“Santiago era una persona súper libertaria”
Por Branco Troiano
APU: ¿Cómo conociste a Santiago?
Enzo Robles: Al Lechuga lo conocí hace como once años. Las personas que teníamos en común antes de conocernos siempre me lo mencionaban como alguien muy gracioso, siempre me contaban anécdotas suyas. La primera vez que estuve con él fue en un recital en una plaza. Pegamos onda rápido, hubo mucha conexión, ahí recién empezaba a tatuar. Estaba en La Plata estudiando Bellas Artes. Y bueno, de ahí en más fuimos forjando nuestra amistad.
APU: ¿Por qué “Lechuga”?
ER: El apodo se lo pusieron los hermanos, por el pelo, por los rulos. Igual, las últimas veces que lo vi me decía que se sentía como un brujo. Que el apodo de “Lechuga” había quedado atrás, y que ahora prefería que lo llamen así, “Brujo”.
APU: ¿Cómo caracterizarías su persona?
ER: Es una pregunta compleja porque se trata del Lechuga. Mirá, muchos de nosotros nos ponemos tristes por cosas personales. Cuando nos sentimos solos o no tenemos trabajo, cuando no tenemos novia, y demás. Él, no. Si se angustiaba era por otras cuestiones. No le gustaba la política ni ningún partido político pero se enojaba y entristecía con los políticos, la policía, la gendarmería, las normas, la televisión, el Facebook. Todo eso lo incomodaba. Era una persona súper libertaria. Tenía muy presente a personas que habían desaparecido por alguna causa libertaria. Al Lechuga lo puedo describir como un anarquista pacifista, porque no era violento. Todo ese enojo que tenía con el sistema lo reflejaba en chistes, en risas, pero unos chistes muy bien resueltos, eh. Uno de ellos era: “yo arranqué bien de abajo, dijo un loco mientras le cerraba la bragueta al patrón”. Era así. Y era muy informado, tenía mucha información sobre las injusticias que sucedían en el mundo.
APU: ¿Cuáles eran sus sueños?
ER: Era un gran artista. Su sueño era poder vivir como vivió él, libre. No tenía un lugar fijo, viajaba siempre de mochilero para todos lados. Y de esa manera fue adquiriendo un montón de conocimientos de cada tierra, de la cosmovisión de los antiguos y de la medicina antigua, como las tintas madres. Andaba con tintas madres para todos lados. Cuando te visitaba, siempre te dejaba alguna. Su sueño era lograr un constante crecimiento espiritual, crecer en su esencia. A medida que fue pasando el tiempo se fue cuidando cada vez más con los alimentos, no comía nada proveniente de animales. Él decía que tener una buena alimentación llevaba a tener buenos pensamientos. Y así era, una persona de pensamientos muy sanos.
APU: ¿Qué opinaba sobre la política?
ER: Él decía que la política le provocaba diarrea y dolor de muelas.
APU: ¿Qué creés que sucedió el día de su desaparición?
ER: Mirá, antes de ir al sur, el Lechu se quedó una semana en mi casa. Nos dejó un disco suyo con unas letras increíbles, y charlamos mucho, pero antes de irse recuerdo que me habló de los mapuches, de lo que estaba pasando en Chile, de lo que estaba pasando acá; que pasaba hace muchos años y que nadie lo daba a conocer. Para referirme al día de su desaparición, antes que nada, tengo que aclarar que no tengo partido político, no me interesa la política. No miro tele, nada. Él fue por lo de Jones Huala, en realidad. Se juntó con los chicos de allá por eso. Y dicen que ya a la noche los milicos molestaban con reflectores y otras cosas. Entonces a la mañana siguiente, cansados, hicieron el corte. Y ahí los agarraron. Para mí lo mató la gendarmería. Seguramente él se quiso resistir, como habría hecho cualquiera. Pasa que el Lechu era un hombre flaquito, chiquito, menudito.
APU: ¿Cómo considerás que se trató el tema en los medios de comunicación?
ER: En los medios de comunicación se trató todo para el ojete. Igual, ya venía con una idea de lo mal que se manejaban. Yo tenía un amigo que murió el día que River se fue a la B; murió con una remera de River puesta, en un tren. En todos los medios decían que él se había matado por River, y posta que lo que pasó fue que se cayó y lo agarró el tren. Y con el Lechuga lo que pasó es que los medios encubrieron muchas cosas porque están manejados por los poderosos. Todos lo sabemos. Manejar un medio de comunicación es manejar un arma enorme. Le hacen creer a las personas lo que quieren. A éstos últimos les cuesta mucho sacar conclusiones propias de algo que está pasando si no es en base a lo que dicen en la televisión, en el diario o en la radio. Es más fácil escuchar y obedecer. Los medios están encubriendo a alguien o a varios, eso ya es evidente. Todo esto, a mí y a mucha gente que conozco, lo único que hace es alimentar nuestra falta de credibilidad en los medios y en la política. La política nos está cagando, nos está matando. El sistema a nosotros nos ve así, como un muerto en una bolsa, y los medios reproducen eso.
APU: ¿Qué sentís al escuchar todo lo que se dijo de Santiago en relación a la vida que llevaba?
ER: Las pocas cosas que me enteré me dieron muchísima ira. Al punto que decidí dejar de informarme para no salir a prender fuego una comisaría o la casa de gobierno. Es horrible cuando te tocan a alguien cercano. Yo tengo un hijo y sé que va a crecer en toda esta mierda, con todos estos poderosos que nos hacen mierda de todas las formas. Es horrible.
APU: Si tuvieras la posibilidad de hablar con Macri, ¿qué le dirías?
ER: Ni me interesaría estar en frente de él. Más que decirle algo al Presidente le hablaría a la gente. Nosotros somos el poder, nosotros somos quienes le damos el trabajo a esa gente, o sea que ellos son nuestros empleados. Cuando la gente se dé cuenta que tiene el poder, se va a dar vuelta todo, pero para eso falta un montón. Como te dije, las personas prefieren obedecer. Sé que es una utopía lo que digo, pero es así.
APU: ¿Qué reflexión te dejó todo lo sucedido?
ER: Lo que me queda de todo esto es que lo que pasó con el Lechuga tiene que servir para abrir los ojos de mucha gente. A veces me da la sensación de que quedó como un mártir, y es re feo porque se trata de la muerte de un amigo. Tenemos que ser más humanos, más solidarios entre nosotros. Como hacía el Lechu, propagar el amor, y los mensajes de amor. Tendríamos que empezar a creer en nosotros mismos. Somos capaces de lograr lo que queramos. Una cosa que me da bronca es la gente de mierda que habla del tema y no tiene ni la cuarta parte de los huevos que tuvo mi amigo para estar ahí. ¿Sabés las veces que me he agarrado con personas en almacenes u otros lugares porque los escuchaba hablando del caso de Santiago? No se imaginan lo que era el Lechuga, no tienen ni idea.