“En el pensamiento de Francisco se encuentran las raíces del pensamiento latinoamericanista rioplatense”
Por Santiago Asorey y Boris Katunaric
El autor de “Salvados por Francisco”, Aldo Duzdevich, conversó con AGENCIA PACO URONDO sobre sus libros “La Lealtad: Los Montoneros que se quedaron con Perón” y "Salvados por Francisco". En la segunda parte de la entrevista, Duzdevich profundiza sobre su segundo libro, en el cual rescata el rol de Jorge Bergoglio, en el periodo en que cumplió la función de superior provincial de los jesuitas y ayudó a militantes del campo popular que eran perseguidos por el Terrorismo de Estado a escapar del país durante la última dictadura.
APU: Su libro es el primero que reivindica el rol de Jorge Bergoglio (hoy Francisco) en la ayuda a militantes del campo popular que eran perseguidos por la última dictadura. ¿Por qué cree que la lectura del progresismo sobre el rol de Bergoglio había soslayado estos hechos hasta el momento? Horacio Verbitsky siempre fue duro respecto a él.
Aldo Duzdevich: Verbitsky, Bonasso, Caparrós, el mismo Feinman con ese libro que ha escrito, repiten esta misma versión, de víctimas, héroes y traidores donde el gran traidor es Perón y todos los que siguen a Perón. Si vos no estabas con Montoneros estabas en el bando enemigo. En esta visión simplista cae un personaje como Jorge Bergoglio.
Suelo decir, que si Carlos Mugica hubiese sobrevivido, seguramente estos periodistas hubiesen escrito de Carlos las mismas criticas que escribieron sobre Bergoglio. De hecho, antes de su asesinato, Bonasso en Noticias y la revista Militancia escribieron criticas muy duras a Mugica.
Bergoglio ¿qué posición política tuvo en el 73/74? .Tuvo una posición cercana al peronismo, "era de Guardia de Hierro", se dice. Además se le carga un contenido a Guardia de hierro como los grandes malos de la historia, que finalmente Verbitsky en su último libro se autodesmiente. En “Vida de Perro” dice: “eran jovenes peronistas igual que la JP y había tantos judíos en Guardia como en Montoneros, por lo tanto tampoco era un grupo antisemita”.
Bergoglio no era un militante, ni un cura comprometido políticamente, pero tenía amigos en el peronismo y una posición más cercana a respetar la institucionalidad y la conducción de Perón y de rechazar la violencia guerrillera. Entonces si rechazás la guerrilla, quiere decir que “no estás con nosotros” y que estás del bando del enemigo. Así es muy fácil destruir otra versión de la historia. Esto es lo que hizo Verbitsky con Bergoglio.
APU: ¿Existen en la biografía de Francisco marcas de las relaciones entre la Doctrina Social de la Iglesia y la Justicia Social del peronismo? En esta misma línea de paralelismos, ¿el poliedro de Francisco es útil para pensar una cosmovisión movimientista en el peronismo?
AD: La concepción del poliedro de Francisco esta referida a su vision del mundo, a los diferentes pueblos y las diferentes culturas, y que hay que respetar lo heterogéneo y no la uniformidad de la globalización. Este concepto lo contrapone contra la uniformidad del Mc Donalds. Pero también podría aplicarse a la concepción movimientista del peronismo; como un movimiento amplio, donde hay diferentes sectores que vienen con distintas historias y pensamientos, y que la forma correcta de transitar la historia es esta, el respetar las opiniones del otro, el buscar aquellos puntos que nos son comunes.
Ahora, quienes hemos leído a Perón y escuchado a Francisco, inevitablemente nos vamos a encontrar frases o pensamientos, algunos casi textuales y en otros muy parecidos, entre ambos. Uno puede discutir o analizar quién lo dijo primero, porque Perón al tomar la Doctrina Social de la Iglesia y nutrirse de esos elementos, planteaba determinados principios, que luego Francisco va a repetir, porque ambos abrevan en la misma fuente.
Trato de no mezclar mucho mucho al Papa Francisco con el peronismo, más que nada por no meterlo en el barro de la pelea. Ya lo han castigado demasiado desde los sectores gorilas y cada vez que nosotros decimos “el Papa es peronista” lo que hacemos es arrimar leña al fuego para que el odio del gorilismo se alimente. Yo suelo replicar una anécdota que cuenta Jorge Bergoglio en el libro “El Jesuita” anterior a que él sea Papa.
