En imágenes: homenaje a Hugo Cañón, a un año de su partida
Por Diego Kenis. Fotografías de Luis Salomón
¿En qué se transforma, cómo se canaliza, ante su ausencia definitiva entre nosotros, la fuerza que emerge de un ejemplo de lucha? ¿Cómo subsiste ese coraje? Las imágenes, tomadas por la lente del fotógrafo y compañero Luis “Turko” Salomón, retratan diversos instantes de los últimos años del ex fiscal Hugo Cañón y ayudan a orientar las respuestas a esas preguntas.
Cañón murió hace un año, el 3 de enero de 2016, y su ausencia –como imaginábamos por entonces, al escribir su primer recuerdo- inauguró un periodo en que se lo necesitó más que nunca. Hoy persiste el sentimiento de orfandad de la generación siguiente, a la que quedará el desafío de continuar la senda de lucha que él transitó por décadas. A veces, en soledad casi absoluta, y arriesgándose a represalias desde poderes bien concentrados y oscuros.
En el curso de las últimas décadas, Salomón acompañó con su cámara cada concentración, cada acto, cada evento donde se manifestaba la militancia popular de Bahía Blanca y su región. En particular, aquellos en que se reclamaba por justicia por los crímenes del terrorismo de Estado. No es extraño, entonces, que buena parte de sus imágenes encuentren a Cañón entre sus rostros.
La primera de las fotos, seleccionadas por el propio fotógrafo ante un pedido especial de AGENCIA PACO URONDO para este aniversario, muestra al ex fiscal junto a Fortunato Mallimaci, Nora Cortiñas, Aldo Etchegoyen y Adolfo Pérez Esquivel, con quien compartió la presidencia de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) bonaerense. Desde ese rol, Cañón significó la única luz de esperanza con que contaron los internos de las oscuras cárceles provinciales hasta la creación de la Procuraduría de Violencia Institucional (PROCUVIN) que tuvo como primeros titulares a Abel Córdoba, a quien también se puede ver en esta galería, y Miguel Palazzani.
Ambos fiscales, junto a su par José Nebbia, continuaron en Bahía Blanca la tarea que Cañón comenzó a mediados de los ’80. Sobre la base de su trabajo, y con el original aporte de la nueva generación de letrados, ya han sido condenados decenas de represores y se ha señalado la participación en el genocidio de civiles. Como el cura y ex capellán Aldo Vara, a quien Cañón desenmascaró en recordado contrapunto durante una audiencia en el Juicio por la Verdad que en 1999 lograron realizar su Fiscalía y la Cámara Federal presidida por Luis Cotter, a pedido de las APDH de Bahía Blanca y Neuquén.
Precisamente, la tercera de las fotos de esta selección muestra al ex fiscal junto a Eduardo Hidalgo, sobreviviente del Centro Clandestino de Detención “La Escuelita” y secretario general de la APDH bahiense. Se trata de una imagen muy significativa: Hidalgo y Cañón son dos de los rostros históricos en la lucha por los derechos humanos y la Memoria, la Verdad y la Justicia en Bahía Blanca y el país todo, desde que a mediados de los ’80 y junto a unos pocos nombres más comenzaron su militancia contra las políticas estatales de amnesia obligatoria.
En esos rostros y trayectorias pueden buscarse las respuestas a las preguntas planteadas al comienzo de este escrito. O en una imagen final, posterior ya al fallecimiento de Cañón. Fue tomada en Pigüé, donde una placa lo recuerda para siempre. Es el homenaje de la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Universidad Nacional del Sur y de la Cooperativa “Textiles Pigüé”, cuyos trabajadores lo impulsaron y colocaron en el ingreso a las plantas que recuperaron en 2004 y en las que desde entonces producen telas y una matriz de trabajo y distribución solidaria que la convierten en un arquetipo nacional.
“Al doctor Hugo Omar Cañón. Esperanza de Justicia en tiempos de impunidad. Referente de los derechos humanos por siempre”, cuenta la placa a los tiempos futuros. Una buena definición que promete acompañarnos, junto a su ejemplo, en las luchas inminentes por venir.