"¡Argentina campeón, Videla al Paredón!": Montoneros, la dictadura y el Mundial ‘78
Por Edgardo Vannucchi
Sabido es que la última dictadura (el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional) asumió la realización del Mundial ’78 como una cuestión de Estado. Todos los recursos, materiales y simbólicos, fueron puestos al servicio de la “justa deportiva sin igual” (como expresaba la marcha oficial compuesta, en música y letra, por Martín Darré).
En nuestro país, la estrategia comunicacional de la Junta militar se mostraba uniforme, monolítica, omnipresente, operando pendularmente como vidriera hacia el exterior (buscando dar respuesta a la llamada “campaña antiargentina”) y como expresión de “normalidad”, “festividad” y “unidad” hacia el interior.
En efecto, la propaganda oficial, emergente de esa especie de Gran Hermano Orwelliano que fue el E.A.M. ’78 (Ente Autárquico Mundial ’78), nos recordaba -de manera imperativa, por supuesto- que “el Mundial era también nuestra responsabilidad” y que cada uno de nosotros “jugábamos de argentinos”.
Por su parte, en el exterior, el Mundial dividía las aguas entre los exiliados. Estuvieron los que se opusieron a su realización, que se sumaron al boicot internacional surgido en Francia (y luego extendido fundamentalmente a otros países europeos) con el objetivo de impugnar y condenar internacionalmente a la dictadura y también estuvieron aquellos que optaron por apoyar la realización del evento deportivo viendo allí la chance para desnudar la política represiva de la dictadura.
El COBA (Comité para la organización del Boicot de la Copa del Mundo en Argentina) denunciando la imposibilidad de jugar un Mundial entre los campos de concentración y en un país donde los derechos humanos eran violados sistemáticamente, exigía el cambio de sede y, de no poder concretarse eso, demandaba que el equipo francés no participara, que la Junta liberara a los prisioneros políticos y desaparecidos y que restableciera las libertades (políticas, sindicales y democráticas) cercenadas.
Montoneros no compartía la idea del boicot. Por el contrario, deseaba ver triunfar a la Selección nacional y, asumiendo que el torneo se realizaría, proponía utilizar el Mundial como una gran vidriera, transformándolo en una gigantesca conferencia de prensa para, por un lado, denunciar y evidenciar los crímenes de la Junta militar; por el otro, para demostrar que “el pueblo” argentino seguía resistiendo, que el aniquilamiento proclamado por la Junta era una mentira.
A través de sus diferentes publicaciones la organización sostenía que “el Mundial permitirá que el mundo se asome al país y observe la realidad que bulle tras los afiches turísticos: una realidad hecha de dominación económica y represión sangrienta pero labrada también por la lucha del pueblo y la esperanza en un futuro en paz y libertad”.
En ese sentido (y con la expectativa puesta en la llegada y la mirada de periodistas, dirigentes, deportistas, turistas) se proponía y se aspiraba a lograr que “cada espectador del Mundial [sea] un testigo de la Argentina real”.
En el editorial de la revista Evita Montonera se expresaba: “Los Montoneros queremos que el Mundial sea aprovechado para mostrar el vigor de la Resistencia, generalizando, por todos los medios a nuestro alcance, el repudio a la Dictadura militar”.
En otro pasaje de la publicación se lee: “Nosotros queremos que el Mundial termine con un gran triunfo popular. En lo deportivo con un gran triunfo de nuestra selección. En lo político con el fracaso de la maniobra propagandística de la Dictadura militar; por ello el Mundial ’78 HAY QUE GANARLO, haciendo masiva la consigna de ARGENTINA CAMPEÓN, VIDELA AL PAREDÓN”.
En ese marco, desde la Conducción Nacional se ordenó llevar adelante la Ofensiva Táctica “Mundial ‘78” en la medida en que se consideraba que estaban dadas “todas las condiciones para lanzar sobre la dictadura una ofensiva táctica integral, es decir, política, militar y propagandística”.
El objetivo era implementar una serie de acciones armadas y de propaganda lo suficientemente espectaculares como para que fuera imposible el ocultamiento por parte de la dictadura y los medios de comunicación masivos.
La idea de compatibilizar el respeto por la expresión popular (la pasión del fútbol) y el repudio a la dictadura (la cuestión política) reflejada en el eslogan “Argentina campeón, Videla al paredón” resultó difícil de plasmar y, para algunos, también de explicar a la opinión pública internacional “que se inclinaba por las tesis más sencillas a izquierda y derecha: o el boicot liso y llano, o la realización normal y pacífica de los encuentros”.