Bergoglio cuenta que Perón, para elaborar la Doctrina Peronista, tomó mucho de la Doctrina Social de la Iglesia. Una de las personas que le daba elementos intelectuales sobre esto, era el obispo de Resistencia, Monseñor De Carlo. La contra lo empieza a acusar a De Carlo, de ser un obispo peronista, entonces Perón va a Resistencia a dar un discurso y dice: “vengo para aclarar un equívoco; aquí se dice que Monseñor De Carlo es peronista y eso no es cierto. Lo cierto es que Perón es De Carlista….”. Y yo digo: si Perón viviera, nos estaría diciendo: “se dice que Francisco es peronista pero no es cierto, nosotros somos francisquistas….” De esta manera me parece que cierra mejor la relación entre el pensamiento de Francisco y el del peronismo.
APU: En el recorrido que realiza de la concepción social de la iglesia rescata una vertiente de la Teología de la Liberación denominada Teología del Pueblo. ¿Qué aportes trajo la Teología del Pueblo a la discusión para una teología popular?
AD: Un día lo escuché en una conferencia a Horacio González decir que este Papa no era un intelectual. Creo que probablemente sea cierto porque a este Papa se le entiende todo lo que habla y a los intelectuales como Horacio cuesta a veces entender qué es lo que dicen. Pero es cierto que siempre ha tenido y tiene un perfil de hombre de acción, de ejecución, de líder, de conductor. Y aunque posee una enorme cultura no da el perfil de un intelectual encerrado en los libros. Me quiero referir a cuál era el papel de él en los 70 y su vínculo con el grupo de gente que desarrolló en Argentina esta teoria de la teología popular, o teología del pueblo, a la que algunos llamaron despectivamente “la teología argentina”.
Pensemos que cuando asume como Provincial de los Jesuitas tenía 36 años. Desde hacía unos años se venían realizando en el Colegio Máximo jornadas académicas interdisciplinarias de teología y filosofía. Allí arranca su vínculo con lo que se conoce como el grupo de los rioplatenses; un grupo de pensadores argentinos y uruguayos que buscaban una identidad cultural y religiosa latinoamericana, entre ellos Amelia Podetti, Alberto Methol Ferré y Guzmán Carriquiry que todavía está en Roma y es uno de los asesores cercanos a Francisco.
El Colegio Máximo en San Miguel era un espacio de reflexión, de debate sobre estas nuevas corrientes de pensamiento. Y Bergoglio, si bien no era un partícipe activo de estas jornadas, porque debía ocuparse de la administración de la provincia jesuítica, recibía y estaba empapado de todos estos debates. El principal impulsor de la Teología para la Liberación fue el peruano Gustavo Gutiérrez, vive todavía, y el impulsor fundamental de la teología del pueblo fue Lucio Gera, ya fallecido. Ambas nacen del Concilio Vaticano Segundo y Medellín, pero ¿cuál es la diferencia entre ambas? . La diferencia es que la Teología de la liberación hace foco en la lucha de clases y la Teología del Pueblo parte de la noción pueblo y anti pueblo y recoge la historia y particularidades de los movimientos populares de América Latina.
Entre los filósofos y teólogos que participaron en esos debates estaban Lucio Gera, Rafael Tello, Juan Carlos Scannone, Enrique Dussel e incluso el mismo Rodolfo Kusch. Este es el núcleo que va a dar origen a lo que se conoce como Teología del Pueblo. Es decir, Lucio Gera lo que hace es reconocer al peronismo como parte esencial de la cultura argentina y a partir de allí construir este concepto de Teología del Pueblo.
Hay texto en la revista del CIAS (el centro de investigacion jesuita) de 1974, que escribe el padre Ernesto López Rosas, donde hace una crítica desde el peronismo a la Teología de la Liberación. Dice: “llama la atención que en toda la obra de Gutiérrez no hay un sólo dato de historia de América. Pareciera que nuestra historia comienza con la toma del cuartel de Moncada pero no se dice nada de Bolívar, Artigas, San Martin, Rosas, Solano López ni se hace mención a ningún caudillo popular, presente o pasado, fuera de Fidel Castro. En el caso de los intelectuales cristianos no tienen en cuenta que la revolución no comenzó ni en Medellín ni con Fidel Castro”.
Cuando uno lee el pensamiento actual de Francisco lo que encuentra son las raíces de este pensamiento latinoamericanista de los rioplatenses.
