Luciano Chiconi: "Alberto debe tener en claro para qué lo votó la gente"
Por Enrique de la Calle | Foto: Revista Bunker
APU: En varias entrevistas me hablaste sobre la existencia de una grieta en la base histórica del peronismo. Según ese análisis, no se daba la unidad por arriba, de la dirigencia, porque no había unidad abajo, a partir de un quiebre entre las demandas de los sectores populares (electorado kirchnerista) y de la clase media – baja (el llamado “massismo social”). ¿Qué pasó el domingo? ¿Se reconstruyó esa base?
Luciano Chiconi: Hay varias cosas para analizar. En primer lugar, hay que ver el proceso que se dio desde 2015 para acá. ¿En aquel año qué votó esa clase media volátil? Básicamente, fue un voto antikirchnerista. Mauricio Macri ganó por su nitidez como opositor, sin tener una oferta programática. En estos años, sobre todo desde 2017, cambió ese eje. Ahora esa clase media vota contra Macri. Una coincidencia de Cristina, Alberto y Massa es: “No puede haber otros cuatro años de Macri”. Para qué se lo había votado a Macri: para sacar al kirchnerismo y resolver el problema de la inflación. La gente estaba dispuesta a hacer un ajuste razonable, siempre que eso se resolviera. El gobierno no solo no lo resolvió, sino que empeoró la inflación. A eso le sumás la dolarización de las tarifas (que es injustificable y golpeó mucho a la clase media) y todo el mal manejo de la cuestión cambiaria, desde abril de 2018, y te da ese escenario actual, donde prima el antimacrismo como principal demanda de ese electorado.
APU: ¿Cómo juega la decisión de Cristina de correrse y elegir a Alberto?
LC: La decisión de Cristina fue muy importante, sin dudas. A Macri lo abandonó el partido del balotaje, esa fórmula que había encontrado para ganar en 2015, cuando hizo una elección de tres instancias. Ahora no pudo hacer eso. Hay un dato político que me parece clave. Schiaretti gana en Córdoba por el 57% de los votos y dos días después, aparece Cristina y dice que Alberto es su candidato. Qué leyó CFK: que Schiaretti podía sumar gobernadores y armar una oferta competitiva que bloqueé su propuesta electoral. Por eso, hizo esa movida que fue muy efectiva políticamente. Ya es contra fáctico, pero me parece que era tan grande el descontento contra Macri que capaz la propia Cristina terminaba ganando. Ahora, sin su decisión, lo que si es seguro es que no se podía armar la coalición que se terminó construyendo.
APU: Vuelvo a la “grieta” en la base social del peronismo. ¿Que hoy haya un acuerdo general antimacrista, no significa que no se mantenga esa distancia entre las demandas de la clase media – baja y las de los sectores populares, no?
LC: Los que pedíamos que el peronismo vaya a una renovación de fondo, que incluyera una actualización doctrinaria, nos referíamos a eso. Más allá del triunfo, el peronismo se va a encontrar con un conjunto de demandas a las cuales va a tener que dar respuesta. En la campaña no fue necesario hablar de eso, porque el electorado pidió otra cosa (sacar a Macri). Pero gobernar es otra cosa, y Alberto debería tener en claro para qué se lo votó.
APU: ¿Para qué lo votaron a Alberto?
LC: Una cosa es el discurso de campaña y otra cosa es lo que la gente está votando. Ese antimacrista se nutre de muchas cosas. El 48% de Alberto constituye una mayoría muy importante para gobernar. Es lo que te pide el Pacto de Olivos. Eso está. Pero Alberto tiene que leer bien para qué lo votaron. Una parte de esa clase media baja lo apoyó en buena medida por lo mismo que apoyó a Macri: para que baje la inflación. Y también para empezar a lidiar con temas, que están en la sociedad y que el macrismo puso en agenda aunque no resolvió. Uno de ellos es la reconversión laboral, que es un tema que está en todo el mundo, además. El peronismo tiene que tener su propuesta. No se trata de pensar en una reforma laboral como la de Macri, que al que se queda afuera le propone el “emprendedurismo” o "arreglate como puedas". El Estado tiene que pensar cómo esos cambios que se vienen, irremediablemente, se dan de modo favorable a los trabajadores. Los sindicatos pueden tener un rol clave ahí. Ahora, en el gobierno, Alberto va a tener que hacerse cargo de esos temas. La campaña no se lo pidió, pero la política te lo va a imponer. Alberto dio algunos gestos en ese sentido; por ejemplo, dijo que esto no va a ser una restauración del kirchnerismo. Veremos cómo se construye ese albertismo.