Buscando informar y comunicar con eficacia las características y alcances de la campaña diseñada por Montoneros, Juan Gelman, Norberto Habegger y Armando Croatto regresaron clandestinamente a la Argentina con la tarea de conectarse con los periodistas extranjeros y, bajo estrictas medidas de seguridad, brindar conferencias de prensa y realizar entrevistas en pleno desarrollo de la Copa del Mundo.
Acciones armadas
Las directivas eran claras respecto a que los atentados durante el Mundial no debían afectar los partidos, ni a los equipos ni a las delegaciones participantes, ni tampoco a periodistas o turistas o espectadores. El Ejército Montonero debía demostrar su capacidad operativa lejos de los estadios de fútbol, ya que las acciones militares no podían realizarse en un radio menor de 600 metros de los estadios.
Aun así, para los militares el fantasma de Munich ’72 estaba presente. Desde su perspectiva consideraban (y temían) que Montoneros llevara adelante alguna acción semejante a la del comando palestino Septiembre Negro en ocasión de los XX Juegos Olímpicos realizados en la entonces Alemania Federal. Nada semejante ocurrió.
Como parte de la preparación de la Ofensiva Táctica un pelotón del Ejército Montonero (de Capital Federal), miembros de la Columna 34, viajó a Europa para recibir instrucción militar en la utilización de lanzacohetes antitanque soviético RPG7.
Los RPG7 fueron utilizados, por ejemplo, contra el edificio del Servicio de Informaciones del Ejército, en Callao y Viamonte (el día en el que se jugaría el partido Argentina-Brasil. Fue lanzado desde un Peugeot 504, a unos 100 metros de distancia) y contra el frente de la ESMA (durante una madrugada el proyectil impactó a un lado del tabique de yeso con el nombre Escuela de Mecánica de la Armada).
Contrariamente a lo esperado, y pese a la magnitud de las acciones, los atentados no fueron publicados en los medios locales, anulando así su valor político.
“Nos habíamos propuesto como objetivo que las operaciones resultaran imposibles de ocultar. Pero para la prensa argentina no pasó nada. Todos prefirieron callar. Era increíble. Habíamos hecho un quilombo madre y en los diarios no salía una sola línea”.
Interferencias televisivas
Para Montoneros el Mundial ’78 significaba también el combate por la información y la propaganda. El cerco mediático parecía inexpugnable y se había profundizado en el contexto del comienzo de la Copa del Mundo. La búsqueda de estrategias para romper el monocorde relato oficial llevó a retomar la experiencia de RL-TV (Radio Liberación-TV) con el fin de interferir las ondas de sonido de un canal de televisión para difundir/transmitir el mensaje montonero.
La primera interferencia televisiva había sido pensada para realizarse durante el partido debut de Argentina (contra Hungría) en la ciudad de La Plata, a unos 60 km. al sur de la Ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, por cuestiones técnicas, no fue posible.
El segundo intento fue exitoso: el martes 6 de Junio de 1978 poco antes de que comenzara el partido Argentina-Francia, en la misma localidad platense, cerca de la 19 hs., la transmisión de Canal 13 fue interferida por Montoneros.
La interrupción, el inicio de la Marcha Peronista y el posterior mensaje del Comandante en Jefe del Ejército Montonero Mario Firmenich, tuvieron una duración de poco más de 13 minutos: “Hoy estamos bajo las cámaras y los flashes del periodismo mundial. Es un deber de todo argentino de bien, mostrar hoy ante el mundo a nuestra Argentina real, la Argentina real que es imposible encontrar en las estadísticas y discursos oficiales que hablan de una Argentina con orden y paz social, con progreso económico”.
Firmenich, en otros pasajes del mensaje aludió al objetivo buscado: “El mundial de futbol es una inmejorable oportunidad para obligar definitivamente a Videla y a sus cómplices a otorgar la apertura política y sindical. No hay ninguna contradicción entre nuestro anhelo de ganar el campeonato mundial de fútbol y nuestro anhelo de voltear al salvajismo que se ha instalado en el poder. Por eso aunamos nuestros sentimientos y nuestros esfuerzos bajo una sola consigna: ‘¡Argentina campeón, Videla al Paredón!’”.
Al otro día el diario La Prensa informó en un recuadro que la transmisión de Canal 13 había sido interferida. La revista mexicana Proceso también se hizo eco del accionar Montonero.
Radio Liberación volvió a llevar adelante una operación de interferencia en ocasión de otro partido del seleccionado nacional: esta vez frente a Polonia, el miércoles 14 de Junio, partido jugado en el Estadio de Arroyito de Rosario Central que Argentina ganaría 2 a 0 con dos goles de Mario Kempes. La interrupción se produjo durante el entretiempo. Se realizó en la ciudad de Mar del Plata, interfiriendo las ondas del Canal 10 ubicado en la zona céntrica de la “ciudad feliz”.
