Biblioteca Nacional que es como el paradigma de la cultura si se quiere del establishment, pasando una película como Cemento, conceptualmente es grosso. Es un lugar nacido de la contracultura, de los márgenes, y esto lo reivindica mucho”, dijo el músico.
Cemento es un proyecto independiente y autogestionado que se financió gracias a una campaña en la plataforma Ideame, con la recaudación voluntaria a través de las redes. En abril de 2015 Lisandro hizo la primera entrevista y arrancó desde cero, sólo tenía la agenda con sus entradas de Cemento: “Tuve la suerte de ir al boliche desde muy chico, viví los últimos años hasta que se cerró y fueron años gloriosos en mi vida, era el lugar adonde todos queríamos ir, y cuando dicen que estaba hecho mierda pregunto qué lugar no estaba así a fines de los noventa”.
El director reveló que a diferencia de lo que se hace en el cine, sacaron un trailer sin tener la película armada. Esto fue fundamental para mostrar que estaban haciendo algo con mucho respeto y ese trailer fue un gran puntapié para que un montón de voces se decidieran a participar. “Fue un trabajo muy intenso, nos propusimos contar lo que se merecía Cemento, una pregunta que nos hacíamos siempre era si estábamos a la altura .Empezamos recopilando material y nos encontramos con archivos en VHS que digitalizamos y también hubo una predisposición enorme por parte de músicos, artistas y productores. Creo que es una reivindicación totalmente necesaria. Hoy todavía hay lugares de resistencia, que apuntan a la contracultura como El Salón Pueyrredón y el Emergente. Cemento hoy es un estacionamiento y esto es terrible, hay un montón de pibes que no saben lo que pasaba ahí, fue la resistencia a las razzias en el comienzo de la democracia”, manifiestó Lisandro.
El testimonio de la actriz y cantante Katja Alemann fue fundamental y hace de hilo conductor del documental que empieza con imágenes de ella y de su entonces pareja Omar Chabán, durante la construcción del boliche, haciendo una perfomance entre los escombros, las excavadoras y los albañiles. Es imposible reconstruir la historia sin hablar de los dueños del lugar; Katja fue la que en los comienzos le dio la impronta cultural con las instalaciones y muestras de arte, por otro lado Omar fue el gerenciador y el artista excéntrico que recibía a todos con un show en la puerta y que también, a pesar de que no era rockero, impulsó luego la movida de las bandas. Dan testimonio entre otros, el Indio Solari, Mario Pergolini, el Ruso Verea, Fernando Noy, Carla Ritrovato, Ricardo Mollo, La Renga, Ricardo Iorio, Gustavo Cordera, Raúl Villarreal (el boletero), Juan Di Natale, Miranda, Bobby Flores, Mosca y Pil Trafa. Todos coinciden en destacar el trabajo cultural de Chabán y el haber bancado a bandas que llevaban cien personas siendo que el lugar era para dos mil. En una entrevista para el medio La Retaguardia el director aclaró: “No estamos diciendo que Omar haya sido inocente ni queremos sacarle responsabilidad de la causa Cromañón, pero no podemos negar el trabajo que realizó como gestor cultural”.
En el film se muestran fragmentos de presentaciones de La Organización Negra, Batato Barea, Las Gambas al Ajillo, y de la obra de teatro Clásico amoral. Después se convirtió en la catedral del rock donde tocaron las bandas más importantes de los últimos 30 años. Durante los ochenta pasaron por allí Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, Sumo, Bersuit Vergarabat, Divididos, Las Pelotas, Los Violadores, Ratones Paranoicos y Todos Tus Muertos. En los noventa estuvieron La Renga, Los Piojos, Los Brujos, Peligrosos Gorriones, Suárez, Catupecu Machu, Almafuerte, Hermética y A.N.I.M.A.L., entre otros. Ya en los dos mil se destacaron bandas como Carajo, Árbol, La Mancha de Rolando, Cadena Perpetua, Los Gardelitos, Cabezones y Miranda.
Consultado por las próximas funciones de Cemento, Lisandro informó: “Hay una posible función en un par de meses, queremos que se estrene en algún espacio INCAA y poder llevarla al resto del país, también hacer el recorrido de los festivales”. Y aclaró también que no cuentan con los beneficios de INCAA, es una película independiente, y que la única forma de llevarla a más gente sería acceder a esos espacios.
El libro Cemento, el semillero del rock (2015) de Nicolás Igarzábal, que fue importante a la hora de pensar el documental, se abre con un epígrafe, un texto breve del Indio Solari que resume el sentimiento de muchos: "Más allá de lo que significó Cemento para los Redondos, ese templo de Omar fue el lugar donde todos los extraviados fuera de los límites de las convenciones que gobernaban la cultura encontraron la atmósfera apropiada para descorchar sus bellezas. Bellezas áridas, oscuras, cómicas y marginadas por una sensatez que un tiempo luego se dejaría alumbrar por ellas. En particular, yo estrené mi grito de guerra “¡Graciosos y valientes!” allí, en la escena de Cemento"