Zuhair Jury: “Me he criado en rancheríos y vivo sensitivamente lo telúrico”
Por Silvina Gianibelli | Foto: Julieta Arrieta
Zuhair Jury nació en Luján de Cuyo, Mendoza. Es escritor, guionista y director de cine argentino. Fue la voz poética y narrativa de muchos de los films de su hermano Leonardo Favio. Como director en su película El fantástico mundo de la María Montiel obtuvo el premio intrenacional Karlovy Vary en Checoslovaquia (actual República Checa). Por sus guiones El largo viaje de Nahuel Pan y El piano mudo, recibió los primeros premios del Incaa. En cuanto a su obra narrativa El glorioso velorio de Juana Pájaro y otros cuentos , habitó el realismo mágico siempre presente en su obra.
AGENCIA PACO URONDO: Detrás de su poesía vienen los versos del Siglo de Oro Español que recitaba su madre. ¿Cómo asume esa influencia?
Zuhair Jury: En mi consideración, en cualquier disciplina del arte, nadie es puramente original. Todos estamos nutridos del ayer, más allá del fundamento de la experiencia existencial propia. Y esta, la experiencia personal es la que dará o no un estilo, una forma que hará personal y distintivo a quien lo logre. Respecto de la significación de lo poético de mi madre en mi persona, digo que sí; que consciente o inconscientemente lo que haya de poético en mi hermano o en mí, es lo que, de niños, y aún de adolescentes y adultos nos dejó nuestra madre; mujer exquisitamente bella por dentro y por fuera. Mi recuerdo de ella es de puras sensorialidades, o diciendo poemas o escribiéndolos, o manteniendo charlas luminosas. Extraña y particularmente su primera novela la escribió a los 38 años. Nunca conocí a nadie más entrañable para describir la dramática humana en todos sus matices. Y esa influencia la asumo con inmenso agradecimiento.
APU: ¿Cómo eran esas noches de tertulias familiares?
Z.J.: Muy estimada amiga, voy a confiarle que teníamos muy pocas, pues la necesidad y más de una vez el hambre extrema era más urgente y diario, que las otras búsquedas. También le confío que hasta mi último suspiro todo lo ocurrido con nuestras existencias más que a una realidad acontecida, la asemejo a un extraño acontecimiento de orden onírico o sobrenatural pues que, dos muchachitos marginales con apenas el tercer grado primario como lo éramos mi hermano y yo, hayamos llegado a ser personas con algún merecimiento dentro del arte. Me cuesta creerlo. Estas palabras le narro para decirle que, más allá de la sensible personalidad de nuestra madre, mi hermano y yo, éramos muchachitos sensibles, pero a la vez seres primarios y marginales. Por esto que explico, es que le respondo que en nuestro rancho accidentalmente hubo charlas particulares, y de ellas recuerdo una que sí fue de orden casi mágico por lo que se habló. Yo creo que usted conoce lo ocurrido, pero si usted desea que lo trate…
APU: Considera su obra una síntesis de las poéticas de Roberto Arlt y Draghi Lucero, sin embargo, una lo ve tan chejoviano, ¿cómo arreglamos este bailecito?
Z.J.: No he leído a Chéjov, no conozco su estilo. Respecto a Draghi Lucero digo que, siendo yo cuyano y habiéndome nutrido de las telurias más profundas del ser cuyano; al leer a Draghi he quedado en inmenso asombro ante la vastedad de sus giros antañosos, del trazado de sus reacciones pintando personajes a los que colorea desde las entrañas afuera, y desde afuera hacia las entrañas. Además, ha sido el recopilador de leyendas fantásticas que, de no haber sido por él se hubiesen perdido para siempre. Sus temas siempre están sostenidos por las extremas desesperanzas de la pobreza. Su prosa es de la más alta cadencia que un escritor`pueda cincelar. De Roberto Arlt, me subyugó su estilo único y particularísimo, con sus personajes y sus historias en las que campea el "aparente" desquicio, y esa vaga melancolía que envuelve a sus personajes. Esto es lo que de ellos yo proclamo como banderas. Ahora bien, usted, me pregunta "si reconozco en mi escritura la síntesis de ellos" y eso me halaga, ante esta suposición, pero no advierto semejanzas, y eso que uno de mis placeres es la crítica, la autocrítica y la crítica comparada, y por más que me esfuerzo no logro parentesco. Quizá usted, viendo desde su objetividad sí pueda darme un ejemplo de esa posibilidad. Mucho me agradaría que hallase algún rasgo y quede así honrado de parecerme a ellos.
APU: Se lo digo en términos de cine y es que conmueve que un rufián muera robando un gallo, es realmente entrañable aún en su propia maleza. ¿Cómo vive la piedad por la que sus criaturas se mueven?
Z.J.: Si hay sucesos de piedad en algunos personajes de mis narraciones, esas piedades se originan en ellos, en sus entidades; surgen de ellos con naturalidad, no de mi persona.
APU: Sin embargo cuando un hombre está acorralado por la vida, a punto de ser acribillado solo dice: “¡Con este sol! ¡Con este sol!” Se lo voy a decir en sus palabras: “Su escritura tiene el giro de un salmo”.