APU: ¿Qué conclusiones obtuvo a través de su investigación respecto a las distintas líneas dentro de la Iglesia durante la última dictadura?
AD: Desde hace unos años se ha acuñado una frase que yo creo que no es exacta, se habla de dictadura cívico militar eclesiástica. Esto en cuestionamiento al papel de la Iglesia durante la dictadura.
Lo primero que planteo para el análisis es cuál es el concepto con el que uno toma la Iglesia. Si uno lo toma con el concepto doctrinario de Iglesia, que es una comunidad de fieles con sus pastores y su organización jerárquica, o solamente como la estructura jerárquica de la iglesia.
Si vemos lo que se refiere a la Iglesia como comunidad, tanto pastores como laicos, bueno probablemente haya sido uno de los sectores más castigados, una enorme cantidad de jóvenes laicos que venían de la militancia católica y se incorporaron a las organizaciones armadas, básicamente a Montoneros, hoy están desaparecidos y así con una gran cantidad de sacerdotes, otros tantos secuestrados o detenidos y luego liberados, entre los que sufrieron la represion durante la dictadura.
Con respecto a la jerarquía hay que tener presente que la conducción de la iglesia en Argentina la conforma la Conferencia Episcopal Permanente, compuesta por los obispos de cada una de las regiones que en ese momento eran aproximadamente 77. Hay un trabajo de investigación de Martín Obregón que divide esa Conferencia Episcopal en tres sectores: los tradicionalistas, los conservadores y los renovadores. Los tradicionalistas eran el sector pro militar y los renovadores eran quienes sostenían ideas progresistas. Los conservadores estaban más bien focalizados en tratar de mantener la unidad de la iglesia, de que no se rompa todo.
APU: ¿Cómo transitaba esa discusión interna la Iglesia?
AD: Cuando uno lee los diarios, las declaraciones que aparecen son las de los obispos reaccionarios, como Tórtolo, Bonamín, Plaza. La prensa (por mecanismo de auto-censura) recogía, las declaraciones de quienes no cuestionaban o estaban abiertamente a favor del proceso y omitían las declaraciones de los obispos progresistas que tenían su peso, pero que no tenían voz pública, esto suele suceder en cualquier época y en cualquier espacio social o político.
Jorge Bergoglio ha dicho: “para estudiar el rol de la iglesia en esa época, hay que leer los documentos en su totalidad”. Sucede que nosotros conocemos, por algunos que se han ocupado de esto, como Horacio Verbitsky, aquellos párrafos donde de algún modo se da aval a la dictadura.
Pero resulta que los documentos tenían una particularidad. Los que tenemos muchos años de política y hemos participado en asambleas y congresos partidarios, sabemos que para redactar el documento político se arma una mesa con representantes de cada sector. Y, cada sector, pelea por poner su pensamiento, y así suelen quedar mezcolanzas, que reflejan las opiniones de distintos grupos a veces contradictorios entre si. Yo tomo por ejemplo, una carta que envían a la junta militar en marzo de 1977. Empieza con una actitud condescendiente, “vuestras excelencias con quienes la presidencia del episcopado ha tenido la oportunidad de hablar, conocen y han valorado nuestra actitud…” Pero después de ese discurso, empiezan a decir cosas fuertes, hablan de “no pocos ciudadanos a quienes el reclamo de sus parientes y amigos presenta como secuestrados o desaparecidos por la acción de grupos de personas que dicen ser de las fuerzas armadas o policiales y obran en su nombre” (...)“de otros detenidos sin proceso que han sido sometidos a apremios ilegales”(...)“que ha habido abusos contra la propiedad en las operaciones de represión que nada tiene que ver con la averiguación policial” o sea, acá les están diciendo que no sólo están secuestrando y torturando y desapareciendo gente sino que además son ladrones. Allí esta la pluma de los De Nevares, Devoto, Hesayne. Y luego sigue la pluma de los obsecuentes: “comprendemos que quienes son responsables del bienestar del país, hayan precisado a tomar medidas extraordinarias” atenuando lo que se dijo antes. Pero bueno, esta es la expresión de los documentos del episcopado durante la dictadura. No hay unanimidad de apoyo al proceso sino que hay claramente denuncia de desapariciones, robo, tortura, etc. Había una situación de difícil equilibrio entre los distintos sectores.
APU: ¿Qué lectura hacia Montoneros del rol de la Iglesia?
