Acto del 25 de mayo: la comprensión de textos es bilateral

El hecho novedoso del acto de Cristina Fernández de Kirchner de este jueves patrio fueron las tribunas que la acompañaban. Dan cuenta que la vicepresidenta está leyendo lo que le piden sus seguidores. 

Difundido en los medios como una misteriosa lista de 300 invitados, la puesta en escena de CFK mostró un acompañamiento de dirigentes como nunca antes. No solo por la cantidad, sino por la filiación de cada uno. Detrás de la primera estampa estaban sus principales espadas: Máximo Kirchner, Axel Kicillof, Eduardo De Pedro, Andrés Larroque y para sorpresa de muchos, Sergio Massa. Detrás de ellos, dos paneles de militantes sindicales y territoriales que nunca habían tenido el orgullo de acompañarla en un escenario. 

Por el lado gremial, a la clásica presencia de la CTA se sumaban espacios miembros de la CGT. Algunos con un rol histórico en ella: SMATA y UOM. Además estuvo toda la Corriente Federal, entre ellos Walter Correa, secretario general del rubro del Cuero en uso de licencia y actual ministro de Trabajo bonaerense. Este proceso de resindicalización del kirchnerismo viene acelerándose. El mismísimo acto del 25 fue anunciado la semana anterior desde la sede de SMATA, y la mitad de los oradores fueron dirigentes obreros: Alesso (docentes), Siley (judiciales) y el anfitrión Manrique. Esto sin contar al intendente ensenadense Mario Secco, originalmente perteneciente a los municipales.

El otro apartado es la militancia territorial, aunque “barrial” sería un término más preciso. Muchos de ellos inscriptos en el espacio promotor de este acto, La Patria es el Otro, más allá del esperable rol de La Cámpora. Allí pudieron verse militantes de agrupaciones tradicionales como Héctor Fernández (Peronismo Militante), Marcelo Koenig (Descamisados), la FETRAES, la CNP25 y otros más novedosos como Adrián Grana (Lealtad) y Juan Marino (Partido Piquetero) entre muchos otros y otras. En la intersección entre los círculos gremiales y los barriales puede encontrarse a Aníbal Rucci, hijo del dirigente metalúrgico.  

Todos estos compañeros y compañeras quedaron jerarquizados no solo por la foto junto a la única oradora. Cristina dedicó un apartado de su discurso a subrayar que ella sola no puede y la necesidad de profundizar los ámbitos de militancia. En sus palabras: “Esto no es tarea de una persona, esto es tarea militante. Basta de pedirle al otro que haga cosas que nosotros no estamos dispuestos a hacer. Hay que romperse lo que hay que romperse y lo tienen que hacer todos y todas.”  

Y ese rol de la militancia también debe verse en el público del acto. La gente, que esperó pacientemente bajo la lluvia le volvió a pedir que sea candidata, bajo el humorístico canto de “una más, y no jodemos más”. Esta vez CFK no los rechazó, ni tampoco propuso un candidato alternativo. Cuando ella dice “todos y todas” flanqueada por tribunas militantes, también está diciendo “yo también estoy dispuesta a romperme lo que tenga que romperme”. 

Así está la situación, en un momento de protagonismo creciente de la militancia. Sea para sostener la campaña, sea para configurar la resistencia si ese proceso se malogra. Sea para acompañar a Cristina Fernández de Kirchner como candidata a presidenta si es lo que requiere la Patria.