Fusilamientos de José León Suárez: el juicio por la verdad que apunta a la reparación histórica

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LOS ASESINADOS DE JUNIO DE 1956

Fusilamientos de José León Suárez: el juicio por la verdad que apunta a la reparación histórica

09 Junio 2023

La fría noche del sábado 9 de junio de 1956, un grupo de hombres se habían reunido en una modesta casa en la localidad de Florida Oeste, partido de Vicente López. La idea era jugar a las cartas y escuchar en la radio el desarrollo de una contienda de boxeo. En otro sector de la ciudad, los generales Juan Jose Valle y Raúl Tanco preparaban, con parte de sus tropas, un alzamiento contra la Revolución Libertadora.

La policía bonaerense interrumpió en el lugar para buscar a Tanco, que no estaba en el lugar ni tenía relación con el grupo. Se llevaron detenidos a 12 personas, 5 de los cuales fueron fusilados, horas más tarde, en un basural de la cercana localidad de Jose León Suárez, partido de San Martín. Los demás escaparon. Rodolfo Walsh, en su valiosa investigación devenida en el libro “Operación Masacre”, recopiló los testimonios de los sobrevivientes.

Este hecho, junto con otros ejemplos clarísimos de violencia estatal contra la población civil, del cual el mayor exponente fue el bombardeo a Plaza de Mayo de junio de 1955, fueron, no solamente silenciados y desconocidos por gran parte de las generaciones posteriores, sino que quedaron impunes.

Aunque ya no es posible llevar adelante un proceso penal debido a que la muerte de los responsables anula esa posibilidad, hay una tendencia reciente a intentar llegar a la verdad histórica mediante los procesos conocidos como “juicio por la Verdad”.

El “derecho a la verdad” fue reconocido por la Argentina en 2000 ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y consiste en el agotamiento de todos los medios para alcanzar un conocimiento completo y pleno, incluyendo participantes, circunstancias y resultados, de hechos que generaron graves violaciones de derechos humanos por parte de la autoridad gubernamental.

El primero de estos juicios desarrollado en Argentina data de 1998 y se realizó en la Ciudad de Mar del Plata. Este camino pudo iniciarse gracias a la resolución 18/98 dictada por la Cámara federal de la Plata que declaró el derecho de los familiares de las víctimas de conocer las circunstancias de desaparición y en su caso, el destino final de sus restos, e individualizar a los responsables de dichos crímenes.

Esta particular forma de justicia llamada “justicia transicional” se caracteriza por tener un enfoque diferente al convencional y pone en manos de la sociedad acciones para lograr una fijación judicial de la verdad aunque ello no derive en condena personal alguna.

El caso de José León Suárez

Al acercarse cada año una nueva fecha aniversario, en los lugares donde ocurrieron los hechos suelen congregarse los familiares y algunas organizaciones de perfil político o histórico para rendir homenaje y mantener viva la memoria del grupo inmortalizado por Walsh y a todos los demás fusilados de esa jornada en otros lugares, entre ellos el General Valle.

Pero este año, la fecha cuenta con un dato más para las crónicas: el hecho ya tiene en proceso su juicio por la verdad. Con la Comisión Memoria, Verdad y Justicia como querellante, tiene como primer objetivo que estos hechos sean declarados como delitos de lesa humanidad, característica que los transformaría en imprescriptibles.

El lunes pasado se vivió un momento muy emocionante en la sala de audiencias del tribunal ya que dieron sus testimonios las hijas de Nicolás Carranza y Francisco Garibotti, dos de las víctimas. Aunque ambas eran muy pequeñas en 1956 reivindicaron la vida de sus padres fusilados y las consecuencias que trajo esta circunstancia en sus propias vidas.

Berta Carranza expresó con claridad: “Lo fusilaron por peronista, por defender los derechos de los trabajadores”, recordando a su padre, delegado gremial del Ferrocarril Belgrano. Walsh lo describe en su texto visitando a su familia en un barrio ferroviario de Boulogne, por la noche y a escondidas, tratando de no ser reconocido ni por los vecinos. Esto nos demuestra el estado de temor e indefensión en el que quedó cierta parte de la población civil luego de la Revolución Libertadora, situación que se volverá aún peor en las décadas siguientes.