Z.J.: Coincidirá conmigo en que la existencia es suceso que de tan misterioso e inconcebible más parece un relato de lo maravilloso-mágico, o de lo maravilloso divino...La ciencia pretende hallarle razón de suceso acontecido por la materia, y no lo logrará pues el misterio que lo rodea está vedado al hombre, pertenece a un estadio superior que está vedado al hombre. Usted me pide que explique de dónde sale el sentimiento trascendente y sensible de un ser humano que, sabiendo que va ha de morir y dice "con este sol", y yo le contesto que sale sencillamente de un ser existente que fue dotado de sensibilidad trascendente...Y aquí viene la pregunta, al estallar (según la ciencia) el Big-Bang, ¿estaba ese hombre sensible dentro de la partícula que estalló? ¿Estaba el milagro de ver, el discernimiento, la fuerza de gravedad, el Universo que gira en el vacío del cosmos? Si usted está de acuerdo en estas digresiones, no es extraño que en algunos pasajes de mis relatos halle usted emparentamiento con la palabra "salmo". No sé si con lo dicho he contestado su pregunta.
APU: Sí, claro. Ahora bien, ¿qué me dice el realismo mágico?
Z.J.: El realismo mágico se nutre de la vida que "en apariencia llamamos común". Es llevar a los hechos a su poético trasfondo. Cuando el llamado realismo mágico se exaspera en su tratamiento, pasa a ser suceso fantástico, caricaturizando el origen que lo contiene: “la realidad".
APU: Como quién quiere la cosa entre mate y mate imaginario, María Montiel me lleva al neorrealismo italiano, y ahí por prudencia quisiera escucharlo…
Z.J.: María Montiel es un relato que emerge natural en mí pues siempre he sentido la existencia como un suceso en el que viven en simbiosis lo crudamente natural con lo sensitivo mágico que contiene la existencia cotidiana. Pensándolo, concuerdo con usted en que puede contener rasgos del neorrealismo. E inclusive del realismo mágico. Respecto a su pregunta digo que, el neorrealismo nace pos-guerra mundial del 45; con Fellini como una contracultura del cine estructurado e industrialista de EE.UU. Roma ciudad abierta es ejemplo y La Sttrada en el que la crudeza del hambre y las necesidades humanas gritan su denuncia. Pensándolo ahora, en ese sentido, nuestro primer film Crónica de un niño solo (sin haberlo nosotros pretendido) transita caminos parecidos. El neorrealismo nunca podría recorrer historias de la clase media...su raíz pertenece a las clases desclasadas.
APU: Hablando de las clases desclasadas, la causa de las poblaciones originarias siempre lo conmovió, ¿puede ubicar el origen de su interés?
Z.J.: Diríamos que todo ser humano por su entidad conformada en el sentimiento, debería naturalmente posicionarse contra lo inhumano. No ocurre así: el neoliberalismo en su enajenación bestializa es dogma oscuro en donde la muerte por las armas o por asfixia económica, odia y asesina, (como nos consta) rigiéndose por esos valores. Es más, lo pernicioso y enajenado de lo ético en nuestro país llegó con naturalidad a la clase trabajadora que odió a los trabajadores que por haber perdido sus empleos eran asistidos por el Estado. En mi caso, mi fervor por lo indigenista se activó para siempre cuando mi bisabuela, que para el tiempo de la expedición al desierto llevada a cabo por Roca tenía 16 años, me contaba que fue testigo del fusilamiento de una indiecita ciega de 18 años porque no iba a servir ni para sirvienta. Recuerdo que al contármelo se le corrían las lágrimas. Ese fue el comienzo.
APU: ¿Cuál fue la necesidad de crear a Juana Pájaro?
Z.J.: La injusticia hacia cualquier forma existente, desde el ser humano, al vegetal o al insecto, me subleva mal. Pasando a lo de Juana Pájaro digo que la necesidad de crear o recrear esas historias centralizada en la imagen de una mujer, es en razón de cuatro cosas.
La primera, mi devoción hacia lo que es entidad femenina. Segundo: el misterio sensitivo que las contiene. Tercero: el personaje central, (como habrá advertido) deambula por mundos brujeriles o marginales entre los que yo me crié y formé. Ese mundo está plagado de matices y colores en el que hasta lo moral carece de importancia dando así posibilidades que no hallaría en mujeres atadas a las normas establecidas. Cuarto: como junto a lo manifestado, yo, en lo particular me he criado en rancheríos y vivo sensitivamente lo telúrico, el personaje me fue llevando a su terreno, y tan pronto aparece en un catre de prostíbulo, como en los quebrachales chaqueños. Es decir, en el fondo siento que esa narración es un homenaje que necesité expresar a todas las mujeres en una; pero esa una siempre transita a los cuatro rumbos de tierras telúricas, nuestras.
Aclaración: más allá de suponer que es producto de ficción, manifiesto que la mayoría de las situaciones son vivencias reales que yo las viví, o en otros casos sucesos de amigos o conocidos a quienes les ocurrieron.
APU: No tenemos dudas que la soberanía poética del cine nacional es suya, estamos muy agradecidos y concluimos solo por ahora.
Z.J.: Me ha alegrado usted con sus preguntas tan delicadas y profundas… hacía tiempo que venía algo entristecido por la poquedad humana, por la falta general de advertencias de lo trascendente.