AD: Hay un dato interesante, poco conocido, y es cómo veía la conducción de Montoneros a la Iglesia en ese momento. Porque cuando ahora se dice “golpe cívico militar eclesiástico”, lo que voy a mostrar a continuación es que no todos pensaban lo mismo.
Justamente la única organización que sobrevivía (en el exterior) en octubre de 1977, publicaba en su revista oficial “Evita Montonera” (Nº 19), una nota muy elogiosa sobre la Iglesia. En un recuadro titulado: “Argentina no se rinde: los cristianos”. La nota dice: “como cierre de una serie de actos de la Acción Católica se hizo una misa concelebrada en el estadio de San Lorenzo. Estuvieron presentes Monseñor Aramburu, Monseñor Primatesta y el Nuncio Pío Laghi en las tribunas había más de 40.000 personas. A la salida la multitud se encolumnó por Av. La Plata en una verdadera manifestación de protesta contra el régimen militar, los jóvenes cantaban ‘si esta no es la iglesia la iglesia dónde está’ y ‘el que no salta es de la acción’ y muchas consignas más”. Luego destaca la valiente actitud de la iglesia: “A esta iglesia quisieron silenciarla mediante el secuestro de laicos y sacerdotes y hasta el de un obispo, Angelelli. Esta iglesia acude a un acto convocado con el lema ‘la familia reza por la paz en la Argentina’ y muestra cuál es la manera para lograr la paz, la resistencia, la lucha por la justicia”.
Eso decía la conducción de Montoneros sobre la Iglesia, poniéndola, casi encabezando la lucha de resistencia contra la dictadura. Y la verdad es que la consigna: “la familia reza por la paz en la Argentina” no da para pensar en un acto revolucionario. Aunque es cierto, que este tipo de actos, las procesiones a Lujan y otros eventos de la Iglesia que convocaban mucha juventud, casi naturalmente escondían símbolos de protesta y/o resistencia contra el régimen.
Estas son las partes de la historia que no se cuentan, que no conocemos y que los mismos que han escrito esto en 1977 hoy afirman otra cosa. Yo no comparto que en ese momento la Iglesia estuviera haciendo un acto de protesta y de resistencia. Por supuesto había jóvenes y gente militante. Además la Iglesia era un espacio que ofrecía uno de los pocos de convocatoria permitidos.
El cura Jorge Galli (en Pergamino) , el 17 de octubre de 1976 convoca, a una celebración de San Ignacio de Antioquía, dice “vamos a rezarle a San Ignacio” y reparte las florcitas de nomeolvides, y obvio, es un acto peronista disfrazado de celebracion religiosa.
Acá en Neuquén íbamos a las misas de Perón y de Evita y Monseñor De Nevares se enojaba porque jamás nos veía en otra misa y aparecíamos todos los peronistas dos veces por año porque era el único acto político permitido con cierta cobertura durante la dictadura.
APU: Los dos casos en los cuales se arrojan críticas respecto al accionar de Francisco son los de Jalics y Yorio. ¿Qué lectura realiza de esos casos?
AD: Para explicar el secuestro y posterior liberación de Yorio y Jalics en el libro tengo que dar una explicación bastante extensa y meterme cómo fue en la represión para poder explicar por qué caen estos dos jesuitas.
La represión clandestina estuvo dirigida principalmente a los miembros de las organizaciones armadas, tanto ERP, Montoneros y otras orgas menores. Yo escribí una nota bastante extensa en otro medio sobre la identidad política de los desparecidos. Es cierto que hubo desaparecidos que no tenían ningún relación con las organizaciones armadas. Pero el 90% tiene algún vínculo o cercanía con alguna de las orgas, y su secuestro está relacionado con el interés de los represores, de llegar al núcleo de las organizaciones. El metodo que usó la dictadura para la represión fue el utilizado por los franceses en la guerra de Argelia que consistía en: captura, tortura, información, nueva captura. Y todo esto en absoluta clandestinidad. Se torturaba al militante para que diga quién era su responsable, e inmediatamente se secuestraba a su responsable, y así se iba encadenando hasta llegar a las cúpulas de las organizaciónes.
