La Nación insiste: prisión domiciliaria para los genocidas
Por Juan Manuel Ciucci
Con el ambiguo título de “Los derechos humanos de las personas mayores”, La Nación oculta un reclamo que a esta altura ya le es histórico: prisión domiciliaria para los genocidas Abocando leyes y resoluciones nacionales e internacionales, apunta a respetar los derechos de los ancianos, aunque sean genocidas que no se arrepienten de lo que hicieron, y que repiten a viva voz que lo volverían a hacer.
“Nuestra Constitución nacional dispone que las cárceles serán ´para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas´, en tanto que ´toda medida que a pretexto de precaución conduzca a mortificarlos más allá de lo que aquélla exija, hará responsable al juez que la autorice´, nos cuenta la “tribuna de doctrina”. Parece que sólo le importa la situación de las personas privadas de su libertad, si estas fueron condenadas por delitos de lesa humanidad. “Desde estas mismas columnas hemos defendido siempre la necesidad de respetar la dignidad humana de los detenidos, cualquiera que sea la razón de su arresto”, se justifican.
Al mismo tiempo, el diario le apunta a uno de los jueces que el macrismo quiere destituir. “Días pasados, el juez federal de La Plata Carlos Rozanski, desconociendo todo lo referido hasta aquí, rechazó el pedido de prisión domiciliaria de un condenado por delitos de lesa humanidad al aducir estrategias para defender la impunidad y opinar que la atrocidad no tiene edad´”. Y agregan: “No se puede continuar avalando el caprichoso e ideologizado proceder de quienes han hecho del revanchismo y la venganza una escuela que pretende teñir de odio el derrotero de una Justicia que para ser verdaderamente legítima debe ser, sin dudas, independiente”.
El reclamo va en sintonía con el accionar del Partido Judicial desde que es Presidente Mauricio Macri: ya son más de 50 los genocidas que han obtenido la prisión domiciliaria. Política que comparte el Gobierno Nacional, que ya ha explicitado que no apelará los fallos que les otorguen ese beneficio.
De la mano del negacionismo, que expresó con brutalidad el renunciado Lopérfido pero que acompañó con dichos aún peores Macri, el “cambio” ya encontró a sus únicos privilegiados. Si no hay Justicia hay escrache, vuelve a escucharse en las calles.