La construcción del albertismo
APU: Al elegir a un dirigente muy crítico de su último gobierno, Cristina parece reconocer a su modo que hay cosas que se hicieron mal en ese mandato. Uno podría decir que ahí hay un principio de consenso entre las diferentes partes de esa coalición peronista triunfante.
LC: Sin dudas. Cristina no lo puede decir pero los gestos irían en ese sentido. Entonces: si esos cuatro años fueron malos, ¿cómo serían 4 años buenos? Hay que hacer otra cosa, se supone. Otro tema que aparece: la cuestión previsional. Ahí tenés una parte importante del gasto público. Se habla de volver al superávit fiscal como horizonte. ¿Cómo se hace? ¿Bajando jubilaciones? Está claro que no. ¿Entonces? La clase media va a estar mirando eso. Mi pyme está parada, cómo van a hacer estos tipos para que funcione. Por eso creo que debe aparecer un peronismo del sector privado.
APU: ¿Cómo sería eso?
LC: Un peronismo que haga una propuesta clara al sector privado. El nestorismo la tuvo hasta 2011, cuando Cristina rompió muchos puentes con los empresarios. Luego, hubo una propuesta desde el Estado que dio hasta donde pudo dar. Hay que barajar y dar de nuevo. Hay que hacer una propuesta policlasista: hay que sentarse con algunos sectores de la economía y definir qué se va a hacer, cómo. Hay que lograr que la economía arranque después de 8 años.
APU: Hay un reclamo extendido en torno a “prender la economía”. Pero pareciera que también hay un consenso en torno a que eso no se puede hacer sólo alentando el consumo, como propuso el kirchnrismo entre 2011 – 2015, porque eso trae aparejado inflación alta.
LC: Coincido. Por eso termina siendo candidato un hombre como Roberto Lavagna, que parece encarnar esa síntesis. Un peronismo que le haga una propuesta al sector privado que no incluya sólo fogonear el consumo, que como vimos, termina en inflación y restricción interna. Y eso terminó en el macrismo, además. ¿Por dónde arrancamos? De todo eso no se habló porque la campaña no lo pidió. Pero en el Gobierno te vas a tener que hacer cargo. Creo que Alberto debería dar algunas señales económicas, en medio de la actual crisis.
APU: ¿Ese peronismo de sector privado debería definir cuál es el modelo económico del país?
LC: Debería proponer un modelo macroeconómico, que defina las reglas y los roles de cada actor. Del sector privado y de la política. Ni Cristina en el último Gobierno ni el macrismo lo hicieron. Cambiemos se dedicó a dejar que el mercado se ocupara. Se necesita de un acuerdo que incluya a las diferentes corporaciones (económica, sindical). Tiene que haber un acuerdo macro. Ya no se puede fogonear el consumo como se hizo, porque no están los recursos. Hay que generar dólares productivos y eso se hace con un nuevo proyecto macroeconómico. Me parece que hace mucho que el peronismo no tiene una propuesta para la economía privada. No tenés mucho tiempo para hacerlo. Si Alberto no toma medidas en el corto plazo, que puedan dar certidumbre económica, puede tener problemas. En esa propuesta los sindicatos tienen que tener un rol muy importante, para ver qué hacemos con esos laburantes que están desempleados o que van a tener que reconfigurarse por cambios globales que nos exceden y que van a llegar. De eso tiene que ocuparse el peronismo.
Renovación peronista
APU: Alguna vez dijiste que el que ganara en 2019 iba a tener un mandato de 2021. ¿Eso cambió?