En el caso de Montoneros hay que pensarlo como una cebolla que en el centro está la cúpula de la conducción nacional y luego hay diferentes capas, que son las columnas, los combatientes, los
milicianos, hasta llegar a la parte externa, que eran las organizaciones de superficie, la UES, la JUP, la JP, la JTP. Esos militantes no eran clandestinos, hacían trabajo político, estaban expuestos a la represión . Entonces el procedimiento era capturar un militante de superficie, torturarlo para que diga el nombre de su responsable, a las pocas horas secuestrar ese responsable, torturarlo y hacerle cantar el nombre del que tenía más arriba y así iban escalonando en la destrucción de las organizaciones. Los cuadros de superficie, estaban mas expuestos, a los los milicos les resultaba fácil encontrarlos porque no eran clandestinos. El guerrillero, el clandestino tenía otra documentación, otros nombres, nadie sabía dónde vivía, pero había un gran cantidad de gente que tenía vínculos con las orgas y hacían el trabajo de superficie, y lamentablemente son la gran mayoría de los secuestrados.
Entre estas organizaciones de superficie hay una que es muy poco conocida que se llamó “Cristianos para la Liberacion”. La crea el oficial montonero Norberto Habegger a mediados de 1975, con la finalidad de realizar un trabajo político con los sectores cristianos. Porque después de la pelea con Mugica y los sacerdotes del Tercer Mundo, Montoneros había perdido presencia entre la militancia catolica.
APU ¿Yorio y Jalics fueron secuestrados por su vinculación con Cristianos para la Liberación?
En su libro “La Mano Izquierda de Dios”, Horacio Verbitsky dice que “para lo único que sirvió crear Cristianos para la Liberacion, fue para que los detecte la inteligencia militar, y en los primeros meses del 76 los desaparezcan a todos”. Los jesuitas Yorio y Jalics estaban vinculados a Cristianos para la Liberacion. Esto no quiere decir que fuesen integrantes de la Montoneros; había militantes mas comprometidos y otros que solo hacían un trabajo social y de catequesis. Pero los milicos sabían que este grupo tenía vínculos con montoneros.
Yorio y Jalics trabajaban en la parroquia Santa María Madre del Pueblo y allí había un grupo que se llamaba Proyecto Belén. Era un grupo de catequistas que pertenecían a Cristianos para la Liberación y algunos si eran cuadros de Montoneros. El 14 de mayo son secuestrados siete jóvenes de este grupo y llevados a la ESMA y diez días después son secuestrados Yorio y Jalics. Según declaran los dos jesuitas, los interrogan sobre las actividades de Mónica Quinteiro y del padre Jorge Adur. Es posible que por la edad y experiencia la ex monja, Mónica Quinteiro, fuese la responsable del grupo en Montoneros. El padre Jorge Adur pertenecía a Montoneros en la columna norte y era el responsable del frente Cristianos para la Liberación. Adur logra escapar, pero sí secuestran a dos seminaristas que vivían con él, en Villa Manuelita de San Miguel, Carlos Di Prieto y Raúl Rodríguez que no tenían nada que ver con Cristianos para la Liberación.
Entre abril y septiembre de 1976 caen alrededor de cuarenta miembros de Cristianos para la Liberación. De esos cuarenta los únicos dos que sobreviven son Yorio y Jalics. Entonces los hechos también hablan. Ellos sobreviven por la acción de busqueda que despliega el provincial de los jesuitas Jorge Bergoglio; quien se entrevista dos veces con Massera, la segunda vez en malos términos, exigiéndole que libere a los jesuitas, y dos veces con Videla, la primera Videla le dice que toma nota, la segunda vez hace enfermar a un cura que daba misa en Campo de mayo para darla él y pedirle que liberen a los dos sacerdotes. Finalmente después de cinco meses detenidos en una quinta de Moreno (antes estuvieron varios días en ESMA) ambos son liberados. Jorge Adur, con la protección de Pio Laghi puede escapar y viaja a París. Allí vuelve a vincularse con Montoneros, lo nombran “capellán del Ejercito Montonero” y lo mandan en misión a la Argentina, pero al cruzar la frontera es secuestrado y asesinado.
La conclusión es que Jorge Bergoglio no tuvo nada que ver con la detención de Yorio y Jalics, lo que sí hizo fue mover cielo y tierra para liberarlos. Su acción les salvó la vida. Algunos dicen que no fue sólo por lo que hizo Bergoglio, sino que también hubo otra gente que reclamo su libertad. Bueno, por qué razón fueron liberados ambos sacerdotes, los únicos que lo podrían decir hoy son el tigre Acosta o Astiz y su palabra no tiene ninguna credibilidad respecto del por qué mataron a tantos y solo algunos dejaron libertad.