Panfleteadas / Volanteadas
Además de las operaciones armadas y las interferencias a las transmisiones de los canales de TV, otros militantes llevaron adelante acciones de difusión que también formaron parte de la resistencia en tiempos de dictadura y fiebre mundialista.
En un contexto de cada vez mayor aislamiento, de “desenganche” con la organización y de avance de la represión, muchos y muchas intentaban sostener su militancia en Montoneros con convicción y compromiso con la causa y con los compañeros y compañeras caídos/detenidos-desaparecidos.
Aún en esas duras condiciones, algunos de ellos buscaron horadar el cerrojo informativo, romper el monocorde relato oficial y sortear el silencio de los medios de comunicación mediante la elaboración y/o distribución de panfletos y volantes.
Cumplían una consigna de esa etapa de militancia clandestina: “cada compañero con un mimeógrafo en su casa”.
Confeccionados con métodos rudimentarios y con la mascota mundialista rediseñada en clave montonera, esos volantes/panfletos eran lanzados en estaciones de trenes, en calles cercanas a los estadios, pegados en baños, arrojados al aire en determinadas zonas y esquinas de la ciudad… “Nos calzábamos los fierros, parábamos los colectivos y volanteábamos”.
La evaluación y valoración de estas acciones (políticas, armadas y propagandísticas) realizadas durante la Copa del Mundo, fueron disímiles. La mirada de buena parte de los militantes en nuestro país, difería de la visión que, desde el exterior, tenía la Conducción Nacional. Para esta última, “el Mundial se había ganado deportiva y políticamente”, la ofensiva militar de la dictadura se había detenido y la correlación de fuerzas era favorable. Se avecinaba el tiempo de la Contraofensiva.
Fuentes consultadas:
- Recordemos que mayoritariamente la iconografía producida para el boicot se centró en la analogía entre la dictadura argentina y el nazismo y el fascismo, ejes discursivos y visuales que formaban parte del imaginario europeo.
- Véase Franco, Marina: El exilio: argentino en Francia durante la dictadura. Bs. As. Siglo XXI. 2008.
- En “Argentina ‘78: Asómese… a la Argentina real”. La publicación venía traducida también al inglés: “Look into… the real Argentina” (1978) para ser repartida entre los visitantes extranjeros.
- Editorial de Mario Firmenich. Evita Montonera. Revista oficial de Montoneros Nº21. Abril-Mayo de 1978. En otro número se afirma: “La Resistencia Popular participará del mundial entonando la Marcha Peronista después que se cante el himno nacional. Participará abucheando a las fuerzas represivas cuando estas se desplieguen en los estadios antes de empezar los partidos. Participará silbando a los funcionarios de la Dictadura cuando se los anuncie o sean visualizados en el palco oficial”. Revista Evita Montonera. 1978. Prácticamente nada de esto pudo concretarse.
-En Estrella Federal. Órgano Oficial del Ejército Montonero Nº4. Abril de 1978.
- Bonasso, Miguel: Recuerdo de la muerte. Bs. As. Planeta. 1984. La misma reflexión aparece en Diario de un clandestino. Bs. As. Planeta. 2000.
- El 5 de Junio de 1978 el semanario mexicano Proceso publicaría un reportaje a Juan Gelman, Norberto Habegger y Armando Croatto, titulado “Con los Montoneros en Buenos Aires. La Junta Militar, en la vereda de la derrota” realizado por Julio Scherer en la peligrosa clandestinidad de aquellos días.
- Véase Directivas al Ejército Montonero para la ofensiva táctica “Mundial ‘78”, en Estrella Federal. Op. cit.
- Véase Larraquy, Marcelo: Los 70. Una historia violenta. Marcados a fuego III (1973-1983). Bs. As. Aguilar. 2013. Los lanzacohetes RPG7 eran unas bazucas de un metro de largo que se armaban y desarmaban con facilidad. Entraban en una valija de tamaño común. El entrenamiento se realizó en el sur del Líbano donde los Montoneros tenían una fábrica propia de exógeno (explosivo plástico). Véase Llonto, Pablo: La vergüenza de todos. El dedo en la llaga del Mundial '78. Bs. As. Ediciones Madres de Plaza de Mayo. 2005.