LC: No, y menos ahora con esta nueva inestabilidad cambiaria. Alberto no va a tener la posibilidad de ensayo y error, como Macri. Por eso, un tipo muy importante puede ser Lavagna. Necesitás funcionarios con mucha calidad técnica y volumen político. Si hay un espíritu de tener equilibro fiscal, hay que establecer rápidamente algunas decisiones. ¿Con qué herramientas? No podés tomar deuda, porque Macri ya se endeudó mucho y ahora vas a tener que resolver también ese problema. Gane quien gane, vamos a un gobierno de dos años. Y si no se resuelven algunos problemas vamos a tener una crisis política seria en 2021.
APU: ¿Cuál es el rol que le ves al massismo en la coalición peronista?
LC: En principio, aportó votos. Hay que ver cuántos, pero aportó un porcentaje en torno al 8%. En el Gobierno, habrá que ver qué rol le da Alberto. Massa es un buen funcionario, tiene mucha capacidad de gestión. Todavía no existe el albertismo, hay que esperar que se construya eso para ver qué pasa con el resto de las cosas.
APU: ¿Puede incorporar esa agenda de la clase media – baja?
LC: No lo sabemos, porque como dijimos esos temas no estuvieron en la campaña, porque no fue necesario. No estuvieron las banderas del Frente Renovador, porque se hizo foco en el antimacrismo. Ahora hay que ver qué hace Alberto, que será el presidente, con esos temas más programáticos.
APU: Decías que Alberto tiene que construir su propio liderazgo político y que también necesita sumar nombres de peso específico a su Gabinete. ¿No hay una contradicción ahí o por lo menos un dilema complejo de resolver? Pienso en cómo construir “albertismo” con ministros fuertes, como pueden ser un Massa o un Lavagna, que tienen peso político propio.
LC: Ahora, Alberto tiene que pasar de una coalición electoral triunfante a una coalición de Gobierno exitosa. Para eso, él tiene que construir poder político propio. ¿Cómo se hace? Es el gran dilema que tiene que resolver. Toda la política va a estar mirando a Alberto, a ver qué hace. El desafío es muy grande. Vamos a ver los primeros pasos que dé. Él va a dar un mensaje cuando defina a sus ministros. Tiene claro que parte de su electorado no está esperando la épica del peronismo o que canten la marcha en Casa Rosada, está esperando a un peronismo que resuelva problemas.
APU: Por último, quisiera preguntarte por la renovación del peronismo, que por arriba no se ve tanto (Alberto, Cristina, Lavagna son figuras con mucho trayectoria), pero sí está presente en los territorios. En muchos municipios pueden ganar dirigentes peronistas nuevos (Mayra Mendoza, Juan Debandi, Fernanda Raverta, Florencia Saintout, Mariel Fernández, por citar algunos casos), de otra generación. ¿Cómo ves eso?
LC: Hay una renovación generacional que tiene que ver con el tiempo. Siempre aparecen nuevas camadas que interpretan mejor la coyuntura. No sólo política, sino del electorado que hay. Las camadas más nuevas del kirchnerismo, tal vez dirigentes que empezaron a militar en esos años, interpretan muy bien las nuevas demandas. Hay una agenda (hablamos de muchos temas y podemos sumar feminismo o aborto) que está presente y esos nuevos dirigentes pudieron interpretarla. Para mi, al peronismo le falta una renovación más conceptual, más intelectual. Tal vez no se hace, porque el electorado no se lo demanda. Yo lo emparento con una época, como la de la renovación peronista de los años 80, pero esa época ya no está más. Falta la construcción de otro tipo de cuadro político. Creo que el peronismo se estatalizó mucho, esperamos que todo el tiempo sea el Estado el que resuelva la política. Veo muchas ganas de militar y participar, pero no está el cuadro político que vea lo que pasa en el barrio donde milita y piense qué política es necesaria. El peronismo está obligado a eso, porque sigue siendo la fuerza que encarna la justicia social. Está obligado, te diría, a esa renovación intelectual.