- Acciones similares se repitieron durante el mes de Junio contra la Casa de Gobierno, contra el Comando en Jefe del Ejército (el edificio Libertador, a unos 200 metros de la Casa Rosada), contra la Escuela Superior de la Policía Federal (en Caballito), contra la Comisaría 43º (en Floresta) y contra el domicilio y el auto del Gral. Reynaldo Bignone entre otros. Véase Estrella Federal Nº5. Septiembre de 1978 y/o entrevista a Horacio Mendizábal en revista Proceso N°88, México. 10 de Julio de 1978.
- El comando mundialista estaba integrado por ocho militantes, la mitad repatriados. El Jefe del Ejército Montonero era Horacio Mendizábal, “Hernán”, y fue él quien dirigió, desde México, la Campaña Ofensiva Táctica “Mundial ’78”. Véase Llonto, Pablo: Op. cit.
- Roberto Perdía en Llonto, Pablo: idem. “La otra parte de la campaña era agitar la consigna ‘Argentina campeón, Videla al paredón’ en los estadios. Los resultados fueron casi nulos”. Roberto Perdía.
- El principio teórico de RL-TV era muy sencillo, consistía en ser más potente que el canal de televisión en cierto espacio (unas diez cuadras de largo por ocho de ancho) durante cierto tiempo, unos doce minutos para asegurar que el final de la proclama se oyera bien y no se perdiera por falta de potencia. (…) Lo que se requería para la interferencia era: “una batería de auto grande o pick up que generaba la potencia y se consumía en menos de quince minutos, un transmisor que interfería la emisión del canal comercial y emitía una señal desprovista de horizontal y vertical, conservando sólo la onda de FM, un grabador, que, con el cassette, proveía el sonido y una antena portátil que proyectaba la señal”. Véase Astiz, Eduardo Marcos: Lo que mata de las balas es la velocidad. Una historia de la contraofensiva montonera en 1979. La Plata. Ediciones de la Campana. 2005; y/o el Manual de Radio Liberación TV.
- La interferencia se produjo desde una habitación del Hotel Argentino de La Plata. La operación, llevada a cabo por un solo militante, implicó además concretar la huida de una ciudad cercada por controles militares: la fuga se realizó por tren, tomando la última formación hacia Buenos Aires que salía veinte minutos después del comienzo de la operación. Véase Larraquy, Marcelo: Fuimos soldados. Historia secreta de la contraofensiva montonera. Bs. As. Aguilar. 2006.
- En revista Proceso. La nota fue titulada “Primer gol Montonero contra la dictadura”. 10.06.1978.
- Proceso y Der Spiegel (de Alemania) fueron las únicas publicaciones seleccionadas por el Consejo Superior Montonero para dar a conocer, desde su punto de vista, la situación que vivía la Argentina en pleno Mundial.
- En revista Proceso, idem. Puede verse el mensaje completo en Baschetti, Roberto: Documentos 1978-1980. Del Mundial a la Contraofensiva. Vol. 1. La Plata. De la campana. 2014.
- En Gotta, Ricardo: Fuimos campeones. La dictadura, el Mundial ’78 y el misterio del 6 a 0 a Perú. Bs. As. Edhasa. 2008. En uno de los números de Evita Montonera de 1978 podía leerse: “Cada hombre y mujer del pueblo, cada hogar al que la voz de Montoneros llegue, ya sea por medio de RL-TV, como a través de un volante, una revista, etc. debe transformarse en un difusor de la heroica resistencia que estamos librando. Comentar lo sucedido en nuestros lugares de trabajo, a familiares y vecinos, para romper de esta manera el silencio cómplice de la prensa amarilla y reaccionaria al servicio de la Dictadura”.
- El Gauchito mundialista (“Mundialito” era su nombre oficial) había sido rediseñado por la compañera “Norita”, reemplazando la camiseta argentina por el poncho y el rebenque por una lanza tacuara. En Bonasso, Miguel: Diario de un clandestino. Buenos Aires. Planeta. 2000.
- “Nosotros ganamos el mundial de fútbol ganando las calles, gritando masivamente toda la alegría y toda la bronca acumulada, en la cara de los policías disfrazados de civiles, con nuestras gloriosas Locas de la Plaza de Mayo movilizadas por la calle Florida, con nuestra consigna Argentina campeón, Videla al paredón transmitida por televisión, con más de veinte operaciones militares contra los reductos más custodiados de la dictadura y sin interferir en el desarrollo del campeonato”. (…) Ganamos el mundial, deportiva y también políticamente. (…) “Los momentos más duros ya han pasado, pero queda mucho esfuerzo por delante para obligar a la dictadura a retirarse. Todavía es necesario el heroísmo de los cuadros capaces de morir para que la patria viva. Ya vemos florecer la contraofensiva popular en el fracaso de la ofensiva criminal de la dictadura”. Véase Estrella Federal. Septiembre de 1978. Las negritas son del original.